Los cinco cerditos

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Los cinco cerditos (1880) de Anónimo
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LA HISTORIA DE
LOS CINCO CERDITOS.
EL CERDITO QUE FUE AL MERCADO.


LA HISTORIA DE
LOS CINCO CERDITOS.




EL CERDITO QUE FUE AL MERCADO.


Había una vez una familia de cinco cerditos, y la Sra. Cerdo, su madre, los amaba mucho a todos. Algunos de estos cerditos eran muy buenos, y se esforzaban mucho en agradarla. El mayor de los cerdos era tan activo y útil que fue llamado el Sr. Cerdo. Un día fue al mercado con su carreta llena de verduras, pero Rusty, el burro, comenzó a mostrar su mal carácter antes de que hubiera avanzado mucho en el camino. Todos las persuasiones y azotes no lo harían moverse. Así que el Sr. Cerdo le sacó de los ejes, y por ser muy fuerte, tiró por sí mismo del carro hacia el mercado. Cuando llegó allí, todos los otros cerdos se echaron a reír. Pero no se rieron tan fuerte cuando el Sr. Cerdo les contó a todos sus dificultades por el camino. El Sr. Cerdo no perdió tiempo y vendió sus verduras, y muy pronto después Rusty llegó trotando a la plaza del mercado, y ahora parecía dispuesto a tomar su lugar en la carreta, el señor Cerdo comenzó a regresar a casa sin demora. Cuando llegó allí, le contó a la Sra. Cerdo su historia, y ella le dijo que era su mejor y más valioso hijo.
EL CERDITO QUE SE QUEDÓ EN CASA.



EL CERDITO QUE SE QUEDÓ EN CASA.
Este cerdito tenía muchas ganas de ir con su hermano, pero como era tan travieso y no se le podía confiar muy lejos, su madre le hizo quedarse en casa, y le dijo que mantuviera un buen fuego mientras ella iba al molino para comprar harina. Pero tan pronto como se quedó solo, en lugar de aprender sus lecciones, empezó a fastidiar al pobre gato. Entonces tomó el fuelle, y cortó la piel con un cuchillo, con el fin de ver de dónde salía el viento: y cuando no lo pudo averiguar, comenzó a llorar. Después de esto rompió todos los juguetes de su hermano, metió el palo del tambor a través del tambor, arrancó la cola del papalote (cometa), y luego le quitó la cabeza al caballo. Y luego se fue a la alacena y se comió el jamón. Cuando la señora Cerdo llegó a casa, se sentó junto al fuego, y por estar muy cansada, pronto se quedó dormida. Tan pronto se durmió, este cerdito malo tomó un pañuelo largo y la ató a la silla. Pero pronto despertó y se enteró de todo el daño que había estado haciendo. Vio a la vez el daño que había hecho con los juguetes de su hermano. Así que rápidamente sacó su rama de abedul más gruesa y pesada, y le dio a este cerdito travieso tal paliza que él no olvidó durante mucho tiempo.
EL CERDITO TRAVIESO SE GANA UNA PALIZA.
EL CERDITO TRAVIESO AMARRÓ A SU MADRE A LA SILLA.



EL CERDITO QUE COMIÓ CARNE ASADA.


Este cerdito fue muy bueno y cuidadoso. Rara vez dio a su madre problemas, y siempre tuvo placer en hacer todo lo que ella le mandaba hacer. Aquí lo ves sentado con las manos y la cara limpias, ante carne asada rica, mientras que su hermano, el cerdo perezoso, que está de pie sobre un taburete en la esquina, con el gorro de burro, no tiene nada. Se sentó en silencio y aprendió su lección, y le pidió a su madre escucharlo repetirla. Y lo hizo tan bien que la señora Cerdo le acarició las orejas y la frente, y le dijo que era un cerdito muy bueno. Después de esto él pidió ayudar a hacer el té. Él trajo todo lo que ella quería, y levantó la tetera del fuego, sin derramar una gota, en sus dedos de los pies o la alfombra. Entonces salió, después de pedir permiso a su madre, para jugar con su aro. No había ido muy lejos cuando vio a un cerdo viejo ciego, que, con su sombrero en la mano, lloraba por la pérdida de su perro, así que puso su mano en el bolsillo y encontró un medio centavo, que dio al pobre cerdo viejo. Fue por tal conducta, que su madre le dio a menudo le dio al cerdito carne asada. Llegamos ahora al cerdito que no tenía nada.
EL CERDITO QUE COMIÓ CARNE ASADA.



EL CERDITO QUE NO TENÍA NADA.


Este fue el cerdito más obstinado y voluntarioso. Su madre lo había puesto a aprender su lección, pero apenas había salido ella al jardín, el cerdito rompió su libro en pedazos. Cuando su madre regresó, salió corriendo a la calle a jugar con otros cerditos perezosos como él. Después de esto se peleó con uno de los cerdos y obtuvo una paliza. Por miedo de ir a casa, se quedó fuera hasta que era bastante oscuro y pescó un resfriado severo. Por lo que fue llevado a casa y lo pusieron en cama, y tuvo que tomar un montón de medicinas desagradables.


EL CERDITO QUE LLORABA "WEE, WEE," TODO EL CAMINO A CASA.


Este cerdito fue a pescar. Ahora, le habían dicho de no entrar al terreno del agricultor Grumpey, ya que no le permitía a nadie pescar en su parte del río. Pero, a pesar de lo que le habían dicho, este cerdito tonto fue ahí. Pronto pescó un pez muy grande, y mientras trataba de llevarlo a casa, el padre Grumpey llegó corriendo junto con su gran látigo. Él rápidamente tiró el pescado, pero el granjero lo atrapó y le puso su látigo sobre la espalda por algún tiempo, el cerdito salió corriendo, llorando, "Wee, wee, wee," todo el camino a casa.

EL CERDITO QUE LLORABA "WEE, WEE," TODO EL CAMINO A CASA.