Página:Alternativa Feminista 2.djvu/15

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to fijos e inamovibles (roles). Amar, subir al colectivo, hablar, no resultan acciones en sí mismas, sino que varían según los realice un hombre o una mujer. Hay un modo “femenino” y un modo '““masculi- no” de ser y relacionarse en el mundo.

De acuerdo con sus necesidades, el pa- triarcado estableció modelos de feminei- dad y masculinidad y una distribución se- xual de roles familiares y del trabajo. De este modo resultó que hay trabajos, apti- tudes y sentimientos femeninos y traba- jos, aptitudes y sentimientos masculinos. Los elementos*masculinos se consideraron superiores y este sexo pasó a ser el sexo fuerte, dominante; los elementos femeni- nos se menospreciaron y ese sexo pasó a ser el sexo débil, dominado. Las diferen- cias se sustentaron en lo biológico. Las características de dependencia, docilidad, pasividad, vulnerabilidad, menor inteligen- cia, envidia, mayor intuición, etc., atribui- das a las mujeres, fueron consideradas co- mo una extensión de su biología. De la misma manera, las características de auto- nomía, fortaleza, actividad, racionalidad, etc., atribuidas a los varones, son conse- cuencia de su naturaleza masculina.

El Feminismo hace una diferencia entre sexo y género. Entiende por sexo, las di- ferencias biológicas, naturales (y, hasta ahora, sólo se ha podido cumprobar con ri- gor científico que, en lo biológico, nos di- ferencia fundamentalmente del hombre el hecho de parir y amamantar). Por género entiende las diferencias social y cultural- mente impuestas a ls seres humanos según el sexo. Esto lleva a que, por ej., una mu- jer independiente, activa y fuerte, sea con- siderada “masculina” (machona, en el len- guaje corriente): y un hombre dependien- .te, delicado y explícitamente afectivo sea visto como “femenino” (“afeminado”): o al hecho de que a las mujeres se nos eduque para ser madres y al hombre no sc lo forme desde pequeño para la paternidad. El Fe- minismo cuestiona los roles femenino y masculino de la sociedad patriarcal y la dis-

tribución sexual del trabajo, que reservó el mundo público al “sexo fuerte” y el mun- do privado para el “sexo débil”.

Lo femenino y lo masculino son cons- trucciones socioculíurales de tanto vigor que, la mujer o el hombre que no cumplen con lo que de ellos se espera en razón de su sexo, padecen el aislamiento, la margina- ción y/o la culpa. No hay una sola cualidad “femenina” o “masculina” que no puedan desarrollarse indistintamente en cualquiera

_ de los sexos, si mediaran diferentes circuns-

tancias, (Gabriela Sabattini tiene mayor re- sistencia física que un varón de su edad, que no practique un deporte).

Los atributos femenino y masculino son patrimonios de la especie humana.

IMUNDO PUBLICO — MUNDO PRIVADO.

La distribución sexual de roles familiares y laborales se armonizó con la división de la sociedad en dos esferas de acción; el mundo público y el mundo privado: correspondien- do el primero al sexo fuert.: y reservado el segundo al sexo débil.

Todo lo referido al dominio de la natura- leza, la toma de decisiones, el ejercicio del poder; lo que hace al mantenimiento, desa- rrollo y progreso de la sociedad en su con- junto (desde la fabricación de fósforos has- ta la investigación nuclear) es patrimonio de los seres humanos nacidos varones.

Lo concerniente a la coservación de la es- pecie, con la satisfacción de las necesidades inmediatas que conlleva, se centralizó en la mujer. La mujer fue sacrificada como persona independiente y activa, para que cumpliera la función de reproductora, Se la marginó de la ciencia, la cultura, la acti- vidad pública, para confinarla en el ámbito de lo doméstico. Allí debía permanecer pa- ra no perder su femineidad y realizar su ta- rea fundamental: la maternidad.

La suciedad alentó el desarrollo de las

actividades consideradas masculinas; en la '

mujer redujo el estímulo a las aptitudes ma- termales. Todo lo que apoyara esta dualidad

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