El contrato social (1819): Libro III - Capítulo XV

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C A P I T U L O X V.

De los Diputados ó Representantes.

Tan pronto como el servicio público cesa de ser el principal asunto de los Ciudadanos, y que estos quieren servir mas bien con su bolsa que con su persona, el Estado está entónces muy próximo á su ruina. ¿Es necesario ir á la guerra? pagan tropas y se estan quietos. Si es preciso ir al Consejo, nombran Diputados, y ellos se quedan en su casa. A fuerza de pereza y de dinero tienen enfin Soldados para soyusgar la Patria, y Representantes para venderla.

El enredo del Comercio y de las Artes, el ávido interes de la ganancia, la molicie y el amor de las comodidades son las que transmutan y transforman los servicios personales en dinero. Se cede una buena parte del lucro para aumentarle mas fácilmente. Dad plata, y bien pronto tendréis hierros. Esta palabra hacienda es una palabra de esclavos desconocida en la Ciudad. En un Estado verdaderamente libre los Ciudadanos lo hacen todo con sus brazos y nada con dinero: léjos de pagar por eximirse de sus deberes, ellos deben desear desempeñarlos por sí mismos. Yo estoy bien distante de las ideas comunes, y tengo por ménos contrarios á la libertad los trabajos personales que los impuestos.

Quanto mejor constituido está el Estado, otro tanto mas interesan al Ciudadano los negocios públicos que los privados prescindiendo de que estos son mucho ménos entónces, porque la suma de la felicidad comun suministrando una porcion mas considerable á cada uno de los individuos, le dexa ménos tiempo para los cuidados particulares. En una Ciudad bien conducida cada qual va á las juntas; pero baxo un mal Gobierno ninguno asoma por que no se toma interes en lo que se nace, y se prevée tambien que la voluntad general no ha de prevalecer; y enfin los negocios domésticos llevan toda la atencion. Las buenas leyes hacen formar otras mejores, así como las malas nos las traben peores. Tan pronto como se dice de los negocios del Estado: ¿á mí que me importa? se debe contar que el Estado va ya perdido.

La tibieza del amor de la Patria, la actividad del interes privado, la inmensidad de Estados, las conquistas y el abuso del Gobierno han hecho imaginar el medio de Diputados ó Representantes del Pueblo en las Asambleas de la Nación: y esto es lo que ciertos paises han osado llamar tercero Estado; y de este modo el interes particular de dos órdenes está colocado en el primero y segundo grado, y el interes público en el tercero.

La Soberanía no puede ser representada por la misma razon que no puede ser enagenada. Ella no consiste mas que en la voluntad general, y la voluntad jamas puede ser representada, por que ó ella es la misma, ó sino es otra, y en esto no hay medio. Los Diputados del Pueblo no son ni pueden ser Representantes, no son mas que Comisarios que nada pueden concluir definitivamente. Toda ley que el Pueblo no ratifica en persona, es nula, y no es ley. El Pueblo Ingles piensa ser libre, pero se engaña sobradamente, por que no lo es sino miéntras que dura la eleccion de los miembros del Parlamento, y luego que estos son electos, queda esclavo, y no es nada. En los cortos momentos de su libertad, el uso que entónces hace de ella, merece bien que la pierda.

La idea de Representantes es moderna y nos viene del Gobierno feudal, de este iniquo y absurdo Gobierno en él que la especie humana está degradada, y donde el nombre de hombre se ve deshonrado. En las antiguas Repúblicas y aun en las Monarquías jamas el Pueblo tuvo Representantes, ó á lo ménos no se conocian por este nombre. Es una cosa muy singular que en Roma donde los Tribunos eran tan sagrados, no imaginaran jamas poder usurpar las funciones del Pueblo, y que en medio de una tan grande multitud no intentaran tampoco pasar por alto algun decreto. Jusguese de los embarazos que causaba algunas veces el tropel por lo que sucedia en tiempo de los Gracos que una parte de los Ciudadanos daba su voto sobre los tejados. Donde el derecho y la libertad llevan toda la atencion, son ningunos los inconvenientes. En este sabio Pueblo estaba todo areglado; se dexaba obrar á los lictores lo que los Tribunos no hubieran osado hacer, y daba por bien hecho que sus Lictores le quisieran representar.

Con todo para explicar como los Tribunos representaban algunas veces el Pueblo, basta concebir como el Gobierno representa el Soberano. No siendo la ley sino la declaracion de la voluntad general, es claro que el Pueblo no puede ser representado en el poder legislativo: pero puede y debe serlo en el executivo que no es mas que la fuerza aplicada á la ley. Esto hace ver que examinando bien las cosas, hay muy pocas Naciones que tengan leyes. Como quiera que sea, es seguro que los Tribunos no teniendo parte en el poder executivo, nunca podian representar el Pueblo Romano por los derechos de sus cargan sino solo usurpando los del Senado.

Entre los Griegos todo lo que el Pueblo tenia que hacer, lo hacia por sí mismo, y así continuamente estaba congregado en las plazas. Pero los Griegos poseian un clima dulce, no eran codiciosos, y teniendo esclavos para sus trabajos particulares, su único negocio era su libertad. Y no teniendo las mismas ventajas, como se podran conservar los mismos derechos? Vuestros climas mas duros os producen mas necesidades:[1] no podeis aguantar en la plaza pública seis meses del año, vuestras lenguas sordas no se dexan oir públicamente: cuidais mas de vuestras ganancias que de vuestra libertad, y en ménos teneis la esclavitud que la miseria.

¡Que! ¿la libertad no se mantiene sino al apoyo de la servidumbre? Puede ser, por que los dos excesos se tocan mutuamente, y es necesario evitar los excesos. Todo lo que no está fundado en la naturaleza, tiene sus inconvenientes, y la Sociedad civil muchos mas. Hay algunas infelices circunstancias en las que no se puede mantener la libertad sino á expensas de la esclavitud de otros, y en las que el Ciudadano no puede ser perfectamente libre sin que el esclavo sea extremamente esclavo: Tal era la situacion de Esparta. En órden á la vuestra, ¡Pueblos modernos! es cierto que no teneis esclavos; pero vosotros mismos lo sois, y con vuestra esclavitud pagais su libertad. Vosotros habeis querido esta preferencia, y yo encuentro en ella mucha mas cobardía que humanidad.

Pero no por eso se piense que jusgo útiles y necesarios los esclavos, ni que el derecho de esclavitud sea legítimo, supuesto que he probado lo contrario. Yo apunto los motivos por los que los Pueblos modernos que se creen libres, tienen Representantes, y hago saber que los antiguos que se hallaban en posesion de su libertad, no los tenian. Como quiera que sea, al instante que un Pueblo busca Representantes, ya no es mas libre; no lo es ya.

Examinado todo perfectamente, contemplo segun lo dicho que no es posible al Soberano conservar entre nosotros el exercicio de sus derechos, si la Ciudad no es muy pequeña. Pero si ella es muy pequeña, será soyuzgada.... No por cierto. Yo haré ver[2] como se puede reunir el poder exterior de un gran Pueblo con la política fácil, y el buen órden de un pequeño Estado.


  1. Adoptar en los paises frios el luxo y la molicie de los Orientales, es querer cargarse con sus cadenas, y someterse mas necesariamente que ellos.
  2. Esto es lo que me he propuesto hacer en seguida de esta obra quando tratando de las relaciones externas, llegué á las confederaciones o materia todo nueva y donda los principios estan todavia, por establecer.