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42 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA FEMENINA ARGENTINA

Hermanos somos todos, ¿por qué sois tan crueles? Y prosiguió la marcha por encurvados rieles.

Hermanos en la vida, hermanos en la muerte, Criaturas humanas, ¿cuál será vuestra suerte?

¿Acaso os olvidásteis de aquel buen Nazareno, Que con su holocausto os aproximó a su seno?

¿Acaso os olvidásteis de que partió su entraña Para injertar la vuestra? Y que si tal hazaña

Alejóle del Hombre, el Padre lo asilaba, Mientras El desde entonces por vosotros oraba,

Clamaba e imploraba, se deshacía en llanto... ¡Oh, Señor, Jesucristo, misericordia, santo

Es tu grande designio, tu bondad infinita Que aun guardas de tu amor una chispa bendita.

Destilan aún tus manos aquel sacro rocío, Con el que ungieras almas y fecundaras brío.

Vierten aún tus ojos una luz sin poniente, Que abrasa y encandila, y brilla eternamente.

Piedad para el humano que lleva desolado Su corazón sin siembra, su alma sin arado;

Sin pastor que lo guíe, sin una luz que alumbre Su senda en las tinieblas, su amarga incertidumbre.

Piedad ¡oh, Jesucristo, piedad para el humano Rebaño, cuya vida va gastándose en vano.