Página:Abella Caprile Nieve.djvu/35

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Como si «un algo» de mi ser, se fuera
Junto contigo a la región ignota!
Un algo de mi ser, sí, porque estando
Siempre junto a mi pecho,
Ya conocías el variado ritmo
Del corazón, que es el reloj del alma...
¡Oh, cuántas veces en la noche oscura
Con sus vagos temores,
Te ha buscado mi mano temerosa!
¡Qué consuelo al hallarte! Te estrechaba
Entre mis dedos, y al instante mismo
Yo ya sentía que no estaba sola...
Oh, crucesita, de mis noches largas,
Oh, crucesita de mis bellos días,
Amiga verdadera, ¡cuánta pena,
Cuánta pena he sentido!


¡Vaga en las ondas, compañera buena,
Porque son tus dominios, aparente
Tan sólo es tu pequeñez gloriosa!
¡Que el misterio que encierras
Es más grande que el mar, es más sublime
Que en su esplendor el Universo entero!
...........................................
Asi dejé que el corazón se abriera
Un instante tan sólo; continuaba
El mar en tanto su vaivén incierto,
Monótono, incesante;
Y así impasible, imaginé que fuera
Una muda ironía, respondiendo
A mi amargo reproche...
Una ola a mis plantas,
Deslizóse y murió sin hacer ruido...