Madureces

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​Madureces​ de Francisco Acuña de Figueroa
"Ansioso un higo comía
-cuenta a Gil el viejo Arbelo-
y, ¡tris!, saltó un diente al suelo
de sólo tres que tenía."

"Es bien raro el accidente
estando maduro el higo."
Y aquel contestóle: "Amigo,
más maduro estaba el diente."