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(o) Página 52. No es necesario confundir el amor propio y el amor de sí mismo, dos pasiones muïdiferentes por su naturaleza y por sus efectos. El amor de sí mismo es un sentimiento natural que conduce á todo animal á velar sobre su propia conservacion, y que produce, dirigido en el hombre por la razon y modificado por la piedad, la humanidad y la virtud.

El amor propio no es sino un sentimiento relativo, ficticio y nacido en la sociedad, que conduce á cada individuo á hacer mucho mas caso de sí que de cualquier otro, que inspira á los hombres todos los males que se hacen mutuamente, y que es el verdadero manantial del honor.

Todo esto bien entendido, digo que en nuestro estado primitivo, en el verdadero estado natural, el amor propio no existe; porque cada hombre en particular se mira él mismo como el solo espectador que le observa, como el único ser en el universo que toma interes por él, y como el solo juez de su propio mérito, y así no es posible que un sentimiento que tiene su orígen en la comparacion que no se halla en estado ni al alcance de hacer, pueda brotar ni hechar raices en su alma: por la misma razon este hombre no podiá tener ni odio ni deseo de venganza, pasiones que no pueden nacer sino de la opinion de alguna ofensa recíbida; y como es el desprecio ó la intencion de hacer daño, y no el mal quien constituye la ofensa, los hombres que no saben ni apreciarse ni compararse, pueden hacerse muchas violencia: naturales, cuando ellas les producen