RAQUEL ADLER 41
PIETAS
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Tú pasaste y tu aspecto mostraba un gesto grave, Fué así que me infundiste de tu sentir la clave.
Te erguiste y en tus ojos había un dolor tan hondo Que penetraba en mi alma más allá de su fondo.
Detuviste tu marcha, levantaste tu brazo, Hería tu sentencia cual destrozante mazo.
Hablaste y de tus labios sangraba la tristeza, Como lirio entre cardos, cual rosa en la maleza:
—Veinte siglos, dijiste, ¡oh, siglos infecundos, Mezquindad e injusticia abruman estos mundos.
Indecisos y estériles de todo bien carecen, Porque les falta amor, porque su vida mecen.
Con febril inconsciencia y con ansias medrosas; Son máscara de seres, carcoma de las cosas.
Porque su voz es débil y lo que dicen mienten, Afirman lo que ignoran, y niegan Jo que sienten.
¡Oh, siglos de mi siglo, oh, vidas de mi vida! En pleno desvarío la lascivia vivida.
Hermanos, de mis venas emana vuestra esencia, Y por mis venas corre sangre de nuestra herencia.
Vuestro menor pecado va sangrando una herida, El oprobio es vuestro, mas mía es vuestra vida.