Página:Algunas poesias inéditas.djvu/14

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de mi bolsa, porque a muchos dias que se me quedo Entre las manos Como vn pajarito, de dolor de mirarse sin dineros, que sangre del alma son; y desde entonces mi olla tanto de mi se oluido, que la e querido voluer por vagabunda a Alcorcon. Socorred, Conde de el Cielo, esta plaga que sobro de tantas como a la mesa siruieron a Faraon. Tened lastima de mi, y al mismo paso y tenor que trahe la necesidad, disponed a execucion, Sin andar al retortero engañando el dia de oy, y aguardando el de mañana hecho Juan de espera en Dios. Asi a la gracia seguro de vuestro Rey, sin pension de el tiempo ni de 1 embidia siendo vos movil de vos, Viuais mas largas edades que da la Historia a Nestór, y sea efimera el fenix en vuestra comparaçion. Laurel os aclame el Mundo de filipo vencedor, tantas veces grande, quantas vos lo haceis si el lo naçio. Santos los que intercedeis con el Conde My S.r que de su vista a su aliento lucientes reflexos sois: San Don Luis de Haro el bueno, de los Guzmanes blason, primero en mi letania y segundo de los dos: San Protonotario: San Contreras, el valedor de los pobres: San Juarez, nueuo Portugues Caton: San Rocas: san Gabriel lopez, que es de todos asesor: S. Villanueua: San Arçe, de santa resoluçion: San Mendoça, de las Musas segundo Apolo Hespañol: San Legarda: San Carnero, que sea manido a mi voz: San Josef Gonçalez: san tenorio el bienhechor, y el mas bien quisto del mundo, santo de mi deuocion: San Francisco de Rioxa, que de vna vez se bebio la sagrada Biblioteca Vaticana en infusion: San Don Marcelino, Archibo de las buenas letras oy, y del Colcos de las leyes mas valeroso Jason: San Don Francisco Zapata, norte por lo conductor a tanto embajador Mago de Dromedario y Pendon: San Grimaldo: San Velazquez: san Moncada: san dotor Herrera: San Montesdoca: San Carbonel: San Simon: Para mi ayuda de costa sed todos en mi fabor, no faltandome en el trance de tan justa pretension; que yo os prometo un Luis Velez de cera y de Diaquilon, que os ablande las entrañas, quando no vastare yo, Entre tanto que aqui quedo delante del gran señor, diciendole de rodillas: «te rogamus, audi nos.»

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