Página:Discurso sobre el origen y los fundamentos.djvu/177

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ardor en pos de todas las miseria: de que es susceptible, y que la benéfica naturaleza habia tenido el cuidado de separar de el.

Los hombres son perversos; una triste y continua esperiencia dispensa el probarlo, no ostante el hombre es naturalmente bueno, creo haberlo demostrado; ¿que es, pues, lo que puede haberle depravado hasta este punto, sino es las mutaciones sobrevenidas en su constitucion, los progresos que ha hecho, y los conocimientos que ha adquirido? Que admiren tanto cuanto quieran la sociedad humana, no será por esto menos cierto, que ella conduce necesariamente a los hombres a aborrecerse los unos á los otros, a proporcion que sus intereses se cruzan y multiplican, si hacerse mutuamente servicios en apariencia, y en realidad todos los males imaginables. ¿Que es lo que puede pensarse de un comercio en el cual la razon de cada particular le dicta máximas directamente contrarias á aquellas que la razon pública dicta al cuerpo social, en donde cada uno halla su beneficio en la desgracia agena? No hay puede ser un hombre rico, á quien herederos codiciosos, y muchas veces sus propios hijos no le deseen la muerte en secreto; no hay un barco en el mar, cuyo naufragio no fuese una buena noticia, para algun negociante; no hay casa a la que un deudor de mala fe, no quiera ver arder con todos los papeles que contiene; no hay un pueblo que no se regocije de los desastres de sus vecinos. Es así el modo como hallamos nuestro beneficio en el perjuicio de nuestros semejantes, y como la pérdida del