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MARÍA ENRIQUETA BETNAZA 101

EL DIA

Después de la hora azulada que al aclarar se vislumbra, como intermedia penumbra entre noche y alborada, surge la aurora rosada irradiando poesía,

y desde su lejanía

el sol, majestuoso y grave, da un beso paterno y suave sobre la frente del día.

A VECES...

Yo vivo retirada en un alcázar levantado en un cielo inmaterial, circundada de ensueño y de infinito; de músicas, de versos y de ideal.

Atesoro en mi torre imaginaria

lo dulce de lo íntimo, interior

que el pensamiento bríndame extrayendo de lo bello y lo puro, lo mejor.

Soy feliz en mi alcázar... Pero a veces siento en mi alma un relámpago fatal que me impulsa a alejarme de lo abstracto de esta vida tan sólo intelectual.

... Y deseo ir entonces por los campos de cara al viento, bajo el rojo Sol

que espolvorea de oro los trigales

y tiñe las espigas de arrebol;