Enemistad, Rencor (SLC)

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Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

Enemistad, Rencor.


La primera se manifiesta mas abiertamente que el segundo, el cual se oculta y disimula.

Los disfavores, la mala correspondencia y los discursos ásperos mantienen la enemistad, la cual no cesa hasta que los hombres nos avenimos ó reconciliamos, cansados ya de procurar dañarnos uno á otro, ó que persuadidos por los amigos entramos en la reconciliacion. La memoria de un agravio ó de una afrenta recibida, conserva el rencor en el corazon, del cual no sale sino cuando ya no queda ningun deseo de venganza, ó que uno perdona sinceramente.

La enemistad no siempre impide que se estime ó haga justicia al enemigo; pero sí que se le halague y haga bien ó favorezca, á no ser por ciertos impulsos de honor y de grandeza de alma, á los cuales se sacrifica algunas veces el resentimiento ó la venganza. El rencor hace siempre aprovechar con placer la ocasion de vengarse, al paso que sabe encubrir la intencion con la apariencia de amistad, hasta que llega el momento de satisfacerse.

Suele haber nobleza en la enemistad, y seria vergonzoso no tenerla con ciertas personas; pero el rencor lleva siempre consigo la bajeza: un alma poseída de noble orgullo, rehusa con franqueza el perdon, ó le concede generosamente.

Se ha visto ser hereditarios los resentimientos y perpetuarse la enemistad en las familias, porque lamentablemente las costumbres han mudado en tal manera, que el hijo suele no querer del padre mas que la herencia. Son raras las reconciliaciones perfectas, viéndose frecuentemente que se conserva el rencor, despues de aquellas que parecían sinceras, y el modo de perdonar que se atribuye á los italianos, es el mismo en todas las naciones.