Elegía III

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​Elegía III​ de Mariano Melgar

¿PORQUE SE AFLIGE, SI LA NOCHE LLEGA...?

¿Por que se aflige, si la noche llega,
El infelice que perdió el camino,
Cuando en el campo para tomar senda
No halla vestigio?

Al dulce sueño puede abandonarse;
Que alla la aurora con hermoso brillo,
Cuando despierte le dará las huellas
Que hubo perdido.

¿Por que se asusta triste el navegante
Cuando rompiéndose el profundo abismo
Baten los vientos y encrespadas olas
A su navío?

Tiempo sereno sigue a la tormenta;
Queda una tabla si creció el peligro;
O al fin perecen corazón y sustos
A un tiempo mismo.

¿Por que lamenta preso el delincuente,
Si entre cadenas y pesados grillos
la muerte espera, como pena justa
De su delito?

Ser justa pena puede consolare
Aun la injusticia puede ser su asilo
Porque mil veces la maldad protegen
Jueces inicuos.

Ser justa pena puede consolarle;
Aun la injusticia puede ser su asilo,
Porque mil veces la maldad protegen
Jueces inicuos.

Para mi solo son las aflicciones;
Para mi el susto y el llorar continuo.
Porque en mi solo todos los trabajos
Se han reunido.

Yo perdí a Silvia, sin que rayar pueda
Aurora alguna que a los ojos míos
Muestre su rostro, con la expresión dulce
De su cariño.

Yo perdí a Silvia , y en su dura ausencia
De mil recelos me hallo combatido;
Mas que a la Parca temo de su efecto
Cualquier desvió.

Yo perdí a Silvia por injustas tramas
Que me formaron viles enemigos,
Sin que algo impuro procurase nunca
Mi afecto fino.

Mas que en ser libre me gozaba en verme
Esclavo suyo, de amor cautivo;
Y el verme lejos de pasión tan dulce
Es mi martirio.

Salir no puedo de esta horrible cárcel;
Aquí me matan bárbaros caprichos:
mas no me matan, que para mas pena
Infeliz vivo.

Yo perdí a Silvia ¿Que mayor tormento?
Toda mi dicha fue su amble hechizo;
Y en ella sola todo con su ausencia,
Todo he perdido.

¡Ay Silvia miá! ¿Que mayor tormento?
Toda mi dicha fue su amable hechizo;
Y en ella sola, todo con su ausencia,
Todo he perdido.

¡Ay Silvia miá Yo perdí tu vista;
Ya es llorar solo todo mi destino;
Sin que en mi llanto quede mas consuelo
Que el llanto mismo.