Mensaje a la Nación de Sebastián Piñera, 21 de mayo de 2011

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Muy buenos días,
Señor presidente del Senado y de la Cámara de Diputados,
señoras y señores parlamentarios,
autoridades,
chilenas y chilenos.

Nuestra misión

Hace un año concurrí a este Congreso Pleno a convocar a todas las chilenas y chilenos a asumir una misión y abrazar una causa noble y factible: hacer de nuestra patria, antes que termine esta década, un país desarrollado y sin pobreza. Ese fue el sueño que nuestros padres y abuelos siempre acariciaron, pero nunca lograron. Y esa es la misión y el deber de nuestra generación, la generación del Bicentenario.

Los convoqué a que juntos construyéramos una sociedad de seguridades, oportunidades y valores para todos.

Una sociedad de seguridades significa una vida digna para todos los chilenos y también atenuar los temores que a tantos oprimen. Para ello necesitamos una red de protección social firme, siempre disponible, para acogerlos. Pero no una telaraña para atraparlos. Por eso los chilenos siempre nos alegramos más cuando un compatriota logra superar la necesidad de esa red que cuando debe recurrir a ella.

Una sociedad de oportunidades significa que todos los chilenos tengamos la posibilidad de realizarnos en plenitud como personas y también desarrollar con libertad los talentos que Dios nos dio. Y para eso, sin duda, tenemos que mejorar la educación, crear empleos y potenciar las fuerzas de la libertad, la innovación y el emprendimiento.

Pero no basta con seguridades y oportunidades. También son importantes los valores, y una sociedad de valores es una sociedad donde reinan la libertad, la justicia, la fraternidad y donde valores tan importantes como la vida, la familia, los derechos humanos y la protección del medio ambiente, sean siempre respetados. Esa es nuestra misión y esa es la patria que juntos estamos construyendo.

2010: Un año trágico, histórico, épico y fecundo

El año 2010 fue un año difícil y que nunca olvidaremos. Ese año vivimos tristezas y alegrías, temores y heroísmos, dolores y esperanzas.

Comenzó con uno de los más devastadores terremotos y maremotos en la historia de la humanidad. Perdimos muchas vidas y sufrimos mucha destrucción de la propiedad.

Esos dramáticos minutos devastaron sueños y proyectos de vida, pero no lograron doblegar el temple y la voluntad del pueblo chileno. Porque desde las ruinas se levantó una nación noble, valiente y solidaria, que supo enfrentar la adversidad con un coraje y una unidad que han generado el aprecio y la admiración del mundo entero.

Sólo doce días después asumimos el Gobierno de Chile. Ya no sólo con la misión de cumplir nuestro Programa de Gobierno, sino que también con la firme voluntad de reconstruir un país aún mejor.

El 5 de agosto del año pasado, un escalofrío recorrió nuestro país. 33 mineros habían quedado atrapados en las profundidades de una mina llamada San José, en el desierto más árido del mundo.

Desde el primer día nuestro gobierno asumió el compromiso incondicional de buscarlos como si fueran nuestros propios hijos y, con la ayuda de Dios, rescatarlos sanos y salvos.

Muchos en esos días perdieron la fe de encontrarlos con vida. Pero el 22 de agosto recibimos un inspirador mensaje que hizo que en todos los hogares de Chile, las chilenas y chilenos lloráramos de alegría y de emoción. Siete semanas más tarde se produjo el milagro del Campamento Esperanza. Logramos rescatar uno a uno a nuestros 33 mineros y devolverlos a sus familias, a la vida, a la patria.

Así, lo que comenzó como una tragedia, terminó como un testimonio de la fuerza de la fe, el compromiso y la convicción.

Pido a este Congreso pleno un aplauso por nuestros mineros y por quienes los rescataron con vida.

Y están presentes con nosotros, don Luis Urzúa, el que me dijo que sólo me iba a entregar el turno que le correspondía como jefe cuando todos y cada uno de sus compañeros estuvieran sanos y salvos en la superficie. Y así ocurrió don Luis. Usted cumplió con su deber.

El año 2010 también conmemoramos nuestros 200 años de vida independiente. Y lo hicimos unidos, como una gran familia. Inauguramos juntos la Bandera del Bicentenario, honramos a nuestros héroes, pero también revisamos la historia para aprender de nuestros errores. Pero, por sobre todo, para redoblar la fuerza y la fe en el futuro.

Y cuando llegábamos a fin de año, nuevamente la tragedia golpeó nuestras puertas. El 8 de diciembre, 81 compatriotas privados de libertad, perdieron sus vidas en el terrible incendio de una cárcel en San Miguel.

Sin embargo, a pesar de la adversidad, el año 2010 fue también un año muy fecundo y de grandes logros para todos los chilenos.

Primero, porque experimentamos la fuerza, la solidaridad y el coraje de nuestro pueblo que, frente a la adversidad, supo ponerse de pie, secar las lágrimas y seguir avanzando con unidad.

Yo estoy seguro que la forma en que enfrentamos la adversidad y en que rescatamos a nuestros mineros nos van a inspirar en el futuro cuando las sombras de las dudas o del temor quieran nuevamente inundar nuestra alma. Y segundo, porque Chile recuperó en plenitud la capacidad de crecimiento y liderazgo y avanzó a pie firme en todos los frentes, lo cual sin duda debe hacernos sentir a todos los chilenos muy orgullosos.

Rendición de cuentas

Queridos compatriotas:

Hoy, tal como lo ordena la Constitución y lo establece nuestra hermosa tradición republicana, vengo ante ustedes y ante el país a rendir cuenta.

Hoy es tiempo de balances y de que hablen los hechos, con toda su fuerza, con toda su elocuencia.

Balance de la reconstrucción

Desde el mismo 27 de febrero, la reconstrucción se planificó en tres etapas, de distinta naturaleza, pero de ejercicio simultáneo. Primero fue la emergencia inmediata: restablecer el orden público, reponer el abastecimiento de servicios básicos y recuperar la conectividad tanto terrestre como comunicacional.

Luego vino la emergencia del invierno, en la que volcamos todas nuestras energías para brindar a los damnificados la mayor y oportuna ayuda antes que el invierno, el frío, las lluvias y las enfermedades los acosaran.

Y para ello contamos con la colaboración de muchos, de las Fuerzas Armadas, de la sociedad civil, de organismos no gubernamentales, de un maravilloso ejército de voluntarios y también de los países amigos.

Este esfuerzo permitió que un millón 250 mil niños que no podían volver a clases porque sus escuelas estaban destruidas o dañadas, pudieran normalizar su año escolar.

Entregamos más de 80 mil viviendas de emergencia. Recuperamos íntegramente la conectividad física de nuestro país. Restablecimos el acceso digno y oportuno a los servicios de salud. Y en sólo 120 días nuestra economía volvió a crecer y a crear empleos, con una inmensa fuerza.

Esta semana, hemos dispuesto recursos para que todas las familias que aún viven en viviendas de emergencia, puedan contar con la ayuda del Estado para mejorar sus viviendas y para enfrentar mejor el frío y las lluvias de este invierno.

Este programa, que se llama Manos a la Obra 3, le va a permitir a cada familia recibir el apoyo del Estado, para que puedan prepararse mejor para este invierno que, esperamos, sea el último invierno que pasen en viviendas de emergencia.

Siempre dijimos que la reconstrucción no duraría semanas ni meses. Dijimos que ella iba a requerir el esfuerzo permanente durante los cuatro años de nuestro gobierno. Y hoy, a sólo catorce meses de aquel trágico y devastador 27 de febrero, responsablemente puedo decir a todos mis compatriotas que más de la mitad de la reconstrucción ya la hemos logrado cumplir juntos todos los chilenos.

El terremoto y el maremoto destruyeron o dañaron 220 mil viviendas. En pocos minutos nuestro déficit habitacional, o el número de familias sin viviendas, creció un 37 por ciento. A marzo de este año ya hemos entregado 146 mil de los 220 mil subsidios comprometidos, 92 mil proyectos de vivienda están iniciados o entregados y cada mes se inician más de quince mil obras nuevas. Las soluciones habitacionales terminadas alcanzan ya a 40 mil.

¡Cómo me gustaría que todos los damnificados ya tuviesen sus casas o escuelas definitivas! Desgraciadamente, la magnitud del terremoto no lo hace posible. Hemos trabajado y seguiremos trabajando sin descanso. Pero aún nos queda un largo camino por recorrer.

A fines de este año habremos entregado los 220 mil subsidios comprometidos, 100 mil soluciones habitacionales estarán terminadas y 80 mil más iniciadas. Y antes del invierno del próximo año, todas las familias que viven en aldeas habrán recibido sus viviendas definitivas o éstas estarán en notable estado de avance.

En el campo de la educación, hemos reconstruido o reparado el 70 por ciento de los cuatro mil 538 establecimientos educacionales destruidos o dañados por el terremoto, lo que representó más de la mitad de las escuelas o colegios de las regiones dañadas. Y estamos trabajando para terminar esta tarea durante nuestro gobierno.

En salud, hemos recuperado el 85 por ciento de los hospitales, el 100 por ciento de las camas y el 95 por ciento del equipamiento médico inutilizado. Durante este segundo semestre entregaremos a la comunidad nueve hospitales públicos de construcción acelerada: Putaendo, Parral, Talca interno, Talca externo, Curicó, Cauquenes, Hualañé, Chillán y el Félix Bulnes en Santiago, beneficiando a más de tres millones de compatriotas.

El 99 por ciento de la infraestructura pública destruida o dañada ha sido recuperada y está operativa. Hablamos de mil 554 kilómetros de caminos, de infraestructura portuaria, de decenas de obras de agua potable rural, de aeródromos, aeropuertos, embalses, canales, colectores de aguas lluvias. Y también hemos recuperado el 99 por ciento de los puentes destruidos, incluyendo el Juan Pablo II y Llacolén, que cruzan nuestro río Bío Bío.

Es necesario que todos reconozcamos que ese 27 de febrero la ONEMI no estaba preparada para asumir el desafío y cumplir con la misión para la cual fue creada. Desde luego, no está en nuestras manos impedir que la naturaleza vuelva a golpearnos, pero sí tenemos el deber de estar preparados para dar las alertas tempranas, llegar con la ayuda oportuna y proteger con eficacia la vida de nuestros compatriotas.

Por eso enviamos a este Congreso Nacional el proyecto de ley que crea la Agencia Nacional de Protección Civil, que reemplazará a la antigua ONEMI, y que estará dotada de la última generación en materia de tecnología y de todos los recursos humanos y materiales necesarios para cumplir con su misión.

Este proyecto considera también la participación temprana de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden en la insustituible labor de proteger a la población, sin que sea necesario decretar un Estado de Emergencia o de Excepción Constitucional, como ocurre hoy día. Y estamos realizando todas las campañas de educación y de entrenamiento, a través de Atento Norte y Atento Sur, para crear en nuestro país una verdadera cultura de la seguridad y prevención frente a fenómenos de la naturaleza.

No puedo concluir este balance de la reconstrucción sin honrar la memoria de quienes perdieron sus vidas y sin solidarizar con las familias de esas víctimas. Y tampoco, sin agradecer el esfuerzo y colaboración maravillosa de miles y miles de compatriotas e instituciones que dieron un gran testimonio de nobleza y de solidaridad. Y también quiero asegurarle a las personas que llevan meses sufriendo los efectos del terremoto, que estamos trabajando incansablemente para poder llegar con la ayuda que necesitan. Ustedes nos inspiran, todos los días, a no perder ni un minuto y a entregar lo mejor de nosotros mismos.

Balance de nuestros siete compromisos de gobierno

Hace un año atrás, en este Congreso Pleno, le dijimos a los chilenos que además de la reconstrucción, teníamos la responsabilidad de cumplir nuestro Programa de Gobierno. Nos habíamos comprometido con siete grandes misiones y desafíos para Chile, y le pedimos a los chilenos y chilenas que nos juzgaran no sólo por las buenas intenciones, sino que, especialmente, por los logros y los resultados. Los chilenos ya estamos sintiendo el cambio que está mejorando nuestras vidas. Y de esos siete grandes compromisos paso ahora a rendir cuenta.

1. Recuperar la capacidad de crecimiento

Recuperar la capacidad de crecimiento es el principal instrumento para crear oportunidades y derrotar la pobreza. El crecimiento económico genera empleos, mejora los salarios, da más oportunidades y aporta recursos para financiar el gasto social y nuestra Agenda Social, en beneficio de nuestra clase media y de los sectores más vulnerables.

Hace un año fijamos una meta muy audaz. Tan audaz que muchos creyeron que era imposible: que nuestro país duplicara su ritmo de crecimiento, alcanzando un seis por ciento promedio anual.

Pues bien, durante los primeros catorce meses de nuestro gobierno, y a pesar de los devastadores efectos del terremoto y maremoto, Chile está creciendo a un promedio superior al siete por ciento anual, el ritmo más alto de los últimos quince años. Y hemos recuperado una posición de liderazgo tanto en América Latina, como en los países desarrollados de la OCDE. Y ese crecimiento es sólido y sustentable, porque lo estamos construyendo sobre roca y no sobre arena.

Durante el año 2010, por fin logramos no sólo detener, sino que revertir la caída que venía experimentando la productividad desde el año 2006, e incluso hacer que ella en lugar de ser un lastre se transformara en el motor del crecimiento. La tasa de inversión creció al 19 por ciento, 2,6 veces más que el crecimiento promedio de la última década. Las exportaciones a precios corrientes crecieron en 31 por ciento, alcanzando 71 mil millones de dólares, la cifra más grande de nuestra historia. El consumo privado creció a más del diez por ciento, duplicando el crecimiento promedio de la última década.

Estos logros se deben en parte a la recuperación de la confianza y del optimismo y al esfuerzo de nuestros trabajadores y emprendedores. También a la profunda agenda pro crecimiento y de incentivos que hemos implementado para favorecer la inversión y el emprendimiento. Entre ellas destaco la eliminación del impuesto a las Pymes por las utilidades reinvertidas y la reducción a la mitad del impuesto de timbres y estampillas. Y también se debe a la responsabilidad macroeconómica que mostraron los gobiernos anteriores.

Adicionalmente, acabamos de lanzar la Agenda de Impulso Competitivo, cuyo principal objetivo, a través de un amplio y profundo conjunto de reformas, es desatar en Chile la fuerza de la innovación y el emprendimiento, que son los verdaderos recursos renovables e inagotables de los cuales disponemos, y potenciar la ciencia y la tecnología, que son los instrumentos más poderosos que la sociedad del conocimiento y la información ponen en nuestras manos, de forma de garantizar un crecimiento sólido y firme, no solamente este año y el próximo, sino que de aquí hacia el futuro.

En materia de inflación, estamos muy conscientes que el alza de los precios internacionales, especialmente de los alimentos y el petróleo, están golpeando fuertemente el bolsillo de los chilenos y muy especialmente de la clase media y los sectores más vulnerables. Pero no estamos inactivos. Tanto el Banco Central como el gobierno estamos tomando todas las medidas para detener cualquier rebrote inflacionario. El Banco Central a través de la política de tasa de interés y el gobierno a través de un tremendo esfuerzo de austeridad en materia de gasto público.

2. Crear un millón de empleos

Con respecto al empleo, hablar de oportunidades significa necesariamente crear buenos empleos y con buenos salarios. En los últimos años, cientos de miles de chilenos vivieron la angustia de no tener trabajo. Por eso era necesario fijarnos una meta muy ambiciosa: crear un millón de nuevos empleos.

El que ha estado cesante sabe muy bien lo que esto significa: sufre la familia, se resiente la dignidad y la angustia de no poder cumplir con los compromisos muchas veces afecta a toda la familia. Una persona desempleada no es solamente una persona desesperada, sino que también es un compromiso de la sociedad entera. Por eso quiero compartir con ustedes la inmensa alegría de haber logrado, todos juntos, el año pasado crear 487 mil nuevos empleos, la cifra más alta por lejos de nuestra historia. Y también destacar que la mitad de esos empleos fueron para las mujeres chilenas.

Pero tan importante como la cantidad de los empleos, es la calidad de los empleos. Queremos trabajos mejor remunerados, en que se respeten los derechos de los trabajadores. Queremos un trato respetuoso y un ambiente seguro, y en esto quiero ser muy claro: he dado instrucciones de ser inflexibles en la defensa de los derechos laborales y sindicales de nuestros trabajadores. Hemos aumentado el número de fiscalizadores en terreno, estamos haciendo una profunda modernización de la Dirección del Trabajo y seguiremos avanzando en perfeccionar los tribunales del trabajo.

También sentimos una gran satisfacción al ver que el año pasado los salarios crecieron en promedio un 6,3 por ciento anual, y especialmente crecieron en el caso de las mujeres y los trabajadores de las pequeñas y medianas empresas. También el año pasado capacitamos a un millón 100 mil compatriotas, y vamos a seguir trabajando para cumplir con la meta de capacitar a cinco millones de trabajadoras y trabajadores chilenos durante nuestro gobierno.

Hemos asumido el compromiso de convertir a Chile en un modelo en materia de seguridad laboral y, en las próximas semanas, enviaremos a este Congreso una reforma al proyecto de la Superintendencia de Seguridad Social y firmaremos múltiples decretos que darán vida a un Nuevo Sistema de Seguridad Laboral. Enviaremos los proyectos que modifican la Ley de Accidentes del Trabajo y que reforman el modelo de fiscalización.

Pero sabemos muy bien que las modificaciones legales no bastan si no van acompañadas de una verdadera cultura de la seguridad laboral. Por eso, las reformas incluyen un completo protocolo de prevención al interior de las empresas, con autoevaluaciones y con la plena participación de los trabajadores. Nuestra meta es reducir sustancialmente los accidentes del trabajo y salvar así muchas vidas. Son metas exigentes y obligarán al gobierno, pero también a los empleadores, a los propios trabajadores y a sus organizaciones sindicales y a las entidades de prevención, a trabajar por crear en Chile una cultura de respeto por la seguridad de nuestros trabajadores.

3. Delincuencia, narcotráfico y acceso a la justicia

En materia de seguridad ciudadana la mano está cambiando. Se está poniendo más dura con los delincuentes y con los narcotraficantes y más amigable con las víctimas y con los ciudadanos. El año 2009 una de cada tres familias chilenas fue víctima de la delincuencia. Cuatro de cada cinco chilenos vivían con temor. La droga y el narcotráfico seguían atrapando a nuestros niños y a nuestros jóvenes y destruyendo sin piedad la vida de tantas y de tantos, y habían logrado transformar a Chile en el país de mayor consumo de drogas en América Latina. Esa situación nos producía mucha angustia y también mucha rabia.

Con el apoyo de todos los sectores creamos el Ministerio de Interior y Seguridad Pública, implementamos el Plan Chile Seguro, los programas Barrio en Paz Residencial y Comercial. Aprobamos la reforma constitucional, y se los agradezco, que creó la Defensoría de las Víctimas y pusimos en marcha el programa Vida Sana y Vida Nueva.

Y para superar el déficit de nuestras policías, estamos aumentando la dotación de Carabineros en diez mil efectivos y la dotación de la Policía de Investigaciones en mil detectives profesionales que estarán en las calles, en las plazas, en los parques, protegiendo a la gente honesta de nuestro país.

Y, además, estamos implementando el Plan Cuadrante en quince nuevas comunas y llegaremos durante nuestro gobierno a que todas las comunas con más de 25 mil habitantes también puedan tener su propio Plan Cuadrante.

Han transcurrido sólo catorce meses desde que pusimos en marcha una alianza estratégica entre el gobierno, las policías y la ciudadanía, para empezar a ganarle la batalla a la delincuencia y al narcotráfico y para devolverle a nuestras familias su derecho a vivir con mayor paz y tranquilidad. El esfuerzo ha sido inmenso, pero los frutos ya están arriba de la mesa. En el año 2010 los delitos cayeron en un 16 por ciento, lo que significa que 222 mil familias chilenas dejaron de ser víctimas de la delincuencia, la mayoría de ellas de hogares muy humildes o de clase media. Y también el temor por fin empezó a retroceder.

Hemos logrado la detención de 50 mil prófugos de la justicia, la recuperación del 80 por ciento de los automóviles robados, la incautación de tres mil 500 armas de fuego y los mayores niveles de decomiso de drogas de nuestra historia. Y todos conocemos la relación que existe entre las armas, las drogas y los delitos. Cada vez que incautamos un arma estamos protegiendo a alguna futura víctima y cada vez que decomisamos drogas estamos salvando a cientos y a miles de niños y jóvenes chilenos.

También vamos a ser inflexibles con el consumo excesivo de alcohol. El caso de Kevin Silva, joven al que visité en el Hospital Barros Luco, donde me contó cómo había perdido sus piernas cuando una mañana de un domingo se dirigía a correr una maratón, ha remecido la conciencia de toda la sociedad. Por eso presentamos, por primera vez, un plan integral contra el alcoholismo y la droga, con metas exigentes, plazos exigentes y que podrán ser monitoreados por todos los chilenos y que incluye que toda persona que reincida en conducir en estado de ebriedad va a perder para siempre su licencia de conducir.

Pero no nos engañemos, nos queda un largo camino por recorrer. La delincuencia y el narcotráfico son enemigos poderosos y despiadados, y debemos combatirlos siempre con unidad, con decisión y con todo el rigor de la ley.

El año pasado, después de visitar muchos recintos penitenciarios, le encargué al Ministro de Justicia un completo plan para mejorar la indigna situación de nuestras cárceles y de nuestros presos. El 15 de octubre pasado pusimos en marcha un plan que incluyó la compra de miles de literas, colchones y frazadas resistentes al fuego; la reparación de baños y celdas; mejorar las condiciones de salud, de visitas de familiares y las condiciones de encierro, y también facilitar la rehabilitación y la reinserción social de nuestros reclusos.

Iniciamos la construcción acelerada de cuatro nuevas cárceles, incorporamos o vamos a incorporar cinco mil efectivos de Gendarmería, y la utilización de nuevas tecnologías, incluyendo el brazalete electrónico.

Dimos hace días un gran paso en materia de acceso a la justicia, al iniciar un plan piloto de justicia vecinal, para que se puedan atender y resolver, en forma simple y rápida, los conflictos de naturaleza doméstica, comunitaria y vecinal para evitar, como dice el lema de la campaña, que conflictos chicos, por no ser resueltos a tiempo, terminen dejando la grande.

4. Mejorar la calidad y equidad de la educación

La educación, lo sabemos, es la madre de todas las batallas, es la cuna de la igualdad de oportunidades. Es la principal fuente de movilidad social. Es ahí en la educación donde tenemos que ganar la batalla del futuro. Y por eso la hemos puesto en el corazón de nuestro gobierno.

La lucha por la calidad y equidad de la educación no se gana con discursos o promesas. Tampoco se gana en la calle con piedras y palos. La vamos a ganar en la sala de clases y en los hogares de nuestro país.

El éxito está en invertir más, pero también en exigir más. Por eso estamos construyendo una alianza sólida que requiere el compromiso y liderazgo de todos. De los alumnos y profesores en la sala de clases, de los directores en las escuelas y liceos, de los padres en los hogares, de los alcaldes en las comunas, de los parlamentarios en este Congreso, del Ministro de Educación y, por cierto, del Presidente en La Moneda.

Queremos familias informadas y comprometidas. Y por eso agradezco que más de un millón de familias hayan ya firmado el Contrato de Honor que refleja su testimonio y su compromiso de que se la van a jugar por la educación de sus hijos.

Este fue un año de grandes avances en educación y quiero agradecer a este Congreso por haber aprobado, con amplias mayorías, la Reforma Educacional y la nueva institucionalidad, que crea la Agencia y la Superintendencia de Educación.

Reitero nuestra voluntad que la educación sea siempre tratada como una política de Estado. Podremos tener diferencias, son legítimas, pero el futuro de nuestros niños sólo debe unirnos.

De lo mucho que se ha hecho, quiero destacar la Beca Vocación de Profesor, que premia a los buenos alumnos que quieran estudiar pedagogía. Y escúchenme muy bien: todo joven con más de 600 puntos en la PSU, que quiera dedicar su vida a ser profesor y a educar a nuestros niños más vulnerables, podrá estudiar pedagogía en Chile completamente gratis. Eso es tomarse en serio el desafío de la educación.

Destaco también el proyecto de ley que aumentará en un 20 por ciento la subvención preferencial, los 30 liceos de excelencia que ya están funcionando, el aumento significativo en las horas de Lenguaje y Matemática, las nuevas pruebas Simce de Inglés y Educación Física. Y también el aumento en la asignación de excelencia pedagógica, que va a premiar a tantos buenos profesores; los incrementos de sueldos y nuevas atribuciones de los directores de escuelas y colegios; el bono de hasta 20 millones de pesos para facilitar un retiro digno de los profesores que están en edad de jubilar y el bono de hasta dos millones de pesos para mejorar las pensiones de aquellos profesores que ya jubilaron.

Este esfuerzo, este tremendo esfuerzo, ya está dando frutos fecundos. La última prueba Simce nos dio dos grandes alegrías en calidad y en equidad. Y mención especial merece el aumento en el Simce de Lectura. Y también la significativa reducción, por fin, en la brecha entre los estudiantes de colegios particulares y los estudiantes de colegios municipales. Sin duda, éste es un tremendo logro de nuestros niños, de nuestros profesores y de nuestras familias.

Pero también aquí nos queda mucho por hacer, las tareas de este año están muy claras. Mejoramos y tendremos que seguir mejorando la Lectura, pero tenemos que hacer un inmenso esfuerzo en Matemáticas. Y para que en el futuro Chile sea un país bilingüe, necesitamos y estamos preparando un Plan Nacional de Inglés.

La educación pública de excelencia, al nivel del Instituto Nacional o del Carmela Carvajal, tiene que seguir llegando a todas las regiones. Por eso, en marzo del próximo año vamos a inaugurar otros nuevos 30 liceos Bicentenario de Excelencia, multiplicando las oportunidades para los niños meritorios.

Pero no queremos que nadie se quede atrás. Por eso, simultáneamente hemos implementado un plan de ayuda a los mil colegios con las mayores dificultades de aprendizaje.

Seguiremos aumentando la subvención escolar preferencial para llegar a todos los niños de clase media, los cuales muchas veces han sido postergados. Tendremos un nuevo Simce de Tecnología de la Información y mejoraremos la calidad de la alimentación de nuestros niños, inspirándonos en el programa Elige Vivir Sano.

Quiero reiterar mi compromiso de enfrentar el bullying y la violencia al interior de las escuelas. Es necesario de una vez por todas restablecer, partiendo por la sala de clases, el respeto al profesor y el respeto a los estudiantes y exigir que el compañerismo y la no discriminación no sólo se enseñen, sino que se vivan al interior de las salas de clases.

¿Cuáles son los desafíos del futuro? Los tenemos muy claros. Tal como hicimos la reforma a la educación básica y media, llegó la hora de hacer una gran reforma a la educación superior y a la educación preescolar en nuestro país. En la educación preescolar, este año vamos a alcanzar cobertura total para los niños pertenecientes a las familias más vulnerables y de clase media del 40 por ciento de nuestra población.

Y en la educación superior por primera vez superamos el millón de estudiantes en la educación superior en Chile. 700 mil de ellos pertenecen a familias que por primera vez acceden a la educación superior y 560 mil se ven beneficiados con becas o créditos apoyados por el Estado. Dada la importancia de este sector, enviaremos en las próximas semanas un proyecto de ley que crea la Subsecretaría de Educación Superior, para que las universidades, institutos profesionales, centros de formación técnica y los estudiantes y sus familias, se vinculen con el Estado en forma más directa y más eficiente.

Avanzaremos en un nuevo trato, un nuevo trato con las universidades del Estado, otorgándoles más atribuciones y flexibilidad para que puedan mejorar su gestión y su eficiencia.

Y estamos también, y estamos también muy conscientes de la alegría, pero también del costo y del endeudamiento que para las familias chilenas significa que sus hijos logren tener un título profesional. Por eso, vamos a perfeccionar los mecanismos de financiamiento estudiantil, vamos a permitir que 100 mil deudores morosos del Fondo Solidario puedan reprogramar sus deudas y vamos a buscar nivelar la cancha, con más becas a los buenos estudiantes que postulan a la educación técnica y profesional. Y modificaremos el sistema de Aporte Fiscal Indirecto, aumentando el número de beneficiarios y entregando los recursos directamente a los estudiantes, para que sean ellos los que con total libertad decidan en qué institución quieren estudiar.

Y la PSU va a dejar de ser el único criterio para evaluar el mérito de los estudiantes. Vamos a incentivar para que las universidades atraigan también a los mejores alumnos de colegios municipales y particulares subvencionados, según el ranking que hayan obtenido en sus respectivos cursos. En síntesis, más y mejores oportunidades de educación para todos los niños y jóvenes que se esfuercen.

5. Mejorar la calidad y equidad de la salud

Y en materia de salud, cuando una persona está enferma es cuando más necesita que la traten con cariño y con dignidad y que le otorguen una medicina oportuna y eficaz. Sin embargo, lo sabemos, los usuarios no están satisfechos: largas colas, listas de espera, pacientes que con tanta razón pierden la paciencia, son algunas, junto a los altos costos, de las quejas más frecuentes que escuchamos todos los días. Por eso hemos puesto al paciente en el corazón y en el centro de nuestra política de salud.

¿Y cómo está la salud en Chile? Es una paradoja. Tenemos excelentes indicadores en materia de expectativa de vida, mortalidad materno-infantil, nutrición, al nivel de los países más desarrollados del mundo. Sin embargo, tenemos hábitos que no contribuyen a una vida sana. El 80 por ciento de los chilenos son sedentarios. Comemos demasiada sal, azúcar y grasas saturadas. Casi la mitad de la población tiene problemas de obesidad. La incidencia de enfermedades como la diabetes, hipertensión o problemas cardiovasculares es demasiado alta. Y el tabaquismo afecta a casi la mitad de los chilenos. Los índices de alcoholismo son excesivos y ocupamos el primer lugar en América Latina en materia de consumo drogas.

Adicionalmente, tendremos que enfrentar nuevos y formidables desafíos. El envejecimiento de nuestra población, las enfermedades crónicas que requieren tratamiento permanente y los mayores costos asociados a las nuevas tecnologías en la medicina, plantean formidables desafíos.

Para enfrentarlos con éxito, y tenemos que enfrentarlos con éxito, necesitamos una nueva actitud. Las responsabilidades deben ser compartidas: los ciudadanos deben asumir el cuidado de su propia salud. Porque al fin y al cabo, cada uno de nosotros es sin duda el más interesado y el mejor médico de sí mismo. Por ello la ley de etiquetado de alimentos y la campaña Elige Vivir Sano, que encabeza la Primera Dama, apuntan en esa dirección. Apuntan en esa dirección alimentarse mejor, practicar más deporte, compartir más con la familia, aprovechar mejor nuestra maravillosa naturaleza. Esos son los ejes de la campaña Elige Vivir Sano.

El sector salud también debe mejorar, sustancialmente, la calidad de su gestión y eficacia. También tiene que fortalecer la prevención y la salud primaria. Prevenir es siempre mejor que curar. Y por esta razón, hemos puesto en marcha una amplia agenda que incluye: el proyecto de Ley de Tabaco; el impulso a la ley de Derechos y Deberes de los Pacientes; mayores opciones para la venta de remedios que no requieran receta médica, lo cual va a permitir una rebaja estimada en un 25 por ciento en su costo, y la nueva ley de Fármacos, que va a exigir el nombre genérico de los medicamentos y su venta en dosis unitarias, para no obligarnos a comprar más de lo que necesitamos. Todo ello con un solo objetivo: hacer más asequible y bajar los costos de los medicamentos para los chilenos.

Y en este proceso estamos comprometidos con una profunda reestructuración de la Central Nacional de Abastecimiento, para evitar que los ratones o unos pocos amigos de lo ajeno le quiten los medicamentos que requiere la inmensa mayoría de los chilenos, especialmente los sectores más vulnerables.

Estamos creando los primeros 30 consultorios de excelencia y mejorando la atención a pacientes en los hospitales de alta complejidad.

El año 2010 se normalizaron e inauguraron los hospitales de Los Andes, Temuco y Santa Cruz.

Este año normalizaremos e inauguraremos catorce hospitales. Además de los nueve de construcción acelerada que mencioné anteriormente, vamos a normalizar y a inaugurar los hospitales de Coquimbo, Punta Arenas, Las Higueras en Talcahuano, Arica y Tocopilla. Son centros asistenciales con más dos mil 200 camas, y que van a atender a más de 3,7 millones de chilenos.

Y a partir del próximo año, y antes de que termine nuestro gobierno, habremos inaugurado otros diez hospitales en Cañete, Hanga Roa en Isla de Pascua, Osorno, Corral, el Regional de Rancagua, Calama, Puerto Montt, Maipú, La Florida y Los Ángeles, beneficiando a dos y medio millones de chilenos.

Durante este año se terminaron las obras de 27 Centros de Salud Familiar. Este año terminaremos otros 31 centros adicionales y está programada la construcción de 33 nuevos Centros de Salud Familiar.

Pero no basta con mejorar la infraestructura. Necesitamos también impulsar una profunda reingeniería para mejorar la gestión y la eficiencia en la salud, y administrar mejor nuestros hospitales y consultorios para atender mejor a nuestros pacientes.

Enviamos la ley corta de Isapres, que fija criterios de razonabilidad en los mecanismos de ajustes y evita diferencias excesivas en el precio por sexo o edad en los planes de salud. Y este proyecto va a ser complementado con una iniciativa que definirá un plan garantizado de salud y un mecanismo solidario de financiamiento, para todos los usuarios de las Isapres en nuestro país.

En julio aumentamos de 59 a 69 el número de enfermedades AUGE y vamos a seguir avanzado, porque tenemos que incluir más enfermedades para cubrir atenciones de carácter preventivo y de diagnóstico precoz de las enfermedades crónicas prevalentes.

Y esto es muy importante. Cuando llegamos al gobierno nos encontramos con gigantescas listas de espera de enfermedades AUGE. En mi primera Cuenta Pública me comprometí a terminar con ellas en un plazo de dos años. Gracias a un tremendo esfuerzo de los servicios de salud, de sus trabajadores y también del gobierno, y a la exitosa implementación del Bono AUGE, hemos logrado ya reducir desde 380 mil a 53 mil 152 los pacientes de enfermedades AUGE.

Y hoy quiero asumir un nuevo compromiso, y cóbrenme la palabra. Habíamos puesto mayo del próximo año como la fecha para terminar con las listas de espera AUGE. Pero gracias a este notable esfuerzo, vamos a anticipar esta meta. Señor Ministro de Salud, en noviembre de este año las listas de espera de las enfermedades AUGE van a ser parte de nuestra historia.

Pero eso no es todo, porque también existen enfermedades no AUGE, y el catastro mostró que hay 89 mil 631 chilenos que llevan esperando más de un año para ser operados. Eso también tenemos que enfrentarlo. Y hemos diseñado un plan para que, en un plazo de dos años, podamos dar una atención a esas 89 mil personas que llevan tanto tiempo esperando por una operación.

6. Erradicar la extrema pobreza y reducir las desigualdades excesivas

El sexto eje era erradicar la pobreza extrema durante nuestro gobierno y sentar las bases para superar la pobreza antes que termine esta década.

Si yo tuviera que escoger un solo legado por el cual quisiera que recuerden al gobierno de la Coalición por el Cambio, sería el de haber logrado derrotar la pobreza extrema en nuestro país y el haber sentado las bases para que, por fin, Chile deje atrás el subdesarrollo, la pobreza y las desigualdades excesivas.

Chile es un país que ha progresado tanto y tenemos hoy día el ingreso per cápita más alto de América Latina. No podemos seguir tolerando que medio millón de compatriotas y 2,6 millones de chilenos vivan en la pobreza extrema o en la pobreza, incluido uno de cada cuatro niños de nuestro país. Es una herida abierta en el alma y sanarla es nuestra misión.

Todos sabemos que para combatir las causas de fondo se requiere mejorar la educación, crear empleos y fortalecer la familia. Pero eso tomará tiempo, estamos trabajando. Y para eso hemos implementado una política más activa, más inmediata, para aliviar y también promover las potencialidades de la gente que vive en pobreza: el Ingreso Ético Familiar, que no es un programa asistencialista, sino que es un programa cuyo corazón apunta a potenciar las capacidades de las propias familias que viven en pobreza para que puedan, ellas mismas, con la ayuda del Estado, pero con su propio esfuerzo, superar esa condición.

No se trata de un bono ocasional ni tampoco de un regalo. Se trata de un pacto, una alianza estratégica con esas 130 mil familias o 500 mil chilenos que viven en situaciones de pobreza.

En esta primera etapa, que ya estamos implementando, esas 130 mil familias están recibiendo, en promedio, 38 mil 500 pesos todos los meses, lo que unido a sus ingresos propios y otros aportes del Estado les permiten alcanzar una cifra promedio de ingreso mensual de 180 mil pesos, cifra que tendremos que ir haciendo crecer a medida que las posibilidades lo permitan.

Pero las familias también van a tener que asumir sus propios compromisos, simples pero significativos. Por ejemplo, que sus niños tengan más de 85 por ciento de asistencia a sus escuelas, que sus controles de salud y de vacunación estén al día y que todos los que están en edad de trabajar, trabajen, se capaciten o busquen trabajo, de forma tal que la familia haga también su propio esfuerzo y sepa que mientras se esfuerce va a tener a una sociedad y a un gobierno acompañándola y apoyándola todos los días.

Iremos en ayuda de los casi 20 mil chilenos para quienes la calle es su único hogar, para que ninguno de ellos se vea obligado a tener que dormir en la calle. Y por eso estamos aumentando la cobertura de albergues y hospederías, a través de un nuevo programa que se llama Noche Digna.

Vamos a seguir fortaleciendo los programas Chile Solidario y Chile Crece Contigo, y vamos a perfeccionar la Ficha de Protección Social para evitar injusticias, discriminaciones y exclusiones.

Y no nos hemos olvidado de las 30 mil familias que ya llevan décadas viviendo en campamentos, sin acceso a servicios básicos. Durante los próximos tres años haremos un tremendo esfuerzo, entregando el doble de los subsidios habitacionales que se asignaron en los últimos años, de modo tal de lograr que, antes que termine esta década, también los campamentos sean historia en nuestro país.

Finalmente, quiero invitar a los diputados a aprobar el proyecto que crea el Ministerio de Desarrollo Social, que ya fue aprobado en el Senado, cuya misión es simple: liderar la lucha contra la pobreza y las desigualdades excesivas.

7. Perfeccionar nuestra democracia, profundizar la regionalización y modernizar el Estado

También nuestra democracia necesita una profunda revitalización. Nuestros jóvenes quieren opinar y participar, se manifiestan a través de las redes sociales, pero no se inscriben en los Registros Electorales. Por eso, hagámoslo ya: inscripción automática y voto voluntario ahora.

Hemos enviado al Congreso el proyecto que otorga derecho a voto a los chilenos que viven en el extranjero y espero que seamos capaces de lograr un acuerdo que permita hacer realidad esta aspiración.

Y si queremos una vida y una democracia plena, tenemos que hacerla compatible con la vida normal. Por eso propusimos una reforma constitucional para que la segunda vuelta electoral no vuelva a coincidir ni con las fiestas de Navidad, ni de Año Nuevo, ni con las vacaciones del mes de enero. Y agradezco al Congreso la aprobación de esa reforma constitucional.

También es importante aumentar la participación ciudadana, y por eso estamos impulsando y facilitando los plebiscitos comunales y la iniciativa popular de ley.

Y tenemos que lograr que la democracia llegue profundamente a nuestros partidos políticos. Por eso, en los próximos meses enviaremos a este Congreso el proyecto de ley que establece las primarias voluntarias y vinculantes para seleccionar a los candidatos de elección popular y una nueva ley de partidos políticos, que los haga más democráticos, más transparentes y más participativos.

También en regionalización estamos avanzando a paso firme. Hoy día cada región de Chile tiene su propio Plan de Desarrollo, los cuales fueron elaborados con la enorme participación de las regiones y se hacen cargo de los principales desafíos de cada una de ellas y comprometen enormes niveles de inversión.

Durante el presente año, el Fondo Nacional de Desarrollo Regional cuenta con 840 mil millones de pesos, lo que significa un 50 por ciento más que lo que tuvo el año pasado. Además, para potenciar el desarrollo de las regiones extremas, estamos revisando y fortaleciendo profundamente los mecanismos de incentivos tributarios. Y esto es un mensaje muy especial para la Región de Arica y Parinacota y para la Región de Magallanes, y nuestras regiones extremas.

Pero nos queda mucho por avanzar. Tenemos que modernizar nuestros gobiernos regionales y comunales, y por eso vamos a incorporar la elección directa de los consejeros regionales y vamos a extender la Alta Dirección Pública para los cargos claves, tanto a nivel regional como comunal, y crear los mecanismos de capacitación de la gente y funcionarios de esas instituciones.

Quiero decirlo con mucha franqueza, como Presidente trabajo todos los días con muchos funcionarios públicos honestos, capaces y con una tremenda vocación. Yo soy hijo de un funcionario público y siempre he sabido apreciar la entrega y la vocación de los funcionarios públicos de Chile. Pero este Estado muchas veces no les permite cumplir a cabalidad sus funciones. Ni el mejor funcionario público puede entregar lo mejor de sí mismo en un Estado que fue creado en el siglo XIX, parchado durante el siglo XX y que todos sabemos que no responde a los desafíos y necesidades del siglo XXI.

Y el problema no es el tamaño, sino que la calidad del Estado. Sabemos muy bien que la presencia del Estado donde no se requiere es asfixiante, pero sabemos mejor aún que la ausencia del Estado donde sí se lo requiere es absolutamente desoladora.

Por eso tenemos que poner al Estado al servicio de las prioridades de los chilenos y por eso estamos trabajando para modernizarlo. Sólo un ejemplo: ¿cuántas veces nos han pedido certificados, por ejemplo, certificado de nacimiento? ¿Qué paradoja? Nos piden un certificado de nacimiento cuando el que lo otorga es el propio Estado. Y por eso estamos trabajando, para que lo antes posible a ningún ciudadano chileno el Estado le pida un certificado que el propio Estado tiene la obligación de emitir.

Y también, pongamos las tecnologías modernas al servicio de los ciudadanos. El Portal Digital de Servicios del Estado va a permitir a muchos chilenos y chilenas realizar sus trámites electrónicamente, sin tener que moverse de su hogar ni de su lugar de trabajo, ni mucho menos peregrinar de oficina en oficina pública, porque para eso están las tecnologías, para mejorar la calidad de vida de la gente.

También en materia de transparencia los ciudadanos tienen derecho a saber cómo operan los órganos públicos que ellos financian con sus impuestos y también cómo se comportan las autoridades que ellos eligen con sus votos.

Por eso hicimos un convenio con el Consejo de la Transparencia para facilitar, como nunca antes en nuestra historia, a los ciudadanos chilenos el acceso a toda la información relevante de organismos y autoridades públicas. Y, además, enviamos a este Congreso el proyecto de ley que perfecciona la declaración de patrimonio de intereses de las autoridades públicas y que crea la figura del fideicomiso ciego.

Concluida mi cuenta de los siete grandes ejes, crecimiento, empleo, salud, educación, seguridad pública, pobreza y modernización del Estado, quisiera referirme a otros temas.

No nos van a distraer un segundo de la misión que juntos estamos acometiendo. Los violentistas en este país nunca van a tener la última palabra. La última palabra la tendrán siempre los que queremos hacer de Chile un país respetuoso, un país democrático, donde las diferencias las podamos analizar, pero con respeto, porque es la pérdida del respeto lo que debilita nuestra democracia.

Quiero referirme a otros temas, y el discurso en pleno está en la página web de nuestro gobierno.

Otros compromisos

Cultura

Por la trascendencia de la cultura en nuestra sociedad, vamos a proponer crear el Ministerio de la Cultura y Patrimonio en nuestro país, que va a agrupar el Consejo de la Cultura y las Artes; la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, y el Consejo de Monumentos Nacionales, para fortalecer la creación, la difusión y la conservación de nuestra cultura.

En los próximos días enviaremos un proyecto que perfecciona la Ley de Donaciones Culturales, aumentando el número de beneficiarios y también las posibilidades de los donantes.

Y durante nuestro gobierno vamos a entregar cinco nuevos teatros regionales en Iquique, La Serena, Rancagua, Concepción y Punta Arenas. Y 51 nuevos centros culturales, en todas las comunas con más de 50 mil habitantes, incluyendo Rapa Nui y Chiloé. Y este año realizaremos el Festival de las Artes en todas y cada una de las regiones de Chile.

Deportes

En materia de deportes, queremos hacer de Chile un país de deportistas, porque el deporte no solamente mejora la salud, el estado de ánimo, la condición física. También nos enseña valores, dentro y fuera de la cancha, el valor del esfuerzo, del trabajo en equipo, de respetar al rival, de saber ganar y saber perder. Y, además, es un poderoso instrumento para luchar contra males que afectan especialmente a nuestra juventud, como es la droga, el alcohol y la delincuencia.

Hoy, casi el 80 por ciento de los chilenos son sedentarios. La meta es duplicar el número de deportistas, pasando de dos a cuatro millones de chilenos que practiquen deporte con regularidad.

Por eso, este año inauguraremos los estadios de Arica, Copiapó, Ovalle, Curicó y Talca, de forma tal de poder ampliar las facilidades en materia de deportes.

Y además de eso, días atrás dimos a conocer el Plan Chile Estadios, que con financiamiento nacional y regional, va a permitir modernizar, durante los años 2012 y 2013 y con estándares FIFA, siete estadios de fútbol en nuestro país: Antofagasta, Calama, La Serena, Viña del Mar, Valparaíso, Rancagua y Concepción. Esto significa una inversión de más de 75 millones de dólares, y estamos evaluando ampliar ese plan.

Adicionalmente, y para recuperar los estadios para los amantes del fútbol y la familia, y arrebatárselos a los violentistas y a los delincuentes, hemos desarrollado el Plan Estadio Seguro.

Pero lo más significativo son los 147 mini estadios de fútbol amateur que vamos a desarrollar durante nuestro gobierno, y que con financiamiento compartido y con proyectos de hasta 300 millones de pesos cada uno, van a permitir en 147 comunas de Chile contar con mini estadios con canchas de pasto sintético o natural, iluminación, graderías, camarines y servicios higiénicos.

Llamo a todos los municipios y organizaciones deportivas a postular a este concurso público por esos 147 nuevos mini estadios en las comunas de Chile. De esta forma, los deportistas podrán practicar deporte con pantalón corto, y no solamente asistir como espectadores de pantalón largo a ver cómo otros practican deporte.

Este programa, junto con los 30 polideportivos que vamos a construir a lo largo y ancho de Chile, significan una inversión de 95 millones de dólares.

Y con respecto al deporte de alta competencia, vamos a seguir apoyando a nuestros actuales y futuros campeones. Por eso hoy día quiero agradecer a Tomás González, un gran líder y un ejemplo para nuestra juventud, no sólo por sus magníficos triunfos, sino que también por haberse puesto la camiseta y estar liderando la campaña Elige Vivir Sano.

El próximo año el Rally Dakar cruzará nuevamente nuestro territorio, realizaremos la segunda Vuelta Ciclística de Chile, seremos sede de los Juegos Sudamericanos en 2014 y acogeremos el Mundial de Fútbol Masculino Sub 17 en 2015.

Y por eso, porque queremos hacer de Chile un país de deportistas y crear una verdadera cultura de la vida sana, vamos a enviar un proyecto de ley que crea el Ministerio del Deporte en nuestro país.

Chile una sociedad de valores, Chile una gran familia

Y en materia de valores y en materia de la gran familia, para hacer realidad esa sociedad de valores, debemos apoyar a la familia, a todos los tipos de familias.

Fiel a una profunda convicción de la Coalición por el Cambio y cumpliendo un compromiso de gobierno, enviamos al Congreso el proyecto de ley que extiende el posnatal de tres a seis meses y amplía su cobertura para llegar al 60 por ciento de las mujeres trabajadoras en nuestro país, lo cual significa incorporar a 160 mil mujeres a este beneficio.

Estamos absolutamente convencidos que es un buen proyecto, que va a significar mejorar la calidad de vida y que esos seis meses y esa mayor lactancia materna van a significar un aporte inmenso a la salud física, mental y emocional de nuestros niños y de nuestras madres, y que además nos va a permitir compatibilizar mejor el mundo del trabajo con el mundo de la familia, para que ninguna mujer no pueda trabajar porque tiene hijos, ni pueda tener hijos porque quiere trabajar.

Para ayudar a los niños en situación de fragilidad, estamos reformulando el Sename, dividiéndolo en dos servicios: uno, el Servicio Nacional de la Infancia y la Adolescencia para los niños vulnerables, y otro enfocado exclusivamente en aquellos que han infringido la ley. Y estamos perfeccionando la legislación familiar y las normas sobre el cuidado compartido de hijos por sus padres, cuando ellos están separados, para buscar fórmulas más armoniosas y poner siempre por delante el interés de los niños.

Para prevenir la violencia intrafamiliar, promulgamos la ley que contempla el delito de femicidio y pusimos en marcha el programa Chile Acoge, con centros especializados y con tribunales de Familia en nuestro país, para poder dar una respuesta eficaz a tantas mujeres y niños que son agredidos y que hoy día no reciben esa protección oportuna y eficaz. Y vamos a usar todas las tecnologías, incluyendo el brazalete electrónico.

También presentamos a este Congreso el proyecto de ley que modifica la ley de la sociedad conyugal, reconociendo la plena capacidad de las mujeres en la administración de sus bienes, asegurando una adecuada igualdad entre ambos cónyuges y con una preocupación muy especial en la protección económica de la mujer, especialmente cuando dedicaron su vida al cuidado de sus hijos y no tuvieron un trabajo remunerado.

Con los adultos mayores, no queremos ser un país ingrato con nuestros adultos mayores. Queremos tratarlos a ellos hoy como mañana queremos que nos traten a nosotros mismos. Y a eso apunta el Bono Bodas de Oro, que es un reconocimiento al matrimonio, a aquellos que han cumplido 50 o más años de matrimonio, y que recibirán un bono de 250 mil pesos. Y este bono se empieza a pagar a partir de la próxima semana, y va a beneficiar a 420 mil adultos mayores.

También es importante que la Cámara de Diputados haya aprobado el proyecto en general que elimina o reduce gradualmente el descuento del siete por ciento de salud a nuestros pensionados. Lo elimina para el 40 por ciento más pobre y lo reduce para el 20 por ciento siguiente, beneficiando así a los sectores más vulnerables y a la clase media de nuestro país.

También vemos con satisfacción que el próximo 1 de julio completaremos la Reforma Previsional, que se inició durante el gobierno anterior, y que nos va a permitir aumentar la cobertura del Pilar Solidario del 55 al 60 por ciento de la población e incrementar la pensión máxima con Aporte Solidario desde 200 a 250 mil pesos.

Y recogiendo una amplia y sentida aspiración, vamos a modificar el sistema de inscripción de nacimientos en el Registro Civil, para que los padres puedan inscribir a sus hijos como originarios del pueblo al cual pertenecen y no solamente de la ciudad donde está el hospital en que nacieron.

En nuestro país, más de un millón de compatriotas se identifican con las comunidades aymara, atacameña, quechua, diaguita, rapa nui, colla, mapuche o yagán. Nos sentimos orgullosos de ser un país multicultural, pero no nos sentimos orgullosos de haberles negado durante tanto tiempo las oportunidades para un desarrollo pleno e igualitario de nuestros pueblos originarios.

Por eso hemos puesto en marcha una serie de programas para pagar esa deuda histórica. Son chilenas y chilenos que viven en condiciones más vulnerables.

Y por eso, para recuperar el tiempo perdido, hemos aprobado el reconocimiento constitucional y hemos dejado atrás la estrategia de asimilación, y reemplazado por una estrategia de integración, que significa valorizar y proteger su cultura, su idioma, sus tradiciones y sus valores.

Estamos incorporando su medicina tradicional a nuestros programas de salud; creando liceos multiculturales, como por ejemplo, los liceos de excelencia Indómito de Purén y Araucanía en Villarrica, y una completa reforma a las instituciones que van a cumplir esa labor. Y además, cambiamos la política de tierras, haciéndola más transparente y que siempre vaya acompañada del apoyo productivo, para que las tierras sigan siendo productivas.

En septiembre, en el cerro Ñielol, organizamos la Mesa Amplia de Diálogo para el Reencuentro Histórico, integrada por las iglesias, organizaciones civiles y representantes de nuestros pueblos originarios. Y pusimos en marcha el Plan Araucanía, la iniciativa más ambiciosa de las últimas décadas, para nivelar la cancha y para darle mejores oportunidades en educación, salud, trabajo y muchos otros frentes al pueblo mapuche.

Pero también este respeto se manifiesta con símbolos. Y por eso emitimos un Instructivo Presidencial para que las autoridades de nuestros pueblos originarios reciban la debida consideración en todas las ceremonias oficiales, a nivel regional y comunal.

Estamos comprometidos con seguir avanzando hacia una auténtica libertad religiosa e igualdad de cultos. Y hemos consultado con muchos sectores, particularmente la iglesia evangélica, para remover las trabas que aún existen, especialmente en escuelas, hospitales, cárceles e instituciones de educación superior. ¡Hay muchos caminos para llegar a Dios y todos y cada uno deben ser respetados!

También estamos trabajando para facilitar la vida y lograr mayor igualdad de oportunidades frente a esos cerca de dos millones de chilenos que viven con alguna discapacidad o con capacidades diferentes.

El programa tiene cuatro ejes: abrir las puertas a la educación, el trabajo y la salud; establecer un plan de detección y tratamiento temprano de enfermedades que puedan originar discapacidad; rehabilitar, dando apoyo económico a instituciones como la Teletón; y también fortaleciendo y creando el Servicio Nacional de la Discapacidad, que va a contar con los recursos necesarios para acometer su tarea.

Clase media, PyMEs y protección de los consumidores

La clase media es el pilar y la columna vertebral de nuestra sociedad y estamos preocupados y comprometidos con ella, con la educación de sus hijos. Y por eso estamos ampliando la subvención escolar a la clase media y otorgando más becas y bajando los costos del crédito, para que ninguna familia tenga que tener que optar a qué niño o qué hijo envía a la educación superior y cuál solamente se queda en cuarto medio.

Lo mismo en materia de seguridad ciudadana, para que no tengan que seguir dependiendo de candados, rejas y alarmas para sentirse seguros.

Pero también debemos proteger sus derechos. Por eso estamos trabajando intensamente en el proyecto de ley que crea el Sernac Financiero, que va a evitar tantos abusos; y los proyectos para reducir los costos de los créditos, a través de más transparencia, en los créditos hipotecarios, los créditos de consumo, las tarjetas de crédito. Enviamos un proyecto de ley que evita las ventas atadas, que apunta en la misma dirección.

Y además el Bono AUGE ha significado para nuestra clase media que las garantías AUGE no solamente vivan en el papel, sino que vivan donde tienen que vivir, en la realidad diaria de nuestra clase media.

Hemos autorizado la venta de medicamentos que no requieran receta médica en muchas otras instituciones, y estimamos una rebaja de costos del orden del 25 por ciento.

Y como sabemos que nuestra clase media está compuesta también por pequeños y medianos empresarios y comerciantes, la Agenda Impulso Competitivo incorpora, tal como lo dijimos en nuestro programa, no solamente el Chilecompra, sino que también el Chilepaga, para que en el futuro la pequeña y mediana empresa, que le vende servicios al Estado, sepa y tenga la certeza que va a recibir el pago oportunamente.

Justicia y derechos humanos

En materia de justicia y derechos humanos restringimos el ámbito de la Justicia Militar a lo que le es propio, y gracias al proyecto de ley que aprobó este Congreso, todo ciudadano civil va a ser siempre juzgado por tribunales civiles, de acuerdo al derecho civil. Y, adicionalmente, estamos modificando la ley antiterrorista, para garantizar el debido proceso y tener una ley antiterrorista de acuerdo a los estándares de las democracias más exigentes del mundo.

Estamos invirtiendo muchos recursos, 69 mil millones de pesos, para proteger mejor los derechos humanos. Y entre ellas destaco el Instituto de Derechos Humanos, el Museo de la Memoria, las becas y pensiones de las comisiones Rettig y Valech y los programas especiales del Ministerio del Interior.

Y siempre hemos levantado firme y clara nuestra voz en el ámbito internacional, cada vez que la defensa de la democracia o los derechos humanos lo hayan hecho necesario.

Y para potenciar la creación de una cultura de respeto a los derechos humanos, vamos a enviar un proyecto de ley que crea la Subsecretaría de Derechos Humanos, como parte del nuevo Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

Agricultura

En materia agrícola, estamos comprometidos con los dos millones de chilenas y chilenos que viven o trabajan en el campo. Y por eso, el actual Ministerio de Agricultura se va a transformar en el Ministerio de Agricultura y Alimentos, para hacer finalmente de Chile una verdadera potencia en materia alimentaria y forestal.

Estamos luchando sin cuartel contra la competencia desleal. Se aprobó el proyecto que extiende de dos a cuatro años el plazo de aplicación de las salvaguardias y estamos trabajando en perfeccionar la Comisión de Distorsiones, en crear el Sistema de Muestras y Contramuestras y también en establecer dentro de la Fiscalía Nacional Económica una oficina especial para garantizar que nuestros productores agrícolas van a recibir los precios justos por los productos que ellos con tanto esfuerzo producen.

Pusimos fin a la retención del IVA a los contribuyentes agrícolas con facturas electrónicas y, además, rebajamos sustancialmente las retenciones para aquellos que aún no tienen factura electrónica.

Y en materia laboral, hemos acogido buena parte de las propuestas o recomendaciones a que llegó la Mesa Agrícola en que participaron tanto trabajadores, como emprendedores de ese sector.

El presupuesto de Indap aumentó significativamente, para incrementar de 53 a 88 mil el número de pequeños productores beneficiados a través del programa Prodesal, y a través de alianzas estratégicas estamos haciendo una verdadera revolución en materia de innovación y emprendimiento en el mundo agrícola.

Además, presentamos una ley para regular los vegetales genéticamente modificados. Y por cierto, estamos muy conscientes que la fortaleza de la economía, el buen precio de nuestros productos de exportación y la debilidad mundial del dólar han significado una fuerte caída del tipo de cambio en nuestro país. Y por eso hoy día más que nunca hemos decidido apoyar a nuestros agricultores, para que puedan hacer las reconversiones cuando sean necesarias y poder aumentar su eficiencia y productividad a través de las líneas de crédito de Corfo y del BancoEstado, que van a estar operando con líneas de crédito hasta 400 millones de dólares y hasta 20 años plazo. Y, al mismo tiempo, con proyectos de garantía que van a permitir una efectiva reconversión y modernización de nuestro sector agrícola.

Vivienda

En materia de vivienda, no nos hemos olvidado de los chilenos y chilenas que aún no tienen vivienda. Y por eso, a pesar del terremoto, seguimos avanzando a paso firme con nuestro plan regular que va a permitirnos cumplir con la meta de construir 600 mil nuevas viviendas durante nuestro gobierno y certificar su calidad, para que no vuelva a ocurrir que el sueño de la vivienda propia se transforme en pesadilla, como ocurrió en épocas pretéritas.

Minería

En materia de minería, estamos proyectando una inversión de sobre 50 mil millones de dólares, la más alta de nuestra historia, de los cuales 20 mil millones van a corresponder a Codelco y se van a materializar la inmensa mayoría de ellos durante los próximos cinco años.

Y esto constituye una gran noticia, pero también un formidable desafío. Y junto con el Ministerio del Trabajo, estamos transformando la institucionalidad para garantizar que en Chile el trabajo sea protegido y la vida de nuestros trabajadores sea resguardada por el gobierno, por las empresas y por los propios trabajadores.

Transportes

El Transantiago fue un problema que nos deja una gran lección: no es posible diseñar políticas públicas solamente con voluntarismo. Y estamos enfrentando las grandes transformaciones que nos van a permitir por fin tener en nuestro país, y también en regiones, sistemas de transporte público más dignos, más eficientes y más seguros.

El próximo año iniciaremos las obras de las nuevas líneas número 3 y número 6 del Metro, que van a incorporar 37 kilómetros nuevos a la red del Metro que tenemos en nuestro país y, adicionalmente, van a incorporar a cinco nuevas comunas a su red: Pedro Aguirre Cerda, Cerrillos, Independencia, Conchalí y Huechuraba. También van a poder contar con el Metro en nuestro país.

Y para el transporte en regiones, hemos implementado un subsidio de 29 mil millones de pesos, que está permitiendo una completa modernización y renovación de flotas para las regiones de nuestro país.

Telecomunicaciones

Adicionalmente estamos avanzando en otro tema de gran interés para los chilenos que son las telecomunicaciones. Este año llegaremos con banda ancha e internet a tres millones de beneficiarios y, en marzo próximo, todas las escuelas y liceos de nuestro país van a disponer de este servicio. Y estamos estableciendo también una red gratuita de wi-fi en el Metro de nuestro país.

De esta forma avanzamos a una sociedad más integrada, que va a incluir la nueva ley de televisión digital, que va a garantizar que la televisión digital de alta definición va a llegar en forma gratuita a todos los hogares chilenos.

Además, estamos revisando la ley de antenas para proteger mejor la salud de nuestros compatriotas.

Relaciones exteriores

En relaciones exteriores, Chile siempre ha tenido una sola voz. Y esa voz transmite unidad y fuerza, que es la mejor garantía de protección de nuestros derechos. Y agradezco esa actitud de unidad y de compromiso que siempre este Parlamento ha demostrado con la política exterior.

Con Argentina estamos avanzando, principalmente en la integración física, y acabamos de tener una reunión, por primera vez, entre gobernadores e intendentes.

Con Bolivia, Chile no tiene problemas limítrofes pendientes. El Tratado de 1904 fijó con claridad los límites, y ha permitido el más amplio y libre tránsito para el comercio exterior boliviano. Y, al mismo tiempo, ese Tratado ha garantizado 106 años de paz entre Chile y Bolivia.

Tenemos un mecanismo acordado de diálogo en torno a trece puntos de interés de ambos países, cuyo objetivo es alcanzar soluciones concretas, útiles y factibles para ambos países, y su eficacia ha sido reconocida tanto por Chile como por Bolivia.

En consecuencia, las declaraciones del Presidente Morales, incluyendo su intención de acudir a tribunales u organismos internacionales para su aspiración territorial y marítima, constituyen no solamente un serio obstáculo para las relaciones entre ambos países, sino que además no se condicen ni con la letra ni con el espíritu del Tratado de 1904, que está plenamente vigente y que Chile cumple y va a hacer cumplir.

Pero quiero ser claro. Dentro del marco del respeto a los tratados vigentes y del espíritu de las conversaciones que hemos llevado a cabo, Chile va a seguir avanzando y va a tener la más total y plena voluntad de diálogo para encontrar esas soluciones útiles, concretas y factibles para ambos países.

Con respecto a Perú, hemos seguido avanzando en los caminos de la colaboración y la integración, pero simultáneamente estamos haciendo valer con toda la fuerza y decisión los tratados limítrofes del año 52 y del año 54, que fijaron el límite marítimo entre Chile y Perú en el paralelo que parte del límite terrestre y que se extiende por 200 millas de mar territorial.

Esos tratados han sido invariablemente reconocidos por Ecuador y por Chile, y recientemente confirmados, pero además por toda la comunidad internacional, y también, durante más de 50 años, por el propio Perú.

Y, por tanto, la nota enviada recientemente por Perú a las Naciones Unidas, en que reconoce sin ninguna observación la Carta Náutica enviada por Ecuador a ese organismo, donde se establece con meridiana claridad que es el paralelo el límite marítimo entre ambos países, en función de los Tratados del 52 y del 54, solamente confirman la naturaleza limítrofe del tratado del año 52 y del año 54.

Y, por lo tanto, cuando un país tiene la razón, el derecho y los tratados de su parte, no solamente debe defender sus derechos con toda la fuerza del mundo, sino que también tiene que encontrar la unidad necesaria para que esos derechos sean siempre respetados.

Por eso hemos seguido avanzando en la integración con América Latina, asumiendo nuestro rol en Unasur y Mercosur, y también fortaleciendo la Alianza del Pacífico que recientemente formamos con México, Colombia, Perú y Chile.

Este año ingresamos como miembros plenos de la OCDE, y estamos desarrollando nuestras relaciones con la Comunidad Europea, con el Nafta y trabajando en lo que va a ser el acuerdo de libre comercio más grande y promisorio del mundo, el Trans Pacific Partnership, con países de los dos lados del Océano Pacífico.

Y, además, este año asumiremos la presidencia de la reciente Comunidad de Estados de América Latina y del Caribe, cuya cumbre se va a celebrar en Chile, y tendremos también en nuestro país la cumbre del encuentro entre Europa y la comunidad de América Latina, cuyo capítulo latinoamericano también lo preside nuestro país.

Y estamos trabajando en una profunda modernización del Ministerio de Relaciones Exteriores, para que responda a los requerimientos y desafíos de un país tan integrado al mundo como el nuestro.

Defensa

En materia de defensa, sabemos que tenemos instituciones armadas de las cuales podemos sentirnos orgullosos, son instituciones modernas y capaces de proteger nuestra soberanía, nuestras fronteras, nuestro territorio y nuestro mar, y también de ser solidarios en tiempos de paz.

Hemos enviado un proyecto de ley que modifica su sistema de financiamiento y reemplaza la Ley Reservada del Cobre por un nuevo sistema, que compatibiliza los recursos necesarios y la estabilidad necesaria para nuestras Fuerzas Armadas, con un mayor control democrático de ese gasto, y de esa forma damos un gran salto adelante en perfeccionar las relaciones entre el mundo civil y el mundo militar.

Y además, el próximo año presentaremos los proyectos de ley para cumplir con otro compromiso y eliminar, gradualmente, la cotización del seis por ciento que afecta a nuestros pensionados de las Fuerzas Armadas y terminar con muchas distorsiones y excesos para tener un sistema más eficaz y al mismo tiempo más justo.

Todos sabemos que Chile es un país comprometido con la paz. Y por eso los tratados internacionales y el respeto al Derecho Internacional ha sido un pilar de nuestra política exterior.

Medio ambiente

En materia de medio ambiente y energía nuestro país tiene muchos desafíos, y nuestro gobierno no los va a eludir. En esto no tenemos tiempo que perder. El tiempo no es nuestro aliado, va a ser nuestro juez.

Y por eso tenemos que tener plena conciencia que la protección del medio ambiente y el desarrollo no son objetivos que compiten entre sí, sino que se complementan.

El año pasado, gracias a un gran acuerdo, creamos una nueva institucionalidad ambiental, que incluye el Ministerio del Medio Ambiente, un nuevo Servicio de Evaluación y una nueva forma de tribunales ambientales que opere con mayor eficacia y oportunidad.

A ellos se van a sumar también el Servicio de Biodiversidad y Áreas Silvestres Protegidas, que nos van a permitir proteger mejor nuestro patrimonio.

Creamos el Parque Marino Motu Motiro Hiva, de 150 mil kilómetros cuadrados, en torno a la Isla Salas y Gómez, la sexta reserva natural más grande del planeta.

Y pongan atención: dictamos por primera vez en nuestra historia una normativa extraordinariamente exigente en materia de emisiones de las plantas termoeléctricas y de calidad del aire, incluyendo el material particulado 2,5, que por su pequeño tamaño es el más dañino para la salud. Por primera vez en nuestro país tenemos normas de emisión para las plantas termoeléctricas y tenemos normas de calidad del aire que respiran todos los chilenos.

Estas exigencias deberán ser cumplidas en forma inmediata por los nuevos proyectos y en forma diferida, pero también cumplidas, por los proyectos existentes.

La verdad que si esas normas hubieran estado en vigencia cuando correspondía, no tendríamos que vivir hoy día los dramas de Tocopilla, Puchuncaví-Ventanas, Huasco, Coronel, Talcahuano y Mejillones.

ENERGÍA

Pero quiero compartir con ustedes una reflexión respecto al desafío energético.

En nuestro país tenemos instalada una potencia de generación eléctrica de quince mil megawatts. Si queremos alimentar con energía a nuestros hogares, empresas, ciudades, y también permitir el desarrollo económico y derrotar la pobreza, tenemos que duplicar esa capacidad de generación de energía durante los próximos diez años.

Y para ello necesitamos asumir decisiones ahora y no seguir postergando para el próximo gobierno.

Tenemos que compatibilizar el necesario cuidado del medio ambiente con la igualmente necesaria energía para alimentar nuestro desarrollo. Y para ello vamos a aplicar las mejores normas y la mejor tecnología.

Nuestro gobierno ha descartado construir o planificar plantas de energía nuclear. Sí avanzaremos en entender mejor esas tecnologías y en capacitar mejor a nuestros ingenieros y técnicos, porque la ignorancia no es la mejor forma de proteger a nuestro país frente al riesgo nuclear.

Pero también, tenemos la más firme intención de priorizar las energías limpias y renovables, como la energía del sol, del viento, de las mareas y la geotermia.

De hecho, por primera vez creamos un fondo de 85 millones de dólares para fomentar y entender mejor las energías renovables limpias. Y tenemos más de 100 proyectos piloto en marcha, cosa que nunca antes había ocurrido en nuestro país.

Pero digamos la verdad, ellas, las energías limpias, representan sólo el tres por ciento de nuestra matriz. Algo similar ocurre en Estados Unidos y un poco más en la Comunidad Europea.

Y, por tanto, yo creo que aquellos que dicen que en las energías limpias y renovables está la solución a nuestro problema, están induciendo a error a nuestros compatriotas.

Y, por lo tanto, no podemos renunciar a los proyectos hidroeléctricos y termoeléctricos. Pero lo vamos a hacer aplicando con toda la fuerza del mundo nuestra legislación y nuestras normas ambientales. Pero también, aplicando las tecnologías modernas, que son las que permiten compatibilizar el desarrollo con la conservación del medio ambiente.

Tengo muy claro mi compromiso con el medio ambiente, pero también tengo muy claro mi compromiso con el desarrollo de Chile y con la erradicación de la pobreza.

Chile es un país rico en agua. Y el agua es energía limpia y renovable. Y por eso, quiero que cambiemos el rumbo de nuestro país. En los últimos 17 años se aprobaron en Chile 107 plantas termoeléctricas, la mayoría de ellas a carbón y a petróleo, los dos combustibles más contaminantes de nuestro país, y no se tomaron los debidos resguardos. Basta ver lo que está ocurriendo hoy día en Ventanas, en la población La Greda o en Mejillones.

Pero, además, tenemos que preocuparnos del costo de la energía, porque en Chile es demasiado alta. Es el doble que nuestros países vecinos y supera en más del 50 por ciento al promedio del costo de la energía de los países desarrollados.

Y eso lo pagan todos los chilenos, todos los meses en sus cuentas de la luz, y también lo pagan nuestras empresas, perdiendo competitividad frente a otras empresas con las cuales deben competir en los mercados internacionales.

Por eso, yo quiero decirles con meridiana claridad: no podemos decir que necesitamos energía, consumirla abundantemente y, al mismo tiempo, oponernos a todas las fuentes que la generan.

Necesitamos un gran acuerdo nacional para enfrentar el desafío de la energía, la generación, la transmisión y la distribución.

En los últimos días la sociedad chilena ha sido cruzada por un profundo debate respecto de un proyecto hidroeléctrico en una región del sur y también respecto de la línea de transmisión que ese proyecto traería aparejada.

El gobierno ha escuchado ese debate y lo considera útil y necesario.

Y por esa razón vamos a complementar el trabajo de la comisión de expertos, que recientemente designamos, con personeros que representan todas las sensibilidades políticas y distintas sensibilidades de la ciudadanía, generando un debate profundo, pero también serio y responsable, para concordar en una política de Estado que norme y regule mejor temas como la construcción de megalíneas de transmisión, la interconexión entre el sistema del norte grande y del centro del país, para generar un gran Sistema Nacional Interconectado. También, incluir la posibilidad de construir una carretera eléctrica pública, con acceso abierto, que permita a todos, incluyendo a múltiples generadores de mini y medianas empresas hidroeléctricas, solares, eólicas, a futuro geotérmicas, mareomotrices, como también a distribuidoras y consumidores, a un Sistema Interconectado Nacional de Energía.

También estamos estudiando en flexibilizar y hacer más competitiva la distribución del sistema eléctrico, considerando la posibilidad de crear una especie de multicarrier eléctrico, que otorgue a los consumidores mayores opciones para elegir qué generadores proveerán su energía.

Y esta política por supuesto va a incorporar todos los resguardos necesarios para proteger el medio ambiente, que es patrimonio de todos los chilenos, y de los sectores que puedan verse afectados por esos proyectos.

Chilenas y chilenos:

Quiero terminar estas palabras compartiendo con ustedes una felicitación, dos reflexiones y muchos agradecimientos.

La historia independiente de Chile ha estado siempre vinculada a este Parlamento. El Cabildo Abierto de 1810 llamó a las primeras elecciones de diputados en todas las provincias de Chile y, a las diez de la mañana del 4 de julio de 1811, al son de una salva de artillería, salieron del Palacio de Gobierno los primeros 36 diputados del Congreso de nuestro país, que este año cumple 200 años.

Han sido 200 años. Por estas salas y por este Congreso han pasado más de cuatro mil senadores y diputados, incluyendo a figuras como Bernardo O’Higgins, Manuel Rodríguez, Diego Portales, Benjamín Vicuña Mackenna y el senador Jaime Guzmán, único senador asesinado cumpliendo su deber.

En este Congreso se han debatido y despachado más de 20 mil leyes, como la Ley de Libertad de Vientre, la de Instrucción (Carlos Lorca, por supuesto que sí, lo conocí, lo quise y lo admiré), la Instrucción Primaria Obligatoria, las revolucionarias leyes laborales de comienzos de siglo, la Ley del Sufragio Universal Femenino, la Ley de Filiación, la Reforma Procesal Penal y tantas más que han cambiado el rostro de nuestro país.

Y por eso este año en que cumple este Congreso 200 años, a través de ustedes quiero felicitar a los que los antecedieron y desear una fecunda labor a los que vendrán.

Vamos ahora con dos reflexiones.

Nuestro país tiene por delante un futuro muy promisorio. Estamos avanzando, y a paso firme, en los siete ejes que son los más importantes para la vida de los chilenos: crecimiento económico, creación de empleos, mejorar la salud y la educación, luchar con mayor eficacia contra la pobreza, hacer retroceder a la delincuencia y la droga, modernizar nuestra democracia, modernizar nuestro Estado, impulsar una mayor autonomía de nuestras regiones. En los siete ejes, y las cifras lo muestran con elocuencia, estamos avanzando con gran fuerza y a paso firme.

La pregunta es si vamos a llegar a la meta de hacer de nuestro país antes que termine esta década, y esa es la misión de nuestra generación, la generación del Bicentenario, el primero, ojalá no el único, país de América Latina que haya logrado dejar atrás el subdesarrollo y la pobreza que nos han acompañado durante nuestros primeros 200 años de vida.

Para construir esa sociedad de seguridades, oportunidades y valores, es que hemos diseñado la Agenda Social que este Congreso ha conocido. Queremos que las madres acompañen a sus niños en sus momentos de mayor necesidad de cuidado y afecto. Y por eso estamos alargando el posnatal de tres a seis meses. Porque agradecemos a los matrimonios, hemos entregado el Bono Bodas de Oro. Porque queremos una vida mejor para nuestros adultos mayores, estamos reduciendo o eliminando el siete por ciento. Porque queremos que las familias superen la pobreza extrema, hemos implementado el programa de Ingreso Ético Familiar.

Estamos bien encaminados. La pregunta es, y me la he hecho tantas veces, ¿qué puede desviarnos de nuestro objetivo? ¿Qué puede abortar el cumplimiento de la misión de nuestra generación? ¿Dónde pueden estar los peligros? Son muchos, pero quisiera destacar básicamente dos.

El primero, es que el germen de la división y de la beligerancia vuelvan a adueñarse del espacio público y terminen matando la capacidad de diálogo honesto y de acuerdos fecundos.

Cuando los países destinan sus mejores esfuerzos a una lucha fratricida entre sus propios hijos no tienen destino. Y tal vez no merecen tener destino. En cambio, cuando nos unimos, considerando y respetando nuestras diferencias, detrás de un proyecto nacional grande, noble, generoso y ambicioso, en el cual todos tenemos un lugar para aportar y todos sabemos que vamos a hacernos también parte de los beneficios, los países avanzan en forma sólida.

Por eso, como Presidente de Chile llamo una vez más a la unidad de los chilenos, a que no dejemos que las legítimas diferencias terminen enrareciendo el clima político y anulando la capacidad de diálogos y acuerdos, que ha sido lo que ha distinguido a nuestro país. Ya recorrimos ese camino en el pasado y sabemos que terminó con la destrucción de la democracia y de la sana convivencia en nuestro país.

El segundo peligro: debilitar nuestras instituciones. Las instituciones son las reglas que nosotros mismos nos hemos fijado democráticamente para canalizar nuestra creatividad e ideas, para arbitrar nuestras diferencias, para armonizar los múltiples y legítimos intereses que viven en una sociedad libre y vital como es la nuestra.

Sin instituciones, la fuerza reemplaza a la racionalidad, la inestabilidad se adueña de la vida diaria y mata la creatividad, la fe y el emprendimiento. Y también termina por dañar las bases mismas de nuestra democracia y de nuestra sana convivencia.

Por eso, también hoy día quiero llamar a todas las chilenas y chilenos, y muy especialmente a los que ejercen liderazgo por elección popular, a cuidar la unidad de nuestro país y a cuidar a nuestras instituciones.

Quiero terminar este segundo Mensaje a la Nación agradeciendo a tantas y a tantos, a esos millones de chilenas y chilenos que todos los días con su esfuerzo progresan y sacan adelante a sus familias. A todos quienes nos aportan ideas o nos regalan una sonrisa, un gesto, una plegaria, una palabra, que nos dan aliento. A quienes nos critican constructivamente, porque nos ayudan a hacerlo mejor. A los trabajadores, que con su esfuerzo han hecho de Chile el país más próspero de América Latina. A los emprendedores, y muy especialmente a los pequeños y medianos, que desde un quiosco, una panadería, un puesto en la feria o una ferretería, crean y dan trabajo a más de seis millones de compatriotas. A las mujeres, y muy especialmente a las dueñas y jefas de hogar. A los artistas e intelectuales que iluminan nuestros caminos. A los profesores que educan a nuestros hijos.

Agradecer también a los parlamentarios y a los dirigentes, y muy especialmente quiero agradecer a la Coalición por el Cambio por el apoyo generoso, leal y permanente que ha dado a nuestro gobierno.

Y también quiero agradecer a la oposición, que practica el diálogo constructivo y la búsqueda de acuerdos fecundos en beneficio no de un gobierno, sino que en beneficio de todos los chilenos.

Agradecer muy sentidamente a los ministros, subsecretarios, gobernadores, intendentes y tantos funcionarios públicos, porque los he visto cómo han entregado lo mejor de sí mismos durante estos catorce meses, sacrificando cosas que son muy valiosas.

Y por supuesto, quiero agradecer también desde el fondo del corazón a mis cuatro hijos y a mi mujer, Cecilia, por acompañarme en esta cruzada, por compartir conmigo los momentos de felicidad y también los momentos de tristeza, por apoyarme con esa incondicionalidad y ese amor sin el cual simplemente este cargo no se puede cumplir a cabalidad como lo exige.

Y, finalmente, quiero agradecer a Dios, por habernos dado la vida, por querernos y por guiarnos todos los días de nuestras vidas. Que Dios bendiga a nuestra patria, que Dios bendiga a los chilenos.

Viva Chile y muchas gracias.