Discurso pronunciado por el Dr. Fidel Castro Ruz, en el parque Cespedes, de Santiago de Cuba, el primero de enero de 1959

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Santiagueros;

Compatriotas de toda Cuba:

Al fin hemos llegado a Santiago (GRITOS Y APLAUSOS). Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado (APLAUSOS).

Se decía que hoy a las 2:00 de la tarde se nos esperaba en la capital de la república, el primer extrañado fui yo (GRITOS Y APLAUSOS), porque yo fui uno de los primeros sorprendidos con ese golpe traidor y amañado de esta mañana en la capital de la república (GRITOS Y APLAUSOS).

Además, yo iba a estar en la capital de la república, o sea, en la nueva capital de la república (GRITOS Y APLAUSOS), porque Santiago de Cuba será, de acuerdo con el deseo del Presidente provisional, de acuerdo con el deseo del Ejército Rebelde y de acuerdo con el deseo del pueblo de Santiago de Cuba, que bien se lo merece, la capital (GRITOS Y APLAUSOS). ¡Santiago de Cuba será la capital provisional de la república! (GRITOS Y APLAUSOS.)

Tal vez la medida sorprenda a algunos, es una medida nueva, pero por eso ha de caracterizarse, precisamente, la Revolución, por hacer cosas que no se han hecho nunca (GRITOS Y APLAUSOS). Cuando hacemos a Santiago de Cuba capital provisional de la república, sabemos por qué lo hacemos. No se trata de halagar demagógicamente a una localidad determinada, se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución (GRITOS y APLAUSOS).

La Revolución empieza ahora; la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial, y en qué mejor lugar para establecer el Gobierno de la república que en esta fortaleza de la Revolución (GRITOS Y APLAUSOS), para que se sepa que este va a ser un gobierno sólidamente respaldado por el pueblo en la ciudad heroica y en las estribaciones de la Sierra Maestra, porque Santiago está en la Sierra Maestra (GRITOS Y APLAUSOS). En Santiago de Cuba y en la Sierra Maestra, tendrá la Revolución sus dos mejores fortalezas (APLAUSOS).

Pero hay, además, otras... (INTERRUPCION)... Naturalmente que nosotros nunca hemos... (INTERRUPCION) ... de rechazar cualquier colaboración... (INTERRUPCION)... "¿Usted me promete que no?" Y dice: "Le prometo que no." Digo: "¿Usted me jura que no?" Y me dijo: "Le juro que no" (GRITOS Y APLAUSOS).

Yo considero que lo primero que debe tener un militar es honor, que lo primero que debe tener un militar es palabra, y este señor ha demostrado no solo falta de honor y falta de palabra, sino falta, además, de cerebro, porque un movimiento que pudo haberse hecho desde el primer momento con todo el respaldo del pueblo y con el triunfo asegurado de antemano, lo que hizo fue dar un salto mortal en el vacío. Creyó que iba a ser demasiado fácil engañar al pueblo y engañar a la Revolución.

Sabía algunas cosas: sabía que en cuanto dijeran que Batista había agarrado el avión el pueblo se iba a tirar a la calle loco de contento, y pensaron que el pueblo no estaba lo suficientemente maduro para distinguir entre la fuga de Batista y la Revolución; porque si Batista se va y se apoderan allá de los tanques los amigos de Cantillo, muy bien pudiera ser que el doctor Urrutia tuviera que irse dentro de tres meses también, porque lo mismo que nos traicionaban ahora nos traicionaban luego, y la gran verdad es que el señor Cantillo nos traicionó a nosotros antes de la Revolución. Bien que lo ha demostrado, y lo voy a demostrar.

Se acordó con el general Cantillo que el levantamiento se produciría el día 31 a las 3:00 de la tarde; se aclaró que el apoyo de las fuerzas armadas al movimiento revolucionario sería incondicional, el Presidente que designasen los dirigentes revolucionarios y los cargos que a los militares les asignasen los dirigentes revolucionarios; era un apoyo incondicional el ofrecido. Se acordó el plan en todos sus detalles: el día 31, a las 3:00 de la tarde, se sublevaría la guarnición de Santiago de Cuba; inmediatamente varias columnas rebeldes penetrarían en la ciudad y el pueblo, con los militares y con los rebeldes, confraternizaría inmediatamente, lanzándose al país una proclama revolucionaria invitando a todos los militares honorables a unirse al movimiento.

Se acordó que los tanques que hay en la ciudad serían puestos a disposición de nosotros, y yo me ofrecí, personalmente, para avanzar hacia la capital con una columna blindada precedida por los tanques. Los tanques me serían entregados a las 3:00 de la tarde, no porque se pensase que había que combatir, sino para prever en caso de que en La Habana el movimiento fracasase y hubiese necesidad de situar nuestra vanguardia lo más cerca posible de la capital. Y, además, para prever que no se fueran a realizar excesos en la ciudad de La Habana.

Era lógico que con el odio despertado allí contra la fuerza pública, por los inenarrables horrores de Ventura y de Pilar García, la caída de Batista iba a producir una desorganización en la ciudadanía y que, además, aquellos policías se iban a sentir sin fuerza moral para contener al pueblo, como, efectivamente, ocurrió: una serie de excesos han tenido lugar en la capital: saqueos, tiroteos, incendios. Toda la responsabilidad cae sobre el general Cantillo por haber traicionado la palabra empeñada y por no haber realizado el plan que se acordó. Creyó que nombrando capitanes y comandantes de la policía —muchos de los cuales cuando los habían nombrado ya se habían ido, prueba de que no tenían la conciencia muy tranquila— iba a resolver la cuestión.

Qué distinto, sin embargo, fue en Santiago de Cuba. ¡Qué orden y qué civismo! ¡Qué disciplina demostrada por el pueblo! Ni un solo caso de saqueo, ni un solo caso de venganza personal, ni un solo hombre arrastrado por las calles, ni un incendio. Ha sido admirable y ejemplar el comportamiento de Santiago de Cuba, a pesar de dos cosas: a pesar de que esta había sido la ciudad más sufrida y que más había padecido el terror, por lo tanto, la que más derecho tenía a estar indignada (GRITOS Y APLAUSOS); y a pesar, además, de nuestras declaraciones de esta mañana diciendo que no estábamos de acuerdo con el golpe.

Santiago de Cuba se comportó ejemplarmente bien, y creo que será este caso de Santiago de Cuba un motivo de orgullo para el pueblo, para los revolucionarios y para los militares de la Plaza de Santiago de Cuba (GRITOS Y APLAUSOS). Ya no podrán decir que la Revolución es la anarquía y el desorden; ocurrió en La Habana, por una traición, pero no ocurrió así en Santiago de Cuba, que podemos poner como modelo cuantas veces se trate de acusar a la Revolución de anárquica y desorganizada (APLAUSOS).

Es conveniente que el pueblo conozca las comunicaciones que intercambiamos el general Cantillo y yo, si el pueblo no está cansado (GRITOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡No!") le puedo leer la carta.

Después de los acuerdos tomados, cuando nosotros ya habíamos suspendido las operaciones sobre Santiago de Cuba, porque el día 28 ya nuestras tropas estaban muy próximas a la ciudad, y se habían realizado todos los preparativos para el ataque a la Plaza, de acuerdo con la entrevista sostenida, hubimos de realizar una serie de cambios, abandonar las operaciones sobre Santiago de Cuba y encaminar nuestras tropas hacia otros sitios, donde se suponía que el movimiento no estaba asegurado desde el primer instante. Cuando todos nuestros movimientos estaban hechos, las columnas preparadas para marchar sobre la capital, recibo unas pocas horas antes esta nota del general Cantillo, que dice textualmente:

"Han variado mucho las circunstancias en sentido favorable a una solución nacional", en el sentido que él quiere para Cuba. Era extraño, porque después de analizar los factores que se contaban, no podía ser más favorable a las circunstancias. Estaba asegurado el triunfo, y esto era una cosa extraña que viniera a decir: "Han variado muy favorablemente las circunstancias". Las circunstancias de que Batista y Tabernilla estaban de acuerdo, asegurado el golpe.

"Le recomiendo no hacer nada en estos momentos y esperar los acontecimientos de las próximas semanas, antes del día 6.” Desde luego, la tregua prolongada indefinidamente, mientras ellos hacían todos los amarres en La Habana.

Mi respuesta inmediata fue: "El contenido de la nota se aparta por completo de los acuerdos tomados, es ambiguo e incomprensible y me ha hecho perder la confianza en la seriedad de los acuerdos. Quedan rotas las hostilidades a partir de mañana a las 3:00 p.m., que fue la fecha y hora acordadas para el Movimiento."

Ocurrió entonces una cosa muy curiosa. Además de la nota, que era muy breve, le mando a decir al jefe de la Plaza de Santiago de Cuba con el portador de la misma, que si las hostilidades se rompían porque los acuerdos no se cumplían y nos veíamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, entonces no habría otra solución que la rendición de la Plaza, que exigiríamos la rendición de la Plaza si las hostilidades se rompían y el ataque se iniciaba por nuestra parte. Pero ocurrió que el portador de la nota no interpreta correctamente mis palabras y le dice al coronel Rego Rubido que yo decía que exigía la rendición de la Plaza como condición para cualquier acuerdo. El no dijo lo que yo le había afirmado, que si iniciaba el ataque, pero no que le había puesto al general Cantillo como condición que se rindiera la Plaza.

En consecuencia del mensaje, el coronel jefe de la Plaza de Santiago de Cuba me envía una carta muy conceptuosa y muy pundonorosa que voy a leer también. Naturalmente que se sentía ofendido con aquel planteamiento que le habían hecho erróneamente, y dice:

"La solución encontrada no es golpe de Estado ni junta militar, y, sin embargo, creemos que es la que mejor conviene al doctor Fidel Castro, de acuerdo con sus ideas y pondría en 48 horas el destino del país en sus manos. No es solución local, sino nacional, y cualquier indiscreción adelantada podría comprometerla o destruirla creando el caos. Queremos que se tenga confianza en nuestra gestión y se tendrá la solución antes del día 6.

"En cuanto a Santiago, debido a la nota y a las palabras del mensajero, hay que cambiar el plan y no entrar; dichas palabras han causado malestar entre el personal... Y nunca se entregarían las armas sin pelear. Las armas no se rinden a un aliado y no se entregan sin honor", frase muy hermosa del jefe de la Plaza de Santiago de Cuba.

"Si no se tiene confianza en nosotros o si se ataca Santiago, se considerarán rotos los acuerdos y se paralizarán las gestiones para la solución ofrecida, desligándonos formalmente de todo compromiso. Esperamos, debido al tiempo necesario para actuar en una u otra forma, que la respuesta llegue a tiempo para ser enviada a La Habana en el viscount de la tarde."

Mi respuesta a esa nota del coronel José Rego Rubido fue la siguiente:

"Territorio Libre de Cuba, diciembre 31 de 1958.

"Señor Coronel.

"Un lamentable error se ha producido en la trasmisión a usted de mis palabras, tal vez se debió a la premura con que respondí a su nota y a lo apurado de la conversación que sostuve con el portador. Yo no le dije que la condición planteada por nosotros en los acuerdos que se tomaron era la rendición de la Plaza de Santiago de Cuba a nuestras fuerzas, hubiese sido una descortesía con nuestro visitante, y una proposición indigna y ofensiva para los militares que tan fraternalmente se han acercado a nosotros.

"La cuestión es otra. Se había llegado a un acuerdo y se adoptó un plan entre el líder del movimiento militar y nosotros, debía comenzar a realizarse el día 31 a las 3:00 p.m.; hasta los detalles se acordaron después de analizar cuidadosamente los problemas que debían afrontarse; se iniciaría con el levantamiento de la guarnición de Santiago de Cuba, persuadí al general... de las ventajas de comenzar por Oriente y no en Columbia, por recelar el pueblo grandemente de cualquier golpe en los cuarteles de la capital de la república, y lo difícil que iba a ser, en ese caso, vincular a la ciudadanía al movimiento. El coincidía plenamente con mis puntos de vista, se preocupaba solo por el orden en la capital y acordamos medidas para conjurar el peligro. La medida era, precisamente, el avance de la columna nuestra sobre Santiago de Cuba. Se trataba de una acción unida de los militares, el pueblo y nosotros, un tipo de movimiento revolucionario que desde el primer instante contaría con la confianza de la nación entera.

"De inmediato, y de acuerdo con lo que se combino, suspendimos las operaciones que se estaban llevando a cabo, y nos dimos a la tarea de realizar nuevos movimientos de fuerzas hacia otros puntos como Holguín, donde la presencia de conocidos esbirros hacía casi segura la resistencia al movimiento militar revolucionario.

"Cuando ya todos los preparativos estaban listos por nuestra parte, recibo la nota de ayer, donde se me daba a entender que no se llevaría la acción acordada. Al parecer había otros planes, pero no se me informaba cuáles y por qué. De hecho ya no era cosa nuestra la cuestión, teníamos simplemente que esperar. Unilateralmente se cambiaba todo y se ponía en riesgo a las fuerzas nuestras que, de acuerdo con lo que se contaba, habían sido enviadas a operaciones difíciles; quedábamos sujetos a amenazas, a todos los imponderables ...(INTERRUPCION)... cualquier riesgo del general ... en sus frecuentes viajes a La Habana se convertiría militarmente para nosotros en un desastre. Reconozca usted que todo está muy confuso en este instante, y que Batista es un individuo hábil y taimado, que sabe maniobrar. Cualquier riesgo... (INTERRUPCION)... ¿Cómo puede pedírsenos que renunciemos a todas las ventajas obtenidas en las operaciones de las últimas semanas, para ponernos a esperar pacientemente a que los hechos se produzcan?

"Bien aclaré que no podía ser una acción de los militares solos, para eso, realmente, no había que esperar los horrores de dos años de guerra. Cruzarnos de brazo en los momentos decisivos es lo único que no se nos puede pedir a los hombres que no hemos descansado en la lucha contra la opresión desde hace siete años.

"Aunque ustedes tengan la intención de entregar el poder a los revolucionarios, no es el poder en sí lo que a nosotros nos interesa, sino que la Revolución cumpla su destino. Me preocupa, incluso, que los militares por un exceso injustificado de escrúpulos faciliten la fuga de los grandes culpables, que marcharán al extranjero con sus grandes fortunas, para hacer desde allí todo el daño posible a nuestra patria.

"Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo, velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero que estas honradas razones que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente...”

Párenme los tanques allí, por favor (GRITOS Y APLAUSOS).

LOCUTOR.- Por favor, que silencien los tanques. Por favor, orden del Comandante en Jefe que silencien los tanques y los detengan allí mismo, para que el pueblo pueda seguir escuchando la palabra del máximo líder de la Revolución Cubana, doctor Fidel Castro (GRITOS Y APLAUSOS).

DR. FIDEL CASTRO.- Cuando terminemos nuestras declaraciones y la proclamación del Presidente provisional, los tanques le harán honor al Poder Civil de la república, pasando enfrente de nuestros balcones (GRITOS Y APLAUSOS).

Continúo leyendo la carta del día 31 al señor Coronel Jefe de la Plaza de Santiago de Cuba.

"Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo, velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero que estas honradas razones que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente...

"Siempre he actuado con lealtad y franqueza en todas mis cosas, nunca se podrá llamar triunfo a lo que se obtenga con doblez y engaño; el lenguaje del honor que ustedes entienden es el único que yo sé hablar.

"Nunca se mencionó en la reunión con el general o.. la palabra rendición; lo que ayer dije y reitero hoy es que a partir de las 3:00 de la tarde del día 31, fecha y hora acordadas, no podíamos prolongar la tregua con relación a Santiago de Cuba, porque eso sería perjudicar extraordinariamente a nuestra unión. ... (INTERRUPCION)... Nunca una conspiración... Anoche llegó aquí el rumor de que el general... había sido detenido en La Habana, que varios jóvenes habían aparecido asesinados en el cementerio de Santiago de Cuba. Tuve la sensación de que habíamos perdido el tiempo miserablemente; aunque afortunadamente hoy parece comprobarse que el general... se encuentra en su puesto, qué necesidad tenemos de correr esos riesgos.

"Lo que dije al mensajero en cuanto a rendición, que no fue trasmitido literalmente y pareció motivar las palabras de su nota de hoy, fue lo siguiente: 'que si se rompían las hostilidades por no cumplirse lo acordado, nos veríamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, lo que es inevitable, dado que en ese sentido hemos encaminado nuestros esfuerzos en los últimos meses, en cuyo caso, una vez iniciada la operación, exigiríamos la rendición de las fuerzas que la defienden'. Esto no quiere decir que pensemos que se rindan sin combatir, porque sé que, aun sin razón para combatir, los militares cubanos defienden las posiciones con tozudez y nos han costado muchas vidas. Quise decir solo que después que se haya derramado la sangre de nuestros hombres por la conquista de un objetivo, no podía aceptarse otra solución, ya que aunque nos cueste muy caro, dadas las condiciones actuales de las fuerzas que defienden al régimen, las cuales no podrán prestar apoyo a esa ciudad, esta caería inexorablemente en nuestras manos. Ese ha sido el objetivo básico de todas nuestras operaciones en los últimos meses, y un plan de esa envergadura no puede suspenderse por unas semanas sin graves consecuencias, caso de que el movimiento militar se frustre, perdiéndose, además, el momento oportuno, que es este, cuando la dictadura está sufriendo grandes reveses en las provincias de Oriente y Las Villas.

"Se nos pone en el dilema de renunciar a las ventajas de nuestra victoria o atacar, un triunfo seguro a cambio de un triunfo probable. ¿Cree usted que con la nota de ayer, ambigua y lacónica, contentiva de una decisión unilateral, pueda yo incurrir en la responsabilidad de mantener en suspenso los planes? Como militar sí, reconozca que se nos pide un imposible. Ustedes no han dejado un minuto de hacer trincheras, esas trincheras las pueden utilizar contra nosotros un Pedraza, un Pilar García, o un Cañizares, si el general ... es relevado del mando y con él sus hombres de confianza. No se nos puede pedir que permanezcamos ociosos; vea usted que se... (INTERRUPCION)...aunque defiendan con valor sus armas, no nos queda más remedio que atacar, porque nosotros también tenemos obligaciones muy sagradas que cumplir.

"Más que aliados, deseo que los militares honorables y nosotros seamos compañeros de una sola causa, que es la de Cuba. Deseo, por encima de todo, que usted y sus compañeros no se hagan una idea errónea de mi actitud y de mis sentimientos, que... (INTERRUPCION)... que se confunda con... (INTERRUPCION)... Respecto a la tácita suspensión del fuego en la zona de Santiago de Cuba, para evitar toda duda, ratifico que aunque en cualquier instante antes de que se inicien los combates podemos reanudar las operaciones, a partir de hoy debe quedar advertido que el ataque se va a producir de un momento a otro, y que por ninguna razón volveremos a suspender los planes, ya que lo nuestro ...(INTERRUPCION) ...puede sembrar la confusión en el pueblo y perjudicar la moral de nuestros combatientes.

"Atentamente,

"Fidel Castro Ruz" (GRITOS Y APLAUSOS).

El coronel Rego me respondió con una pundonorosa carta que es también digna de honor y que dice así:

"Señor:

"Recibí su atenta carta fechada en el día de hoy y créame que le agradezco profundamente la aclaración relativa a la nota anterior, aunque debo manifestarle que siempre supuse que se trataba de una mala interpretación, pues a través del tiempo he observado su línea de conducta y estoy convencido de que usted es un hombre de principios.

"Yo desconocía los detalles del plan original, pues solamente fui informado de la parte a mí concerniente, como también desconozco algunos pequeños detalles del plan actual. Yo estimo que en parte usted tiene razón cuando hace el análisis del plan original; pero creo que demoraría unos días más en llegar a su consumación y nunca podría evitarse que muchos de los culpables, grandes, medianos y chicos se escaparan.

"Soy de los que pienso que es absolutamente necesario dar un ejemplo en Cuba para aquellos que aprovechando las posiciones del poder cometen toda clase de hechos punibles, pero, desgraciadamente, la historia está plagada de casos semejantes y rara vez los culpables pueden ser puestos a disposición de las autoridades competentes, porque rara vez con las revoluciones se hace lo que tiene que hacerse ... (INTERRUPCION) ...

"Comprendo perfectamente sus preocupaciones en el presente caso, aunque yo, menos responsabilizado por la historia, más bien la acepto.

"En cuanto a la actuación unilateral de que me habla, le reitero que ... en ambos casos solo fui informado de la parte que me concernía, estimando que lo ocurrido ha sido que el general... tornó la idea de lo que usted deseaba de acuerdo con sus normas y principios, actuando en consecuencia.

"No tengo motivos para suponer que persona alguna esté tratando de propiciar la fuga del culpable y, personalmente, soy opuesto a tal cosa" —decía el coronel Rego Rubido (APLAUSOS)— "pero caso de producirse, la responsabilidad histórica por tales hechos recaería sobre quien los hiciere posibles y nunca sobre los demás.

"Creo, sinceramente, que todo habrá de producirse en armonía con sus ideas y que, en general, está... inspirado en los mejores deseos para bien de Cuba y de la Revolución que usted da comienzo.

"Supe de un joven estudiante muerto que se encontraba en el cementerio y hoy mismo dispuse que se agotaran los medios investigativos, a fin de determinar quién fue el autor y las circunstancias en que ocurriera el hecho, tal como lo realicé en días pasados hasta poner a disposición de la autoridad judicial correspondiente a los presuntos responsables.

"Finalmente debo informarle que le cursé un despacho al General interesando un avión para hacerle llegar su conceptuosa carta, y no se impaciente que a lo mejor antes de la fecha fijada como límite máximo está usted en La Habana.

"Cuando el General se marchó, le pedí que me dejara el helicóptero con el piloto por si a usted se le ocurría pasear el domingo por la tarde sobre Santiago (APLAUSOS).

"Bueno, Doctor, reciba usted el testimonio de mi mejor consideración y el ferviente deseo de un feliz año nuevo.

"Firmado: Coronel Rego Rubido" (APLAUSOS).

En este estado estaban las conversaciones cuando, tanto el coronel Rego, jefe de la Plaza de Santiago de Cuba, como yo, fuimos sorprendidos por el golpe de Estado de Columbia que se apartaba por completo de lo acordado. Y lo primero que se hizo, lo más criminal que se hizo, fue dejar escapar a Batista, a Tabernilla y a los grandes culpables (APLAUSOS). Los dejaron escapar con sus millones de pesos, los dejaron escapar con los 300 ó 400 millones de pesos que se han robado y ¡muy caro nos va a costar eso!, porque ahora van a estar desde Santo Domingo y desde otros países haciendo propaganda contra la Revolución, fraguando todo el daño posible contra nuestra causa, y durante muchos años los vamos a tener ahí amenazando a nuestro pueblo, manteniéndonos en constante estado de alerta, porque van a pagar y a fraguar conspiraciones contra nosotros (GRITOS).

¿Qué hicimos nosotros tan pronto supimos del golpe, que nos enteramos por Radio Progreso? Ya a esa hora, adivinando yo lo que se estaba fraguando, estaba haciendo unas declaraciones cuando me entero de que Batista se había ido para Santo Domingo. Y yo pensé: ¿Será un error, será una bola? Y mando a ratificar cuando escuché que, efectivamente, el señor Batista y su camarilla se habían escapado, y lo más bonito es que el general Cantillo decía que ese movimiento se había producido gracias a los patrióticos propósitos del general Batista, ¡los patrióticos propósitos del general Batista!, que renunciaba para ahorrar derramamiento de sangre, ¿qué les parece? (GRITOS.)

Hay algo más todavía. Para tener una idea de la clase de golpe que se preparó, basta decir que a Pedraza lo había nombrado miembro de la Junta y se fue (GRITOS). Yo creo que no hay que añadir nada más para ver la clase de intenciones que tenían los golpistas. Y no nombraron al presidente Urrutia, que es el presidente proclamado por el Movimiento y por todas las organizaciones revolucionarias (APLAUSOS). Llamaron a un señor que es nada menos que el más viejo de todos los magistrados del Tribunal Supremo, que son bastante viejos todos, y sobre todo un señor que ha sido Presidente, hasta hoy, de un Tribunal Supremo de Justicia, donde no había justicia de ninguna clase.

¿Cuál iba a ser el resultado de todo esto? Pues una revolución a media, una componenda, una caricatura de revolución. El señor Perico de los Palotes; lo mismo da que se llame de una manera o de otra este señor Piedra, que a estas horas si no ha renunciado que se prepare que lo vamos a ir a hacer renunciar a La Habana (APLAUSOS). Creo que no dura las 24 horas. Va a romper un récord (GRITOS Y APLAUSOS).

Designan a este señor, y muy bonito: Cantillo, héroe nacional, paladín de las libertades cubanas, amo y señor de Cuba, y el señor Piedra allí. Sencillamente habíamos derrocado a un dictador para implantar otro. En todos los órdenes, el movimiento de Columbia era un movimiento contrarrevolucionario; en todos los órdenes se apartaba del propósito del pueblo; en todos los órdenes era sospechoso, e inmediatamente el señor Piedra dijo que iba a hacer un llamamiento para llamar a los rebeldes y una comisión de paz, y nosotros tan tranquilos dejábamos los fusiles y lo dejábamos todo y nos íbamos allá a rendirles pleitesía al señor Piedra y al señor Cantillo.

Era evidente que tanto Cantillo como Piedra estaban en la luna. Estaban en la luna, porque creo que el pueblo de Cuba ha aprendido mucho y los rebeldes hemos aprendido algo.

Esa era la situación esta mañana, que no es la situación esta noche porque ha cambiado mucho (APLAUSOS). Frente a este hecho, ante esta traición, dimos órdenes a todos los comandantes rebeldes de continuar las operaciones militares y de continuar marchando sobre los objetivos; en consecuencia, inmediatamente dimos órdenes a todas las columnas destinadas a la operación de Santiago de Cuba a avanzar sobre la ciudad.

Yo quiero que ustedes sepan que nuestras fuerzas venían muy seriamente decididas a tomar a Santiago de Cuba por asalto. Ello hubiera sido muy lamentable, porque hubiese costado mucha sangre y esta noche de hoy no sería una noche de alegría como esta, ni de paz como esta, ni de confraternidad como esta (APLAUSOS).

Debo confesar que si en Santiago de Cuba no se libró una batalla sangrienta se debe, en gran parte, a la patriótica actitud del coronel del ejército José Rego Rubido (APLAUSOS); a los comandantes de las fragatas "Máximo Gómez" y "Maceo", al jefe del distrito naval de Santiago de Cuba (APLAUSOS) y al oficial que desempeñaba el cargo de la jefatura de policía (APLAUSOS). Todos —y es justo que aquí lo reconozcamos y se lo agradezcamos— contribuyeron a evitar una sangrienta batalla y a convertir el movimiento contrarrevolucionario de esta mañana en el movimiento revolucionario de esta tarde.

A nosotros no nos quedaba otra alternativa que atacar porque no podíamos permitir la consolidación del golpe de Columbia y, por lo tanto, había que atacar sin esperar. Y cuando las tropas saltaban ya sobre sus objetivos, el coronel Rego hizo un viaje en el helicóptero para localizarme; los jefes de las fragatas hicieron contactos con nosotros y se pusieron, incondicionalmente, a las órdenes de la Revolución (APLAUSOS).

Contándose ya con el apoyo de las dos fragatas, que tienen un altísimo poder de fuego, con el apoyo del distrito naval y con el apoyo de la policía, convoqué entonces a una reunión de todos los oficiales del ejército de la Plaza de Santiago de Cuba, que son más de 100. Les dije a esos militares, cuando los invité a reunirse conmigo, que yo no tenía la menor preocupación en hablarles, porque sabía que tenía la razón; porque sabía que comprenderían mis argumentos y que de esta reunión se llegaría a un acuerdo. Y, efectivamente, en horas de la noche, en los primeros momentos de la noche, nos reunimos en El Escandel, la casi totalidad de los oficiales del ejército de Santiago de Cuba, muchos de ellos hombres jóvenes que se les ve ansiosos de luchar por el bien de su país.

Reuní a aquellos militares y les hablé de nuestro sentimiento revolucionario; les hablé de nuestro propósito con nuestra patria; les hablé de lo que queríamos para el país, de cuál había sido siempre nuestra conducta con los militares, de todo el daño que le había hecho la tiranía al ejército y cómo no era justo que se considerase por igual a todos los militares, que los criminales solo eran una minoría insignificante, y que había muchos militares honorables en el ejército, que yo sé que aborrecían el crimen, el abuso y la injusticia.

No era fácil para los militares desarrollar un tipo determinado de acción; era lógico, en cuanto los cargos más elevados del ejército estaban en manos de los Tabernilla, de los Pilar García, de los parientes y de los incondicionales de Batista, y existía un gran terror en el ejército. A un oficial aisladamente no se le podía pedir responsabilidad.

Había dos clases de militares —y nosotros los conocemos bien—: los militares como Sosa Blanco, Cañizares, Sánchez Mosquera, Chaviano (GRITOS), que se caracterizaron por el crimen y el asesinato a mansalva de infelices campesinos. Pero hubo militares que fueron muy honrados en su campaña; hubo militares que jamás asesinaron a nadie, ni quemaron una casa, como fue el comandante Quevedo, que fue nuestro prisionero, después de una heroica resistencia en la batalla de El Jigüe, y que hoy sigue siendo comandante del ejército (APLAUSOS); el comandante Sierra, y otros muchos militares que jamás quemaron una casa. A esos militares no los ascendían, a los que ascendían eran a los criminales, porque Batista siempre se encargó de premiar el crimen. Tenemos el caso, por ejemplo, del coronel Rego Rubido, que no le debe sus grados a la dictadura, sino que ya era coronel cuando se produjo el 10 de marzo (APLAUSOS).

El hecho cierto es que reclamé el apoyo de la oficialidad del ejército de Santiago de Cuba, y la oficialidad del ejército de Santiago de Cuba le brindó su apoyo incondicional a la Revolución Cubana (APLAUSOS). Reunidos los oficiales de la marina, de la policía y del ejército, se acordó desaprobar el golpe amañado de Columbia y apoyar al Gobierno legal de la república, porque cuenta con la mayoría de nuestro pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó. Gracias a esa actitud se ahorró mucha sangre; gracias a esa actitud se ha gestado de verdad, en la tarde de hoy, un verdadero movimiento militar revolucionario.

Yo comprendo que en el pueblo hay muchas pasiones justificadas, yo comprendo las ansias de justicia que hay en nuestro pueblo y tendremos que hacer justicia (APLAUSOS). Pero yo le quiero pedir a nuestro pueblo aquí... estamos en instantes en que debemos consolidar el poder antes que nada, ¡lo primero ahora es consolidar el poder! Después reuniremos una comisión de militares honorables y de oficiales del Ejército Rebelde, para tomar todas las medidas que sean aconsejables, para exigir responsabilidad a aquellos que la tengan (APLAUSOS). ¡Y nadie se opondrá!, porque al ejército y a las fuerzas armadas son a los que más les interesan que la culpa de unos cuantos no la pague todo el cuerpo, y que no sea una vergüenza vestir el uniforme militar; que los culpables sean castigados para que los inocentes no tengan que cargar con el descrédito (APLAUSOS).

¡Tengan confianza en nosotros!, es lo que le pedimos al pueblo, porque sabremos cumplir con nuestro deber (APLAUSOS).

En esas circunstancias se realizó en la tarde de hoy un verdadero movimiento revolucionario del pueblo, de los militares y de los rebeldes, en la ciudad de Santiago de Cuba. Es indescriptible el entusiasmo de los militares, y en prueba de confianza les pedí a los oficiales que entraran conmigo en Santiago de Cuba, ¡y aquí están todos los oficiales del ejército! ¡Ahí están los tanques a disposición de la Revolución! ¡Ahí está la artillería a disposición de la Revolución! ¡Ahí están las fragatas a disposición de la Revolución! (GRITOS Y APLAUSOS.)

Yo no voy a decir que la Revolución tiene pueblo, eso ni se dice, eso lo sabe todo el mundo. Yo decía que el pueblo, que antes tenía escopeticas, ya tiene artillería, tanques y fragatas, y tiene muchos técnicos capacitados del ejército que nos van a ayudar a manejarlas (APLAUSOS). ¡Ahora sí que el pueblo está armado! Yo les aseguro que si cuando éramos 12 hombres solamente no perdimos la fe, ahora que tenemos ahí 12 tanques cómo vamos a perder la fe.

Quiero aclarar que en el día de hoy, esta noche —esta madrugada, porque es casi de día—, tomará posesión de la presidencia de la república el ilustre magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó (APLAUSOS). ¿Cuenta o no cuenta con el apoyo del pueblo el doctor Urrutia? (APLAUSOS y GRITOS.) Pero quiere decir que el Presidente de la república, el Presidente legal es el que cuenta con el pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó.

¿Quién quiere al señor Piedra para Presidente? (ABUCHEOS.) Si nadie quiere al señor Piedra para Presidente, ¿cómo se nos va a imponer al señor Piedra? (ABUCHEOS.)

Si esa es la orden del pueblo de Santiago de Cuba, que es el sentimiento del pueblo de Cuba entera, tan pronto concluya este acto marcharé con las tropas veteranas de la Sierra Maestra, los tanques y la artillería hacia la capital, para que se cumpla la voluntad del pueblo (APLAUSOS).

Aquí estamos, sencillamente, a las órdenes del pueblo. Lo legal en este momento es el mandato del pueblo; al Presidente lo elige el pueblo y no lo elige un conciliábulo en Columbia a las 4:00 de la madrugada (APLAUSOS). El pueblo ha elegido a su presidente y eso quiere decir que desde este instante quedó constituida la máxima autoridad legal de la república (APLAUSOS). Ninguno de los cargos, ni de los grados que se han conferido de acuerdo con la Junta Militar de la madrugada de hoy tienen validez alguna; todos los nombramientos de cargos dentro del ejército son nulos —me refiero a todos los nombramientos que se hicieron esta mañana—; quien acepte un cargo designado por la Junta traicionera de esta mañana, estará asumiendo una actitud contrarrevolucionaria, llámese como se llame y, en consecuencia, quedará fuera de la ley.

Tengo la completa seguridad de que mañana todos los mandos militares de la república habrán aceptado las disposiciones del Presidente de la república (APLAUSOS).

El Presidente procederá de inmediato a designar a los jefes del ejército, de la marina y de la policía. Por los altos servicios que ha prestado en esta hora a la Revolución y por haber puesto sus miles de hombres a la disposición de la Revolución, le recomendamos como jefe del ejército al coronel Rego Rubido, que es un hombre... (APLAUSOS) Igualmente se designará como jefe de la marina a uno de los dos comandantes de la fragata que primero se sumaron a la Revolución (APLAUSOS), y le he recomendado al Presidente de la república que designe para jefe nacional de la policía al comandante Efigenio Ameijeiras, que ha perdido dos hermanos, que es uno de los expedicionarios del "Granma" y uno de los hombres más capacitados del ejército revolucionario (APLAUSOS). Ameijeiras está en operaciones en Guantánamo, pero pronto llega aquí (APLAUSOS).

Yo solo pido tiempo para nosotros y para el Poder Civil de la república, a fin de ir realizando las cosas a gusto del pueblo, pero poco a poco (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO). Solo le pido una cosa al pueblo, y es que tenga calma (DEL PUBLICO LE DICEN: "¡Oriente federal, Oriente capital!"). ¡No!, ¡no!, la república unida siempre por encima de todas las cosas. Lo que hay que pedir es justicia para Oriente (APLAUSOS). En todo, el tiempo es un factor importante. La Revolución no se podrá... tengan la seguridad de que la Revolución la hacemos; tengan la seguridad de que por primera vez de verdad la república será enteramente libre, y el pueblo tendrá... (APLAUSOS).

El poder no ha sido fruto de la política, ha sido fruto del sacrificio de cientos y de miles de nuestros compañeros. No hay otro compromiso que con el pueblo y que, con la nación cubana. Llega al poder un hombre sin compromiso con nadie, sino con el pueblo exclusivamente (APLAUSOS).

El Che Guevara recibió la orden de avanzar sobre la capital no provisional de la república, y el Comandante Camilo Cienfuegos, jefe de la columna 2 "Antonio Maceo", ha recibido la orden de marchar sobre la gran Habana y asumir el mando del campamento militar de Columbia. Se cumplirán, sencillamente, las órdenes del Presidente de la república y el mandato de la Revolución (APLAUSOS).

De los excesos que se hayan cometido en La Habana no se nos culpe a nosotros, nosotros no estábamos en La Habana; de los desórdenes ocurridos en La Habana, cúlpese al general Cantillo y a los golpistas de la madrugada, que creyeron que iban a dominar la situación allí (APLAUSOS). En Santiago de Cuba, donde se ha hecho una verdadera Revolución, ha habido orden completo; en Santiago de Cuba se han unido el pueblo, los militares y los revolucionarios, y eso es indestructible. La jefatura del Gobierno, la jefatura del Ejército y la jefatura de la Marina, estarán en Santiago de Cuba; sus órdenes serán de obligatorio cumplimiento a todos los mandos de la república. Esperamos que todos los militares honorables acaten estas disposiciones porque el militar, antes que nada, está al servicio de la ley y de la autoridad, no de la autoridad constituida, porque muchas veces está una autoridad mal constituida, la autoridad legítimamente constituida.

Ningún militar honorable tiene nada que temer de la Revolución. Aquí en esta lucha no hay vencidos, porque solo el pueblo ha sido el vencedor (APLAUSOS). Hay algunos caídos de un lado y de otro, pero todos nos hemos unido para darle la victoria a la nación. Nos hemos dado el abrazo fraternal, los militares buenos y los revolucionarios (APLAUSOS). No habrá ya más sangre, espero que ningún núcleo haga resistencia; porque aparte de ser una resistencia inútil y una resistencia que sería aplastada en pocos instantes, sería una resistencia contra la ley y contra la república, y contra el sentimiento de la nación cubana (APLAUSOS).

Ha habido que organizar este movimiento de hoy para que no ocurra otra guerra dentro de seis meses. ¿Qué pasó cuando el machadato? Pues que también un general de Machado dio un golpe y quitó a Machado, y puso a un presidente que duró 15 días; vinieron los sargentos y dijeron que aquellos oficiales eran responsables de la dictadura de Machado y que ellos no los respetaban, creció la efervescencia revolucionaria y expulsaron a los oficiales. Ahora no podrá ocurrir así, ahora estos oficiales tienen el respaldo del pueblo, y tienen el respaldo de la tropa, y tienen el prestigio que les da el haberse sumado a un verdadero movimiento revolucionario (APLAUSOS).

Estos militares serán respetados y considerados por el pueblo, y no habrá que emplear la fuerza, ni habrá que andar con fusiles por la calle, metiéndole miedo a nadie; porque el verdadero orden es el que se basa en la libertad, en el respeto y en la justicia, y no en la fuerza. Desde ahora en adelante el pueblo será enteramente libre y el pueblo sabe comportarse debidamente, como lo ha demostrado hoy (APLAUSOS).

La paz que nuestra patria necesita se ha logrado; Santiago de Cuba ha pasado a la libertad, sin que hubiera que derramar sangre. Por eso hay tanta alegría, y por eso es que los militares que en el día de hoy desoyeron y desaprobaron el golpe de Columbia para sumarse incondicionalmente a la Revolución, merecen nuestro reconocimiento, nuestra gratitud y nuestro respeto (APLAUSOS). .

Los institutos armados de la república serán en el futuro modelos de instituciones, por su capacidad, por su educación y por su identificación con la causa del pueblo. Porque los fusiles, de ahora en adelante, solo estarán siempre al servicio del pueblo. No habrá más golpes de Estado, no habrá más guerra, porque por eso nos hemos preocupado de que no ocurra ahora como cuando Machado. Esos señores, que desean más parecido el caso de la madrugada de hoy con el caso de la caída de Machado, aquella vez pusieron a un Carlos Manuel y ahora pusieron a otro Carlos Manuel (ABUCHEOS).

Lo que no habrá esta vez es un Batista, porque no habrá necesidad de 4 de septiembre, que destruyó la disciplina en las fuerzas armadas, porque lo que ocurrió con Batista fue que instauró aquí la indisciplina en el ejército, porque su política consistía en halagar a los partidos para disminuir la autoridad de los oficiales. Los oficiales tendrán autoridad, habrá disciplina en el ejército, habrá un código penal militar, donde los delitos contra los derechos humanos y contra la honradez y la moral que debe tener todo militar, serán castigados debidamente (APLAUSOS). No habrá privilegios para nadie; el militar que tenga capacidad y tenga méritos será el que ascienda, y no el pariente, el amigo, como ha existido hasta hoy, que no se han respetado los escalafones.

Para los militares se acabará, como se acabará para los trabajadores, toda esa explotación de contribuciones obligatorias, que en los obreros es la cuota sindical (APLAUSOS) y en los militares es el peso para la Primera Dama, y los dos pesos para esto y los dos pesos para lo otro, y les acaban con el sueldo.

Naturalmente que el pueblo todo lo debe esperar de nosotros, y lo va a recibir. Pero he hablado de los militares para que ellos sepan que también todo lo van a recibir de la Revolución, todas las mejoras que jamás han tenido, porque cuando no se robe el dinero de los presupuestos estarán mucho mejor los militares de lo que están hoy. El soldado no ejercerá funciones de policía, el soldado estará en su entrenamiento, en su cuartel, no tendrá que estar ejerciendo funciones de policía (APLAUSOS).

(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO) De microonda nada, aunque quiero aclarar que en este momento los rebeldes andamos con microondas, porque las necesitamos, pero las microondas ahora no llevan detrás a los esbirros, ni nada de eso, nada de asesinos, ni nada de frenazos, delante de las casas y la tocadera a medianoche (GRITOS Y APLAUSOS).

Tengo la seguridad de que tan pronto tome posesión y asuma el mando el Presidente de la república decretará el restablecimiento de las garantías, y la absoluta libertad de prensa y todos los derechos individuales en el país (APLAUSOS), todos los derechos sindicales, y todos los derechos y todas las demandas de nuestros campesinos y de nuestro pueblo. No nos olvidaremos de nuestros campesinos de la Sierra Maestra y de Santiago de Cuba (GRITOS Y APLAUSOS); no nos iremos a vivir a La Habana, olvidado de todos, donde yo quiero vivir es en la Sierra Maestra. Por lo menos, en la parte que me corresponda, por un sentimiento muy profundo, de gratitud, no olvidaré a aquellos campesinos, y tan pronto tenga un momento libre voy a ver adónde vamos a hacer la primera ciudad escolar, con cabida para 20 000 niños (APLAUSOS). Y la vamos a hacer con la ayuda del pueblo; los rebeldes van a trabajar allí y vamos a pedir a cada ciudadano un saco de cemento y una cabilla, y yo sé que obtendremos la ayuda de nuestra ciudadanía.

No olvidaremos a ninguno de los sectores de nuestro pueblo (DEL PUBLICO LE DICEN: ¡Viva Crescencio Pérez!) ¡Que viva Crescencio Pérez que perdió aun hijo en los días postreros de la guerra!

La economía del país se restablecerá inmediatamente. Este año nosotros seremos los que cuidemos la caña, para que no se queme, porque este año los impuestos del azúcar no servirán para comprar armas homicidas, y bombas y aviones para bombardear al pueblo (APLAUSOS).

Cuidaremos las comunicaciones y ya, desde Jiguaní hasta Palma Soriano, la línea telefónica está restablecida y la vía férrea será restablecida. Habrá zafra en todo el país y habrá buenos salarios, porque yo sé que ese es el propósito del Presidente de la república. Y habrá buenos precios porque, precisamente, el miedo a que no hubiera zafra ha levantado los precios del mercado mundial; y los campesinos podrán sacar su café, y los ganaderos podrán vender sus reses gordas en La Habana, porque afortunadamente el triunfo ha llegado a tiempo, para que no haya ruinas de ninguna clase.

No es a mí a quien le corresponda hablar de estas cosas. Ustedes saben que somos hombres de palabra y que lo que prometemos lo cumplimos, y queremos prometer menos de lo que vamos a cumplir, no más, sino menos de lo que vamos a cumplir y hacer más de lo que ofrezcamos al pueblo de Cuba (APLAUSOS).

No creemos que todos los problemas se vayan a resolver fácilmente, sabemos que el camino está trillado de obstáculos, pero nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las grandes dificultades (APLAUSOS). Podrá estar seguro el pueblo de una cosa, que es que podemos equivocarnos una y muchas veces, lo único que no podrá decir jamás de nosotros es que robamos, que traicionamos, que hicimos negocios sucios... Y yo sé que el pueblo los errores los perdona y lo que no perdona son las sinvergüencerías, y los que hemos tenido son sinvergüenzas.

Al asumir como presidente el magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó, a partir de ese instante, cuando jure ante el pueblo la presidencia de la república, él será la máxima autoridad de nuestro país (APLAUSOS). Nadie piense que yo pretenda ejercer facultades aquí por encima de la autoridad del Presidente de la república, yo seré el primer acatador de las órdenes del Poder Civil de la república y el primero en dar el ejemplo (APLAUSOS); cumpliremos sencillamente sus órdenes, y, dentro de las atribuciones que nos conceda, trataremos de hacer lo más posible por nuestro pueblo, sin ambiciones, porque afortunadamente estamos inmunes a las ambiciones y a la vanidad. ¡Qué mayor gloria que el cariño de nuestro pueblo! ¡Qué mayor premio que esos millares de brazos que se agitan llenos de esperanzas, de fe y de cariño hacia nosotros! (APLAUSOS.)

Nunca nos dejaremos arrastrar por la vanidad ni por la ambición, porque como dijo nuestro Apóstol: "toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz", y no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con el deber, como lo hemos estado haciendo hasta hoy y como lo haremos siempre. Y en esto no hablo en mi nombre, hablo en nombre de los miles y miles de combatientes que han hecho posible la victoria del pueblo (APLAUSOS); hablo del profundo sentimiento de respeto y de devoción hacia nuestros muertos, que no serán olvidados. Los caídos tendrán en nosotros los más fieles compañeros. Esta vez no se podrá decir como otras veces que se ha traicionado la memoria de los muertos, porque los muertos seguirán mandando. Físicamente no están aquí Frank País, Josué País, ni tantos otros, pero están moralmente, están espiritualmente, y solo la satisfacción de saber que el sacrificio no ha sido en vano, compensa el inmenso vacío que dejaron en el camino (APLAUSOS). ¡Sus tumbas seguirán teniendo flores frescas! ¡Sus hijos no serán olvidados, porque los familiares de los caídos serán ayudados! (APLAUSOS) Los rebeldes no cobraremos sueldo por los años que hemos estado luchando y nos sentimos orgullosos de no cobrar sueldos por los servicios que les hemos prestado a la Revolución, en cambio, es posible que sigamos cumpliendo nuestras obligaciones sin cobrar sueldos, porque si no hay dinero, no importa, lo que hay es voluntad, y hacemos lo que sea necesario (APLAUSOS).

Pero también quiero aquí repetir lo que dije en "La Historia me Absolverá", que es que velaremos porque no les falten el sustento, ni la asistencia, ni la educación a los hijos de los militares que han caído luchando contra nosotros, porque ellos no tienen culpa de los horrores de la guerra (APLAUSOS). Y seremos generosos con todos, porque, repito, aquí no ha habido vencidos sino vencedores. Serán castigados solo los criminales de guerra, porque ese es un deber ineludible con la justicia, y ese deber puede tener la seguridad el pueblo de que lo cumpliremos (APLAUSOS). Y cuando haya justicia, no habrá venganza. Para que el día de mañana no haya atentados contra nadie, tiene que haber justicia hoy; como habrá justicia no habrá venganza ni habrá odio. El odio lo desterraremos de la república, como una sombra maldita que nos dejó la ambición y la...

Triste es que se hayan escapado los grandes culpables, no faltan miles de hombres que quieran perseguirlos, pero nosotros tenemos que respetar las leyes de otros países. A nosotros nos sería fácil, porque voluntarios que estén dispuestos a jugarse la vida, tenemos de sobra para ir a perseguir a esos delincuentes; pero no queremos aparecer como un pueblo que viole las leyes de los demás pueblos. Las respetaremos mientras se respeten las nuestras, pero sí es cierto que si en Santo Domingo se ponen a conspirar contra nosotros ...(INTERRUPCION)

Yo había pensado, en alguna ocasión, que Trujillo nos había hecho daño vendiéndole armas a Batista, y el daño que hizo no fue porque vendiera armas, sino porque vendiera armas tan malas que a nosotros nos cayeron en nuestras manos y no servían para nada (RISAS). Sin embargo, vendió bombas, y con las bombas fueron asesinados muchos campesinos. No dan ni deseos de devolverle las carabinas porque no sirven, sino de devolverle algo mejor...

Sí, es lógico, en primer término, que los perseguidos políticos de Santo Domingo tendrán aquí su mejor casa y su mejor asilo, y los perseguidos políticos de toda la dictadura tendrán aquí su mejor casa y la mayor comprensión, porque nosotros hemos sido perseguidos políticos.

Si Santo Domingo se convierte en arsenal de la contrarrevolución, si Santo Domingo se convierte en base de conspiraciones contra la Revolución Cubana, si estos señores se dedican desde allá a hacer conspiraciones, más vale que se vayan pronto de Santo Domingo, porque allí no van a estar tampoco muy seguros (APLAUSOS). Y no seremos nosotros, porque nosotros no tenemos que meternos en los problemas de Santo Domingo, es que los dominicanos han aprendido el ejemplo de Cuba y las cosas se van a poner por allí muy serias. Los dominicanos han aprendido que es posible pelear contra la tiranía y derrotarla, y este ejemplo es lo que más temían, precisamente, los dictadores; ejemplo alentador para América que acaba de producirse en nuestra patria (APLAUSOS).

Vela por el curso y el destino de esta Revolución la América entera; toda ella tiene sus ojos puestos en nosotros, toda ella nos acompaña con sus mejores deseos de triunfo, toda ella nos respaldará en nuestros momentos difíciles. Esta alegría de hoy no solo es en Cuba, sino en América entera. Como nosotros nos hemos alegrado cuando ha caído un dictador en América Latina, ellos también se alegran hoy por los cubanos.

Debo concluir aunque sea enorme el cúmulo de sentimientos y de ideas que con el desorden, el bullicio y la emoción de hoy acuden a nuestra mente. Decía —y quedó sin concluir aquella idea— que habría justicia y que era lamentable que hubiesen escapado los grandes culpables, por culpa de quienes ya sabemos, porque el pueblo sabe quién tiene la culpa de que se hayan escapado, y que vinieran a dejar aquí, no voy a decir a los más infelices pero sí a los más torpes, a los que no tenían dinero, a los hombres de fila que obedecieron las órdenes de los grandes culpables; dejaron escapar a los grandes culpables para que el pueblo saciase su ira y su indignación con los que tienen menos responsabilidad. Está bien que se les castigue esta vez para que aprendan (APLAUSOS).

Siempre pasa lo mismo, el pueblo les advierte que los grandes se van y ellos se quedan, sin embargo, siempre pasa lo mismo, los grandes se van y ellos se quedan, pues que se castiguen también (APLAUSOS). Los grandes se van, tendrán también su castigo; duro, muy duro es tener que vivir alejado de la patria por toda la vida, porque cuando menos serán condenados al ostracismo por toda la vida los criminales y los ladrones que han huido precipitadamente.

¡Quién viera por un agujero —como dice el pueblo— al señor Batista en estos momentos! ¡Al guapo, al hombre soberbio que no pronunciaba un solo discurso si no era para llamar cobardes, miserables y bandidos a todos los demás! Aquí ni siquiera se ha llamado bandido a nadie, aquí no reina ni se respira el odio, la soberbia ni el desprecio, como en aquellos discursos de la dictadura. Aquel hombre que dice que cuando entró en Columbia llevaba una bala en la pistola, se marchó en horas de la madrugada en un avión con una bala en la pistola. Quedó demostrado que los dictadores no son tan temibles ni tan suicidas, y que cuando llega la hora en que están perdidos, huyen cobardemente. Lo lamentable realmente es que haya escapado cuando pudiera haber sido hecho prisionero, y si hacemos prisionero a Batista le hubiéramos quitado los 200 millones de pesos que se robó. ¡Reclamaremos el dinero téngalo donde lo tenga, porque no son delincuentes políticos, sino delincuentes comunes! Y vamos a ver los que aparezcan en las embajadas, si es que el señor Cantillo no les ha dado ya salvoconducto. Vamos a distinguir entre los delincuentes políticos y los delincuentes comunes; asilo para los delincuentes políticos, nada para los delincuentes comunes. Tienen que ir ante los tribunales y demostrar que son delincuentes políticos, y si se demuestra que son delincuentes comunes, que los entreguen a las autoridades.

Y Mujal, a pesar de lo grande y lo gordo que es, no se sabe dónde está en estos momentos (GRITOS). ¡Cómo han huido! (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO)

¡Yo no me explico cómo ustedes se acuerdan todavía de esos infelices! Por fin el pueblo se libró de toda esa canalla.

Ahora hablará el que quiera, bien o mal, pero hablará el que quiera. No es como ocurría aquí, que hablaban ellos solos y hablaban mal, habrá libertad... porque para eso... Libertad para que nos critiquen y nos ataquen; siempre será un placer hablar cuando nos combaten con la libertad que hemos ayudado a conquistar para todos (APLAUSOS). Nunca los ofenderemos, siempre nos defenderemos y seguiremos solo una norma, la norma del respeto al derecho y a los pensamientos de los demás.

Esos nombres que se han mencionado aquí, esa gente no saben en qué embajada, en qué playa, en qué barco, adónde han ido a parar... (ININTELIGIBLE) ...que nos hemos librado de ellos, y que si tienen alguna casita, alguna finquita, o alguna vaquita por ahí, la tendremos sencillamente, que confiscar.

Porque debo advertir que los funcionarios de la tiranía, los representantes, los senadores, los que no han robado particularmente, pero que han cobrado los sueldos, tendrán que devolver hasta el último centavo de lo que han cobrado en estos cuatro años, porque han cobrado ilegalmente y tendrán que devolverle a la república el dinero que han cobrado todos esos senadores, esos representantes, y si no lo devuelven, les confiscaremos las propiedades que tengan (GRITOS). Eso, aparte de lo que se hayan robado, porque el que haya robado, a ese no le quedará nada producto del robo, porque esa es la primera ley de la Revolución. No es justo que se mande a prisión a un hombre que se robó una gallina, o un guanajo y que los que se roban millones de pesos estén encantados de la vida por ahí (APLAUSOS).

¡Y que anden con cuidado! y que anden con cuidado los ladrones de hoy y de ayer, que anden con cuidado porque la ley revolucionaria puede caer sobre los hombros de todos los culpables de todos los tiempos, porque la Revolución llega al triunfo sin compromisos con nadie en absoluto, sino con el pueblo, que es al único al que debe su victoria (APLAUSOS).

Voy a terminar (GRITOS DE: "¡No!"), voy a terminar por hoy. Recuerden que tengo que marchar inmediatamente, es mi obligación, y ustedes llevan muchas horas parados (GRITOS).

Veo tantas banderas rojas y negras en los vestidos de nuestras compañeras, que realmente se nos hace duro abandonar esta tribuna, donde hemos experimentado, todos los que estamos aquí presentes, la más grande emoción de nuestras vidas (GRITOS Y APLAUSOS).

No podemos menos que recordar a Santiago de Cuba con entrañable cariño. Las veces que nos reunimos aquí, un mitin allá en la Alameda; un mitin acá en una avenida, Trocha, donde dije un día que si nos arrebataban los derechos por la fuerza, cambiaríamos... por los fusiles (APLAUSOS). Y culparon a Luis Orlando de aquellas declaraciones, yo me callé la boca, en el periódico salió que era Luis Orlando el que las había hecho. Era yo el que las había hecho, pero no estaba muy seguro de si estaban bien hechas, porque en aquella época no había... (RISAS). y resultó que tuvimos que cambiarlo todo, los estudiantes, sus libros y sus lápices, por los fusiles; los campesinos, sus aperos de labranza por el fusil y todos tuvimos que cambiarlo, todo por el fusil. Temporalmente la tarea de los fusiles ha cesado. Los fusiles se guardarán donde estén al alcance de los hombres que tendrán el deber de defender nuestra soberanía y nuestros derechos.

Pero cuando nuestro pueblo se vea amenazado, no pelearán solo los 30 000 ó 40 000 miembros de las Fuerzas Armadas, sino pelearán los 300 000 ó 400 000, ó 500 000 cubanos, hombres y mujeres que aquí pueden pelear (GRITOS Y APLAUSOS). Habrá las armas necesarias para que aquí se arme todo el que quiera combatir cuando llegue la hora de defender nuestra soberanía (APLAUSOS). Porque está demostrado que no solo pelean los hombres, sino pelean las mujeres también en Cuba (APLAUSOS), y la mejor prueba es el pelotón "Mariana Grajales", que tanto se distinguió en numerosos combates (APLAUSOS). Y las mujeres son tan excelentes soldados como nuestros mejores soldados hombres.

Yo quería demostrar que las mujeres podían ser buenos soldados. Al principio la idea me costó mucho trabajo porque existían muchos prejuicios y había hombres que decían que cómo mientras hubiera un hombre con una escopeta se le iba a dar un fusil a una mujer. ¿Y por qué no?

Yo quería demostrar que las mujeres podían ser tan buenos soldados, y que existían muchos prejuicios... con relación a la mujer, y que la mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en otros muchos aspectos de la vida.

Organizamos las unidades de mujeres, que demostraron que las mujeres pueden pelear, y cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, ese pueblo es invencible.

Mantendremos organizadas las milicias o la reserva de combatientes femeninas y las mantendremos entrenadas, todos los voluntarios (APLAUSOS). Y estas jóvenes que hoy veo con los vestidos negro y rojo, del 26 de julio, yo aspiro a que aprendan también a manejar las armas (GRITOS Y APLAUSOS).

Y esta Revolución, compatriotas, que se ha hecho con tanto sacrificio, ¡nuestra Revolución, la Revolución del pueblo, es ya hermosa e indestructible realidad! ¡Cuánto motivo de fundado orgullo, cuánto motivo de sincera alegría y esperanzas para todo nuestro pueblo! Yo sé que no es aquí solo, en Santiago de Cuba; es desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio.

Ardo en esperanzas de ver al pueblo a lo largo de nuestro recorrido hasta la capital, porque sé que es la misma esperanza, la misma fe de un pueblo entero que se ha levantado, que soportó paciente todos los sacrificios, que no le importó el hambre; que cuando dimos permiso tres días para que se restablecieran las comunicaciones, para que no pasara hambre, todo el mundo protestó (APLAUSOS), porque lo que querían era lograr la victoria costara lo que costara. Y este pueblo bien merece todo un destino mejor, bien merece alcanzar la felicidad que no ha logrado en sus 50 años de república; bien merece convertirse en uno de los primeros pueblos del mundo, por su inteligencia, por su valor, por su espíritu (APLAUSOS).

Nadie puede pensar que hablo demagógicamente, nadie puede pensar que quiero engañar al pueblo; he demostrado suficientemente mi fe en el pueblo, porque cuando vine con 82 hombres a las playas de Cuba y la gente decía que nosotros estábamos locos y nos preguntaban que por qué pensábamos ganar la guerra, yo dije: "porque tenemos al pueblo" (APLAUSOS). Y cuando fuimos derrotados la primera vez, y quedamos un puñado de hombres y persistimos en la lucha, sabíamos que esta sería una realidad, porque creíamos en el pueblo; cuando nos dispersaron cinco veces en el término de 45 días, y nos volvimos a reunir y reanudar la lucha, era porque teníamos fe en el pueblo, y hoy es la más palpable demostración de que aquella fe era fundamentada (APLAUSOS).

Tengo la satisfacción de haber creído profundamente en el pueblo de Cuba y de haberles inculcado esa fe a mis compañeros; esa fe que más que una fe es una seguridad completa en nuestros hombres. Y esa misma fe que nosotros tenemos en ustedes, es la fe que nosotros queremos que ustedes tengan en nosotros siempre (APLAUSOS).

La república no fue libre en 1895 y el sueño de los mambises se frustró a última hora; la Revolución no se realizó en 1933 y fue frustrada por los enemigos de ella. Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a todos los revolucionarios, tiene a los militantes honorables. ¡Es tan grande y tan incontenible su fuerza, que esta vez el triunfo está asegurado!

Podemos decir con júbilo que en los cuatro siglos de fundada nuestra nación, por primera vez seremos enteramente libres y la obra de los mambises se cumplirá (APLAUSOS).

Hace breves días, el 24 de febrero, me fue imposible resistir la tentación de ir a visitar a mi madre, la que no veía desde hacía varios años. Cuando regresaba por el camino que cruza a través de los Mangos de Baraguá, en horas de la noche, un sentimiento de profunda devoción nos hizo detener allí, a los que viajábamos en el vehículo, en aquel lugar donde se levanta el monumento que conmemora la Protesta de Baraguá y el inicio de la Invasión. En aquella hora, la presencia en aquellos sitios, el pensamiento de aquellas proezas de nuestras guerras de independencia, la idea de que aquellos hombres hubiesen luchado durante 30 años para no ver logrados sus sueños porque la república se frustrara, y el presentimiento de que muy pronto la Revolución que ellos soñaron, la patria que ellos soñaron serían realidad, nos hizo experimentar una de las sensaciones más emocionantes que puedan concebirse.

Veía revivir aquellos hombres con sus sacrificios, con aquellos sacrificios que nosotros hemos conocido también de cerca; pensaba en sus sueños y sus ilusiones, que eran los sueños y las ilusiones nuestras, y pensé que esta generación cubana ha de rendir y ha rendido ya el más fervoroso tributo de reconocimiento y de lealtad a los héroes de nuestra independencia.

Los hombres que cayeron en nuestras tres guerras de independencia juntan hoy su esfuerzo con los hombres que han caído en esta guerra, y a todos nuestros muertos en las luchas por la libertad podemos decirles que por fin ha llegado la hora en que sus sueños se cumplan; ha llegado la hora de que al fin ustedes, nuestro pueblo, nuestro pueblo bueno y noble, nuestro pueblo que es todo entusiasmo y fe, nuestro pueblo que quiere gratis, que confía gratis, que teme a los hombres con cariño más allá de sus ofrecimientos, tendrá lo que necesita (APLAUSOS). Y solo aquí me resta decirles, con modestia, con sinceridad, con profunda emoción, que en nosotros, en sus combatientes revolucionarios, tendrán siempre servidores leales, que solo tendrán por divisa servir (APLAUSOS).

Hoy, al tomar posesión de la presidencia de la república el doctor Manuel Urrutia Lleó, el magistrado que dijo que la Revolución era justa ...(INTERRUPCION) ...el territorio liberado que ya es hoy toda patria; asumiré sencillamente las funciones que él me asigne, en sus manos queda toda la autoridad de la república (APLAUSOS). Nuestras armas se inclinan respetuosas ante el Poder Civil en la República civilista de Cuba (APLAUSOS). No tengo que decirle que esperamos que cumpla con su deber, porque sencillamente estamos seguros de que sabrá cumplirlo. El presidente provisional de la República de Cuba... Y la autoridad y le dejo en el uso de la palabra al pueblo.