Página:Discurso sobre el origen y los fundamentos.djvu/79

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que hacer otra cosa mas sino tapar con sus manos sus oidos, y argumentarse un poco, á efecto de impedir el que la naturaleza que se subleva en él, le identifique con el que asesinan. El hombre salvage carece de este admirable talento, y por falta de sabiduría y de razón, se le ve en todas ocasiones entregarse aturdidamente al primer sentimiento de la humanidad. En los alborotos y en las riñas ó querellas públicas, el populacho se reune, y el hombre prudente se retira, es la canalla, son las placeras ó verduleras las que separan á los combatientes, y las que impiden que las gentes honradas se asesinen entre sí.

Es pues certísimo que la piedad es un sentimiento natural, que concurre moderando en cada individuo la actividad del amor de sí mismo, á la conservación mutua de toda la especie: es ella la que nos conduce, sin refexionar á socorrer á aquellos que vemos sufrir; es ella la que en el estado natural, ocupa el lugar de las leyes, de las costumbres y de la virtud, con esta ventaja, que nadie se halla tentado á desobedecer á su dulce voz: es ella quien disnadirá, á todo salvage robusto, de quitar á un tierno niño,