Página:Cantos pastorales.djvu/38

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baños sedientos se acercan á las orillas de los arroyos, y mis ganados jadeando se retiran hácia las frescas umbrías. Dioses.... ¿no hay pues ningun remedio para mi amor?

El sol ménos ardiente va ya á sumergirse en el seno de los mares, en donde concluye la carrera de nuestro horizonte; pero á tí, ¡infeliz Alexis! siempre te abrasan las mismas llamas, y la noche no puede apagar el fuego que de dia devora tu corazon.