Manifiesto del 23 de enero de 1925

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Manifiesto del 23 de enero de 1925

Al país.

Los responsables del movimiento del 5 de Septiembre acabamos de reconquistar el sentido de aquel acto. La desviación maliciosa de nuestro programa, expuesto en el manifiesto del 11 de Septiembre, ha hecho necesario deponer a los jefes que traicionaron la confianza depositada en ellos.

La protección prestada por parte de la junta de gobierno que acaba de terminar en sus funciones, a los elementos políticos y de otros órdenes que representan la minoría reaccionaria del país, se había demostrado en forma cada vez más desafiante. Bien sabe el país que no fue ese el resultado que las Fuerzas Armadas persiguieron al trastornar las instituciones fundamentales de la república; sino hacer obra de todos y para todos, por medio de la destrucción de la maraña política corrompida y principalmente, por la convocación a una libre asamblea constituyente que diese a Chile una Carta Fundamental adecuada a su realidad social y le permitiera entrar a una era nueva de honradez y capacidad políticas. Cuando el 5 de Septiembre presentamos al Exmo. Señor Alessandri el pliego que contenía nuestras aspiraciones, encontramos al Supremo Mandatario en perfecto acuerdo con ellas. Por esto, no pensamos siquiera en alejarlo del poder. Luego, nuestra candidez política de soldados hechos al respeto escrupuloso de las jerarquías, nos entregó a manos de hombres que nos traicionaron: cuando el exmo. Señor Alessandri manifestó el deseo de hablar nuevamente con nosotros, Altamirano le repuso que los oficiales exigíamos que el poder le fuera transmitido. Procedió con malicia independiente de nuestra voluntad y en inteligencia con los elementos reaccionarios, a cuya conspiración fracasada había adherido. De acuerdo con esta traición condujo en lo sucesivo sus actos el gobierno, se consumó la falsificación de nuestro movimiento hasta convertirlo en trunfo de abortado intento reaccionario y se entregó el país a la oligarquía. Contra los traidores y sus usufructuarios va dirigido el golpe actual. Demostramos con el que los oligarcas no son los dueños de Chile, que no en vano han hecho un camino en la conciencia nacional las doctrinas democráticas y que la virilidad de los autores de la Revolución de Septiembre no se doblega con el engaño ni se compra con seductores pecuniarias.

Nos hallamos, pues, de nuevo en el punto inicial de nuestro impulso patriótico, Esta vez no queremos dictar normas por cuenta propia, sino convocar a la mayoría libre del país, para que, velada por nuestras espadas y dirigida por su presidente constitucional, reorganice a Chile, realizando las promesas de nuestro manifiesto del 11 de Septiembre.

Mientras el Exmo. Señor Alessandri reasuma el mando supremo, nos hacemos cargo de la administración pública, con una junta de gobierno compuesta por el general don Pedro Pablo Dartnell, que la Presidirá, el general don Emilio Ortiz Vega, y un representante que designará la Marina.

El Exmo. Señor Alessandri convocará a una Asamblea Constituyente, realizará el programa de nuestro Manifiesto y entregará el mando tan pronto como se hayan constituido los nuevos poderes del Estado.

FIRMA. La Guarnición de la Capital