Enciclopedia Chilena/Folclore/Pregón, El

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El Pregón
Artículo de la Enciclopedia Chilena

Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-515/22
Título: El Pregón
Categoría: Folclore


Pregón, El.

Folk.

Circunscrito a su función folklórica actual, el pregón es un mero recurso publicitario sonoro, empleado por vendedores, compradores y reparadores ambulantes.

En su llamada de atención presenta una breve y elemental caracterización encomiástica de los objetos destinados a la venta, procedimiento comercial que, en algunas ocasiones, se cambia por el del trueque, incluyendo, por lo común, las correspondientes formas verbales anunciadoras del pregón, las cuales suelen repetirse con fines reforzativos.

Los pregones de venta más usuales recaen en comidas, bebidas, hierbas medicinales o impresos periodísticos. Estos últimos, ya adquiridos y guardados por el público lector, son también propias de los de compra, junto con diferentes cosas caídas en desuso en las viviendas, predominando las prendas de vestir y las botellas. En cuanto a los de reparación, cada día sen mas escasos, limitándose a proponer trabajos relacionados con la hojalatería u otros del dominio de los denominados genérica y equívocamente maestros.

Las formas comunicativas de esta especie son, en su gran mayoría, textos gritados, que van desde locuciones mínimas, como tortillas calientes; hasta oraciones simples o compuestas de reducida extensión, como "compro diarios, revistas. botellas, ropa usada, compro". En este primer grupo, provisto de variadas inflexiones de entonación, con sus respectivos tonos ascendentes y descendentes, encontramos un carácter de recitativo, aproximándose los más ricos de sus integrantes a la expresión propiamente musical, expresión en cuyo campo debemos situar la minería que constituye un segundo grupo, principalmente gracias a sus atributos melódicos, comprobables en este magnífico ejemplo que procede de la ciudad de Concepción, notable por sus despliegues melismáticos.

Aunque desplazado en forma ostensible por la creciente moder­nización de los métodos de mercado y de publicidad, el pregón vive aun en los centros urbanos y suburbanos, destacándose cuanti­tativamente los calificados líneas atrás como simples gritos; en cambio, los de índole musical propiamente dicha son dificilísimos de escuchar, pudiendo afirmarse, por desgracia, que se hallan en su etapa de extinción, lo que contribuye a proporcionarles la ca­lidad tierna, romántica y nostálgica que los adorna en el presente, sin duda perceptible en las mejores aplicaciones artísticas que se han hecho de esta manifestación folklórica, entre las que se cuentan la obra musical La voz de las calles, de Pedro Humberto Allende, y el poema Romance del vendedor de canciones, de Oscar Castro, hermosos ejemplos que aguardan dignas emulaciones a través de las corrientes estilísticas de avanzada. Junto a este tipo de proyección, debe recordarse la amena utilidad del pregón para efectuar, sobre la base de sus intervenciones y trans­formaciones sociales, un singular recorrido por la historia patria, hasta ahora no integralmente practicado por los especialis­tas y de gran aprovechamiento futuro para estudiantes de diversos niveles. Apreciaríamos, de esta manera, introducción en las tierras americanas como medio difusor oficial de los poderes hispánicos, en lo militar, cívico y religioso, a cargo de los pregoneros - voz inexistente en el folklore chileno - acompañados de trompetas y tambores. Con el advenimiento de las poblaciones, pasó también a cumplir funciones domésticas, entre las que descollaba por su importancia la cumplida por el sereno, con sus avisos del transcurso de la horas y del estado climático, cantados sin acompañamiento instrumental, como los pregones de nuestros días, y uno de cuyos textos más delicados resonaba todavía en las madrugadas de fines del siglo XIX:

Ave María Purísima,
ya viene la luz del día,
dándole al mundo consuelo;
vístese el campo de flores
y de alegría el cielo.