De Don Jorge Manrique quejándose del Dios de amor y cómo razonan el uno con el otro

De Wikisource, la biblioteca libre.
​De Don Jorge Manrique quejándose del Dios de amor y cómo razonan el uno con el otro​ de Jorge Manrique


I



¡Oh, muy alto Dios de amor
por quien mi vida se guía!
¿Cómo sufres tú, señor,
siendo justo juzgador,
en tu ley tal herejía?
¿Que se pierda el que sirvió,
que se olvide lo servido,
que viva quien engañó,
que muera quien bien amó,
que valga el amor fingido?


II



Pues que tales sinrazones
consientes pasar así,
suplícote que perdones
mi lengua, si con pasiones
dijere males de ti.

Que no soy yo el que lo digo,
sino tú, que me hiciste
las obras como enemigo:
teniéndote por amigo
me trocaste y me vendiste.


III



Si eres Dios de verdad,
¿por qué consientes mentiras?
Si tienen en ti bondad,
¿por qué sufres tal maldad?
¿O qué aprovechan tus iras,
tus sañas tan espantosas
con que castigas y hieres?
Tus fuerzas tan poderosas
-pues comportas tales cosas-
di, ¿para cuándo las quieres?


IV


RESPONDE EL DIOS AMOR

Amador: Sabe que Ausencia
te acusó y te condenó,
que si fuera en tu presencia,
no se diera la sentencia
injusta como se dio;
ni pienses que me ha placido
por haberte condenado,
porque bien he conocido
que perdí en lo perdido
y pierdo en lo que he ganado.



V


REPLICA EL AQUEJADO

¡Qué inicio tan bien dado,
qué justicia y qué dolor,
condenar al apartado,
nunca oído ni llamado
él ni su procurador!
Así que por disculparte,
lo que pones por excusa,
lo que dices por salvarte
es para más condenarte
porque ello mismo te acusa.


VI


RESPONDE EL DIOS DE AMOR

Amansa tu turbación,
recoge tu seso un poco,
no quieras dar ocasión
a tu gran alteración
que te pueda tornar loco;
que bien puedes apelar,
que otro Dios hay sobre mí
que te pueda remediar,
y a mí también castigar
si mala sentencia di.



VII


REPLICA EL AQUEJADO

Ese Dios alto sin cuento,
bien sé yo que es el mayor;
mas, con mi gran desatiento,
le tengo muy descontento
por servir a ti, traidor,
que con tu ley halaguera
me engañaste, y has traído
a dejar la verdadera,
y seguirte en la manera
que sabes que te he seguido.


VIII



En ti solo tuve fe
después que te conocí;
pues ¿cómo pareceré
ante el Dios a quien erré
quejando del que serví?
Que me dirá, con razón,
que me valga cuyo so,
y que pida el galardón
a quien tuve el afición,
que él nunca me conoció.


IX



Mas, pues no fue justamente
esa tu sentencia dada

contra mí, por ser ausente,
ahora que estoy presente
revócala, pues fue errada,
Y dame plazo y traslado
que diga de mi derecho;
y si no fuese culpado,
tú serás el condenado,
yo quedaré satisfecho.


X


RESPONDE EL DIOS DE AMOR

Aunque mucho te agraviaste,
no sería Dios constante
si mi sentencia mudaste,
por eso cumple que pase
como va, y vaya delante.
Y pues más no puede ser,
mira qué quieres en pago,
que cuanto pueda hacer,
haré por satisfacer
el agravio que te hago.


XI


REPLICA EL AQUEJADO

Ni por tu gran señorío
nunca tal conseguiré,
ni tienes tal poderío
para quitarme lo mío
sin razón y sin porqué.

Porque si bienes me diste,
sabes que los merecía;
mas el mal que me hiciste
sólo fue porque quisiste,
pero no por culpa mía.


XII



Que aunque seas poderoso,
haslo de ser en lo justo;
pero no voluntarioso,
criminoso y achacoso,
haciendo lo que es injusto.
Si guardares igualdad,
todos te obedeceremos;
si usares voluntad,
no nos pidas lealtad
porque no te la daremos.


XIII


RESPONDE EL DIOS DE AMOR

No te puedo ya sufrir
porque mucho te me atreves;
sabes que habré de reñir
y aun podrá ser que herir,
pues no guardas lo que debes.
Y pues eres mi vasallo,
no te hagas mi señor,
que no puedo comportallo;
ni presumas porque callo
que lo hago por temor.



XIV


REPLICA EL AQUEJADO

No cures de amenazarme
ni estar mucho bravacando, (sic)
que tú no puedes dañarme
en nada más que en matarme,
pues esto yo lo demando:
ni pienses que he de callar
por esto que babeaste,
ni me puedes amansar
si no me tornas a dar
lo mismo que me quitaste.


XV


RESPONDE EL DIOS DE AMOR

Pues sabes que no lo habrás
de mí jamás en tu vida,
veamos qué me darás,
o qué cobro te harás
sin mí para tu herida;
y bien sé que has de venir,
las rodillas por el suelo,
a suplicarme y pedir
que te quiera recibir
y poner algún consuelo.



XVI


REPLICA EL AQUEJADO

Quiero moverte un partido,
escúchame sin enojos:
si me das lo que te pido,
de rodillas y aun rendido
te serviré, y aun de ojos;
pero sin esto no entiendas
que yo me contentaré,
ni quiero sino contiendas:
porque todo el mundo en prendas
que me des, no tomaré.


XVII


RESPONDE EL DIOS DE AMOR
Y ACABA

Por tu buen conocimiento
en te dar a quien te diste,
por tu firme pensamiento,
por las penas y tormento
que por amores sufriste,
te torno y te restituyo
en lo que tanto deseas,
y te doy todo lo tuyo,
y por bendición concluyo
que jamás en tal te veas.