Carta abierta del Jefe de Falange Socialista Boliviana al Señor Presidente de la Junta de Gobierno, 21 de septiembre de 1946

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Al señor
Presidente de la Junta de Gobierno
Presente.

Señor Presidente:

La prensa nacional se refiere en sus últimas publicaciones a la existencia de un proyecto de Decreto, por el cual se declararía al margen de la Ley a toda organización totalitaria, con mención expresa de que Falange Socialista Boliviana se encontraría comprendida en dicha extrema determinación.

Como dichas publicaciones anuncian las fuentes oficiales de su origen, debemos admitir que existe en estudio de la Excelentísima Junta de Gobierno, aquel atentatorio proyecto y aunque nos asiste la seguridad de que no ha de merecer su aprobación, no podemos dejar silenciada nuestra voz de protesta y condenación por la maniobra encubierta que representa y cuyas consecuencias funestas habrán de perjudicar más el prestigio del actual Gobierno, que a la vitalidad invencible de nuestro partido político.

Considerando el caso hipotético de que Ud. un hombre de derecho y de justicia, se hiciese cómplice con su firma del atentado sin precedentes jurídicos ni políticos, de prohibir la existencia de un partido cuyo fervor boliviano ha penetrado en las masas populares y en lo más selecto de las clases universitaria y profesional, cumplimos el deber de presentar ante su autoridad los antecedentes que motivan el presente memorial y la denuncia expresa que el contiene, para que puedan servir a su criterio de gobernante y tambièn para dirigirnos, por su intermedio, al pueblo todo de Bolivia, uno de cuyos sectores más poderosos representamos. En efecto, nuestra denuncia y nuestra protesta se interpone ante la autoridad que inviste el señor Presidente de la Junta, pero apela también al Tribunal de la suprema instancia que es el pueblo, que así como hasta hoy dio para nuestras filas miles de sus hijos, mañana rspaldará íntegramente nuestra acción, convencido de que representamos el más eficaz camino de la lucha anticomunista, como lo viene a demostrar el proyecto de ley que comentamos, nacido y prohijado en los burós políticos de los partidos internacionales.

NUESTRA DENUNCIA

Denunciamos ante la Junta de Gobierno que el PIR -Partido Comunista, organizado bajo diversas denominaciones desde el año 1928- es el autor del mencionado proyecto de ley, como la medida más artera para destruir la poderosa reacción anticomunista que el país contempla.

Trata de esta manera de privar a la conciencia anticomunista de Bolivia del brazo más poderoso y decidido con que cuenta, y para ello, ha buscado el apadrinamiento de este proyecto en el Ministerio de Gobierno, fundado probablemente, en las poderosas "simpatías" con que cuenta en esta Secretaría, según se ha denunciado repetidas veces.

El proyecto de declarar fuera de la ley ha sido consigna internacional impartida en el Congreso Comunista Chileno, al que asistieron los jefes del PIR, Arze y Anaya, según tenemos comprobado documentalmente.

Fué "El Siglo", órgano oficial del Partido Comunista Chileno, el que lanzó en julio de 1945 la consigna: "Falange Socialista Boliviana debe ser declarada al margen de la ley".

¿Qué interés tienen los comunistas chilenos para que se destruya esta organización del auténtico nacionalismo boliviano?

El Partido de la Izquierda Revolucionaria tiene el secreto.

Esta consiga del partido jefaturizado por el comunista chileno Marmaduque Grover, el cerebro inspirador del PIR, que fuera invitado a presidir su Primer Congreso, fue luego secundada en Bolivia mediante circular reservada del Buró Político del PIR, instruyendo las medidas que debìan adoptarse y sugerirse para terminar "con el terrible peligro falangista". Dicha circular contempla los siguientes puntos: a)"Destruir los órganos de prensa de FSB para impedir que la propaganda nazi-falangista siga sembrando especies calumniosas contra nuestro partido". b)"Campaña de desprestigio personal y anulación política de los dirigentes falangistas". c)"Inhabilitar a Falange Socialista Boliviana para continuar su prédica nefasta y su lucha criminal contra las fuerzas progresistas, logrando que se le declare fuera de la ley, con prohibición absoluta de toda forma de organización" (circular a los comités departamentales, julio de 1946).

El Partido Comunista Boliviano (PIR) ha cumplido su plan.

En primer término, integrantes del PIR, instruídos por sus dirigentes, atacaron, saquearon e incendiaron "El Heraldo" que FSB publicaba en cochabamba, en una línea de conducta opositora al régimen Villarroel. ¿Cómo se explica que un diario opositor fué incendiado por las hordas rojas, mientras el diario oficial del régimen "Vanguardia" no fué destruído?

El plan comunista del terror rojo se cumplía: "El Heraldo", decano de la prensa nacional, había subsistido a todas las luchas políticas de la República, como reliquia venerada de nuestra tradición histórica, tuvo que perecer saqueado por las hordas rojas. ¡Símbolo elocuente de la barbarie pirista que el país no puede tolerar!

Sin embargo, no bastó este salvaje atropello a la cultura nacional; el punto a) de las instrucciones reservadas, indicaba que debía ser destruída toda la prensa falangista.

Fue en Santa Cruz, en el mes de agosto último, que elementos piristas incendiaron criminalmente las instalaciones del semanario "Antorcha" que desenmascaraba al comunismo, mimetizado en partido demócrata burgués.

La campaña de desprestigio de los dirigentes falangistas aún continúa, mediante anónimos y correspondencia que se envía a los diarios de la República, tratando de mostrarnos como delincuentes y exaltados.

El último punto del plan pirista que tiende a dejar inerme al espíritu de defensa nacional se cumple a traves de este proyecto de ley que hoy impugnamos enérgicamente.

El PIR, mediante este plan de exterminio de su principal enemigo ideológico, habría logrado silenciar la verdad esgrimida por Falange Socialista Boliviana en contra de este Partido Comunista mal mimetizado.

No quedaría en pie, según sus previsiones, el enemigo irreconciliable y la fuerza política más organizada que lucha con brío invencible contra el bolchevismo.

Finalmente, se controlaría así a las otras fuerzas no organizadas y que repudian al comunismo, pero que careciendo de la disciplina y ejercicio político, no tendrían la capacidad de enfrentarlo.

Prácticamente, cumplido este plan en Bolivia, como en otras naciones del mundo, el comunismo lograría imponerse, pese a las grandes mayorías nacionales que lo repudian, sólo por la técnica de su acción que trata de insensibilizar y confundir la conciencia anticomunista y de herir los nudos de su organización para desarticular por completo, impidiendo que en el momento oportuno todos los sectores puedan coordinar esfuerzos para detener -ya tarde- a los aventureros del comunismo internacional enseñoreados del Gobierno de la Nación.

De ahí por qué el PIR -según lo han declarado sus jefes- atribuye excepcional importancia a la destrucción de FSB, a la que reconocen como eje propulsor y coordinador de todo el movimiento anticomunista en Bolivia.

Este plan del comunismo conseguiría sus objetivos si no existiese este factor decisivo: la resolución inflexible de una generación idealista que ya ha probado que no le detiene ni la persecución ni la muerte.

LOS PRETEXTOS QUE FUNDAMENTAN EL PROYECTO

El intento de declarar a Falange Socialista Boliviana fuera de la ley, publicado por primera vez en un diario comunista chileno, es el acto más eficaz con que el PIR cumple su obra de sabotaje a la revolución popular.

En efecto, ninguna obra de sabotaje puede ser más perfecta que aquella de inducir a la Junta de Gobierno, a apartarse de su fidelidad respetuosa a los sistemas legales, en cuyo anhelo se levantó en armas el pueblo por encima de los partidos.

¿Cuáles son, se pregunta el pueblo boliviano, los justificativos para cometer este atropello con una generación de bolivianos agrupados alrededor de un partido joven y vigoroso? ¿Cuáles los tremendos pretextos para negar el derecho que conceden las leyes de Boliva a todos sus hijos y máxime a quienes la sirven con desinteresado fervor nacionalista?

El proyecto de ley -condenado al absurdo- sólo podría tal vez explicarse por estos tres pretextos aducidos como causas:

PRIMERO. El supuesto que FSB sea una organización nazi-fascista internacional.

SEGUNDO. Su pretendida participación en las responsabilidades del Gobierno Villarroel.

TERCERO. En que estuviera en trajines sediciosos.

Desde luego, para cada una de estas causas existen los métodos legales que el orden jurídico ha previsto, y ninguna justifica por sí sola el recurso de violar la ley, cuando ella misma puede y debe sancionar. Así por lo menos deben pensar quienes en nombre de la norma jurídica presiden la Nación.

EL NAZI-FASCISMO Y NOSOTROS

En el supuesto que Falange Socialista Boliviana fuese una organización nazi-fascista internacional, habría que someterle a un previo proceso de investigación, profundo y sereno, que pudiese demostrar al país que FSB es un partido de vinculaciones internacionales comprendido dentro del engranaje mundial que fuera movido por el Eje. La simple sospecha de identidad de nombre con la Falange Española no es criterio jurídico ni político.

Si los gobernantes chilenos hubiesen mantenido principio tan simplista e ingenuo, hubiesen declarado al margen de la ley a la Falange Nacional, de ideología y trayectoria inconfundiblemente democrática. Por el mismo camino, el Gobierno actual tendría que disolver a la Falange Socialista Boliviana, dando vida legal a sus milicias, que son las organizaciones de previo adoctrinamiento por donde pasan todos los militantes, ya que el nombre de milicianos corresponde a los enemigos del franquismo español.

Pero no pueden ser tan baladíes las razones de los gobernantes. Sólo un proceso de investigación sereno y completo, podría demostrar si la Falange Socialista Boliviana es una organización internacional fascista. Dicho proceso de esclarecimiento hemos solicitado -interesados como los que más- en julio de 1940, en agosto de 1941 y en febrero de 1943, emplazando a los poderes públicos a desmentir nuestra afirmación, hoy la repetimos: Falange Socialista Boliviana jamás ha mantenido relación ni dependencia con ninguna organización ni gobierno extranjero.

Los hechos así lo han atestiguado.

Cuando el putsch nazi, el Gobierno se incautó de profusa documentación probatoria de que algunos políticos bolivianos se subordinaban a consignas extranjeras. Se constató en ese entonces, que FSB -contra lo que sostenían sus enemigos- no tenía vinculación con el fascismo internacional.

Es más aún; en la carta abierta al Presidente Peñaranda dijimos, sin ser desmentidos: "La artera sindicación de ser un partido nazi-fascista es destruída por la reedición de nuestras actuaciones en lo que va de la presente guerra de imperialismos, pues, jamás ha efectuado actos que siquiera levemente pudieran parecer de ayuda a los países del Eje".

Nuestras sucesivas e insistentes peticiones de instaurar un proceso que clarifique la especia calumniosa de constituir un partido nazi-fascista, no fue escuchada por los anteriores gobiernos, empeñados con nuestros enemigos en que susbsista la sospecha que se hace pasar sobre nosotros. Pero ha sido el Libro Azul, el más completo y documentado análisis de la realidad política sudamericana, en relación con "el peligro de la subsistencia de organizaciones que tuviesen algo que ver con el Eje en América Latina", el que despeja toda sombra de culpabilidad en tal sentido, contra nosotros. Podemos pues, afirmar categóricamente, que nadie ni nunca podrá desmentir que Falange Socialista Boliviana es el partido de bolivianismo más auténtico y puro; que, en consecuencia,ninguna relación puede atribuírsele con el nazismo alemán, el fascismo italiano o el franquismo español, que sólo tiene significado para Bolivia y dentro de Bolivia'.

Se insiste, con ignorancia desoladora, que por llamarnos falangistas estamos supeditados o inspirados en el caudillo español.

Un ilustre miembro de la Universidad de Pennsylvania, en Filadelfia, especialista sobre los asuntos hispánicos, después de mantener correspondencia con nuestro Departamento de Doctrina y empeñado en conocer la relación de nuestro pensamiento con el movimiento hispánico franquista, no ha podido menos que reconocer en una tésis doctoral que: "Falange Socialista Boliviana, en consecuencia, no tiene filiación, correspondencia ni relación ideológica alguna con la Falange Tradicionalista Española".

Cuando las naciones del Eje estaban en su apogeo miltar y en su éxito propagandístico, adoptamos esta divisa: "Ni Berlín ni Moscú: Bolivia nueva" (Mensaje del 6 de agosto de 1941 del Secretario General de FSB).

Lo hemos repetido en todos los tonos, lo hemos practicado en todos los terrenos: Bolivia debe volver sus ojos a su propia realidad, sin buscar amos ni modelos en el exterior. Lo dijimos cuando en la guerra europea ganaban los nazis y lo repetimos también cuando perdían.

Nuestro ideario no ha sufrido claudicaciones ni enmiendas, pues no somos de aquellos que por conseguir las veleidades del éxito momentáneo, reniegan de sus principios y mudan de piel con cada cambio de estación.

La primera virtud de la educación política que nos hemos impuesto es la lealtad a los principios jurados.

Se ha tratado pues, en vano, de fisonomizar a FSB como un partido movido por un resorte extranjerizante, con todas las características antinacionales de los partidos que obedecen las directivas de fuerzas políticas extrañas. Pero, aquél que no recoge las calumnias sin beneficio de inventario y que quiere convencerse por su propio análisis de la doctrina falangista, podrá comprender la pureza de su nacionalismo en documentos como Programa de Principios, declaraciones doctrinales de las concentraciones generales, mensaje del Jefe del partido en enero de 1946, y en todas las publicaciones emitidas por los departamentos de Propaganda y Doctrina.

En ellas se observa que existe una radical diferencia entre los principios que se nos atribuye y nuestra doctrina esencialmente bolivianista, como se expresa en los siguientes postulados:

"2º La creación del alma nacional. Restaurando la fe en el destino de nuestro pueblo, formaremos un alma nacional inspirada en la tradición de las grandezas y virtudes colectivas, en la fisonomización de un arte y una cultura propios y en la estima de nuestras posibilidades como Nación".

"3º La unidad de la Patria. Sólo concebimos la Bolivia única por la vinculación espiritual y material de sus pueblos. Es criminal todo intento de romper la unidad nacional. Morirá para siempre la Boliva desmembrada y regionalista".


“7° El imperio de la justicia social. Impondremos la más estricta justicia social, dando a todos los hijos de Bolivia bienestar moral y económico. Fomentaremos la explotación de nuestras fuentes de riqueza, solidarizando los factores de la producción y organizándola de acuerdo al interés colectivo, haciendo imposible la explotación y la lucha de clases” (Programa de principios de FSB).

O estos otros conceptos:

“Y si la Falange Socialista Boliviana es un valor substancial e ideológico de la hora en que vive el mundo; es también una fuerza representativa de la segunda batalla que ha de librarse por la libertad del espíritu nacional, frente al aniquilamiento de las naciones que persigue la Unión Soviética”.

“El comunismo ateo es la forma más avasalladora de las tiranías y el enemigo más peligroso de la libertad”.

“El comunismo está contra la libertad de conciencia”.

“Contra la libertad de los pueblos que defienden su soberanía y su honor” (Mensaje del Secretario General de FSB, enero de 1946).

Representamos pues, en Bolivia, una nueva posición revolucionaria que asume la responsabilidad histórica de defender de nuestra civilización todo lo que tiene de defendible: Dios, la Patria y el hogar. Pero impugnamos con espíritu reformista, todo lo que esa civilización tiene de injusto: el dolor y el hambre de los humildes, que una mejor distribución de la riqueza podrán hacer menos infelices y más útiles.

Porque somos revolucionarios, hemos enunciado principios socialistas que el obrero boliviano rápidamente ha intuido como los que habrán de llevarle al camino de su reivindicación social; sin renegar de la Patria y sin vulnerar su progreso fundado en la industrialización nacional.

Nuestros principios no vulneran el concepto de una verdadera democracia. Postulamos es verdad, un Estado fuerte y no un Estado débil engendrador de injusticia y de anarquía; queremos un Estado eficaz que pueda vencer los siglos que hemos perdido en luchas intestinas; pero nuestros principios se conforman con el pensamiento socialista contemporáneo; pues reconocemos que el Estado tiene derecho sobre el individuo, pero no sobre la persona: limitación del Estado monstruo que, como en Rusia, se ha devorado al hombre para sustituirlo con el número.

Se pretende, mediante prensa de gran circulación –que admite las calumnias en contra nuestra, pero no las rectificaciones documentadas- que somos una especie de guardia pretoriana, partidaria de la violencia criminal y de la tiranía. Sin embargo, nuestra respuesta documentada está fechada hace mucho tiempo.

Cuando se produjeron los luctuosos acontecimientos del 20 de noviembre de 1944 y cuando el país permaneció en silencio sin la voz de condenación de ningún otro partido, FSB fue la primera organización que en documento público expresó su concepto sobre la violencia desenfrenada convertida en método político: “Somos enemigos del matonaje y del crimen que la política nacional ha elevado al rango de entidad republicana. El empleo de la fuerza carece de todo atributo moral y ensombrece la historia en vez de dignificarla” (Declaración N° 2 de la Concentración General, Santa Cruz, febrero de 1945. Publicada en “Los Tiempos”, marzo de 1945).

Posición filosófica muy clara en contra de procedimientos que constituyen una violencia muy distinta al sentido heroico de los hombres que, en defensa de sus ideales, enfrentan el peligro con el vigor incontenible de sus convicciones. De la decisión en la lucha somos partidarios. La violencia criminal es la que emplea la fuerza contra el indefenso; la energía heroica –madre de las verdaderas transformaciones- es la que enfrenta el pecho de idealistas indefensos contra la fuerza del enemigo poderoso. Esa energía decidida ha escrito la jornada del 21 de julio y escribirá mañana las páginas libertarias de nuestra historia, como aquella en la que el terror rojo será batido por el coraje de los que tenemos Dios y Patria.

Nuestro Programa de principios también establece que somos contrarios a la indisciplina social, representada bajo dos formas: la anarquía y la tiranía. La primera, que es el relajamiento del principio de autoridad, y la segunda, que es la viciosa deformación del poder en servicio del caudillo o del grupo y no de la Nación. Grandes masas del pueblo boliviano han comprendido la verdad apasionante de nuestro ideario. La burda especie de constituir un peligro nazi fascista es irrisoria y huérfana de aceptación.