Página:Discurso sobre el origen y los fundamentos.djvu/173

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
(153)

de una peseta; y lo que hay mas raro es, que en lugar de fijar los ojos sobre el punto, hacen movimientos y contorsiones continuamente. Parece que la piedra se halla dirigida por una mano invisible.

El P. Du Tertre dice casi lo mismo acerca de los salvages de las Antillas, que lo que acaba de leerse de los Hotentotes del Cabo de BuenaEsperanza. Alaba sobre todo su puntería con las flechas, como que matan los pájaros al vuelo y los pescados nadando, los cuales cogen en seguida, zambullíéndose en el agua. Los salvages de la América septentrional no son menos célebres por sus fuerzas y por su agilidad; y ve aquí un ejemplo por el cual podrá juzgarse de las de los Indios de la América meridional.

En el año de 1746, un Indio de Buenos Aires habiendo sido condenado á galeras en Cadiz, propuso al gobierno comprar su libertad esponiendo su vida en una fiesta pública. Prometió que atacaria solo, sin otra arma en la mano que una cuerda, a toro mas furioso que hubiese; que le derribaria y aterraria, que le cogeria con su cuerda por el sitio que le indicasen, que le ensillaría, le embridaria, le montaria y combatiria, sobre él, otros dos toros cualesquiera, y los mas terribles que se hallasen en el toril: que en seguida los mataria uno á uno, al instante que se lo ordenasen y sin el auxilio de nadie; cuya gracia le fue concedida. El Indio cumplió su palabra, y se salió con todo cuanto habia prometido: sobre el modo como él lo hizo y sobre todo el por menor del