Artículo de carta de San Luis comunicando el fusilamiento de José Miguel Carrera (12 de Septiembre de 1821)

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Artículo de carta de San Luis del 12 de Septiembre de 1821 comunicando el fusilamiento del general don José Miguel Carrera.

Mi mejor amigo: supongo a Ud. instruido de la derrota y prisión de Carrera, que sucedió el primero de Septiembre. Acaso ignora que el 4 del mismo fué fusilado en la plaza, donde hizo ostentación de su libertinaje y valor. Salió desafiando a la muerte, después de una confesión de ceremonias que no duró cinco minutos, según lo refieren personas fidedignas. La noche antes se ocupó toda ella en escribir a su mujer. Es lástima, amigo mío, que estos hombres de una alma verdaderamente grande empleen tan mal sus talentos y la magnanimidad de su corazón, Aunque su muerte es una felicidad, y su vida una calamidad para la patria, no he podido dejarla de sentir, porque mi razón y corazón tienen que luchar conmigo mismo, cuando recuerdo las aptitudes de este grande hombre a quien traté algo de cerca. Su personaje físico era el más interesante, sus ojos exprimían todas las pasiones de su alma; sus modales eran los más arreglados y finos; su lenguaje ganaba todos los espíritus y corazones. El error y la mentira tenían en su boca todo el aspecto de la verdad y sinceridad. No había en él la menor pedantería; sus conversaciones las más criminales tenían toda la decencia de la virtud; sus vicios ya no parecían feos desde que él comenzaba a hacer su apología. En una palabra, amigo mío, Carrera ha sido un hombre tan grande por sus talentos, cual lo había menester las necesidades de a patria. Ella no producirá en mucho tiempo un genio tan capaz .como el suyo de hacer la felicidad o la desdicha pública. Creo firmemente que la Providencia se ha apiadado de nosotros cuando le hizo perecer.—El amigo Pizarro satisfará a Ud., de mi conducta con respecto a este hombre. Tengo a gloria de no haber contemporizado con sus pasiones, y de haber ganado su corazón con la firmeza de mi carácter. Perdone Ud., amigo, este panegírico de mi mismo; si yo no 19 hago se quedaría este Acaban de llegar de Mendoza dos testigos oculares de la fusilación de Carrera; cuentan algunas particularidades de su muerte. Salió al patíbulo con la mayor desfachatez, mirando a todas partes. El sacerdote le encargó una religiosa y humilde modestia, le dijo: que se ocupase en Dios, y se distrajese en el espectáculo que lo rodeaba». Respondió (que lo llevaba en el corazón, que todo lo demás era superfluo. Vituperó que las mujeres saliesen a presenciar su muerte, diciendo estas palabras: ¡qué vil es este pueblo, ya se ve! educado por Luzuriaga: ¿En qué parte se ve que salgan las mujeres a presenciar este espectáculo? Habiéndole un muchacho sacado la lengua, se sonrió con la mayor alegría y serenidad. Le dijeron que iban a empeñarse por su vida y respondió, que no aceptaba el beneficio, que más bien quería morir que vivir con ignominia y abatimiento.—El ignorante sacerdote que lo acompañaba lo exhortó a que muriese por la religión, y él respondió, que moría por la Patria. Instó en decirle que muriese por los derechos de la religión; respondió en alta voz que moría por los derechos de su Patria. En una palabra, él ha muerto como un héroe de la filosofía y el valor, y como una víctima de la irreligión e impenitencia.