Página:Daany Beédxe.djvu/21

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quienes lloraban en silencio, mientras todos los parientes cantaban un himno de amor.

La fiesta duró todo el día, se comió tamales y mole; a los niños se les dio miel y frutas. Se cantó y se bailó. Se le dio las gracias al Señor todo poderoso, se quemó incienso y se rezó; agradeciendo el bien de que Águila Nocturna terminara su infancia con ventura. Por la noche, habiéndose ido todos los invitados y antes de ir a dormir, Garra de Jaguar habló a solas con su cachorro y le dijo:

—"Ahora que has dejado de ser un niño y que te deberás regir por ti mismo, ahora que te vas de casa, como las aves de los nidos, ahora que deberás florecer tu corazón y esculpir tu propio rostro quiero que sepas, que no hay ningún hombre que no tenga necesidad de comer y beber. Los mantenimientos del cuerpo, tienen en pie a cuantos viven, y dan vida a todo el mundo, y con esto está poblado el mundo entero. Los alimentos corporales son la esperanza de todos los que viven para vivir. Aprende entonces hijo mío de tener cuidado de sembrar los maizales y de plantar los magueyes, tunas y frutales, porque según lo que dijeron los sabios y Viejos Abuelos toltecas; la fruta es el regocijo de los niños, regocija y quita la sed a los niños. Y tú, muchacho, ¿no deseas fruta? ¿De dónde la has de tomar si antes no la plantaste y criaste, como tu propia herencia? Aprende a ser hombre digno y recto. Fortalece tu cuerpo, templa tu espíritu, domina tus pasiones y desarrolla tu fuerza de voluntad.

Entiende ahora, amado hijo mío, que ha llegado el final de mis palabras, por ello, escríbelas en tu corazón. Muchas cosas tendría que decirte, más será cosa de nunca acabar, solo tres cosas más quiero decirte, que son muy importantes y que los Viejos Abuelos nos las dejaron muy recomendadas. Lo primero es que tengas gran cuidado de hacerte amigo de Dios, que está en todas partes y es invisible e impalpable, y a él conviene darle todo el corazón y el cuerpo, cuida de no desviarte de este camino, procura no presumir, ni que tu corazón se vuelva altivo; ni tampoco te desesperes, ni hagas cobarde a tu corazón. Por el contrario, trata de ser sencillo y humilde para tener esperanza en el invisible e impalpable, Nuestro Señor. Lo segundo que

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