Página:ECH 2840 14 - Nacional, Partido (Montt-Varista).djvu/2

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el primer momento, sosteniendo que la autoridad civil no podía inmiscuirse en asuntos enteramente espirituales, como era, en especial, la suspensión impuesta a los Canónigos. La Corte Suprema, sin embargo, después de una lenta tramitación, acogió el recurso de los Canónigos.

Como contestación a lo resuelto, el Arzobispo Valdivieso organizó la Sociedad de Santo Tomás de Canterbury, que en el fondo tenía por objeto luchar por la independencia de la Iglesia. Luego, procedió a desobedecer el fallo de la Corte, manteniendo vigentes los acuerdos y la suspensión de los Canónigos. Se produjo un cambio de notas entre el Gobierno y el Arzobispo, cortés en la forma; pero agrio en el fondo. La Corte, a su vez, conminó al Arzobispo a obedecer lo resuelto, bajo apercibimiento de destierro y ocupación de sus temporalidades.

A esta altura de los acontecimientos, se produjo una verdadera conmoción nacional, en la que participaron elementos políticos, el clero, sociedades religiosas, las señoras de Santiagos, etc. Se quiso ver un claro propósito de persecución religiosa y se formó el ánimo de defender a todo trance al Arzobispo. Por fin, cuando ya parecía inminente el destierro del Arzobispo, los Canónigos se desistieron del recurso y el problema fué en parte solucionado.

Este acontecimiento, en apariencias pequeño, habría de tener las más insospechadas consecuencias políticas. Un numeroso grupo de pelucones, partidario del Arzobispo y de sus puntos de vista, se alejó del Gobierno, para constituirse en grupo político con base religiosa y clerical. Así nació el Partido Conservador (Véase). En cambio, otro grupo de pelucones, permaneció fiel al Gobierno y a sus principios y dió origen a un nuevo Partido, que se llamó "Nacional".

Los pelucones que permanecieron fieles al Gobierno constituyeron, pues, el Partido Nacional, con caracter laico y opuesto a la supremacía eclesiástica sobre el poder civil. El Presidente Montt, según el testimonio de un cronista de la época, "siempre había acariciado el propósito de crear un Partido nuevo dando un poco de ensanche a los horizontes pelucones, creyó que la hora había llegado y se puso a la obra".

Con el amparo del propio Presidente Montt y dirigido especialmente por don Antonio Varas, se empezó la organización del nuevo Partido. Fué llamado "Partido Nacional", porque se le consideró defensor de los derechos nacionales, frente a la tendencia que se consideraba "romana" de los clericales. Más tarde, fué llamado también Partido Montt-Varista, en