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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile — 25

igualmente los capitanes Venancio Escanilla, Francisco Calderón y José Antonio Fernández Barriga y el ayudante José de la Cruz. Además, estaba un notable militar español casado con chilena, el capitán Carlos Spano[1], que apoyaba los sentimientos de aquellos criollos contra España constituyéndose en “el alma del levantamiento que fer mentaba en el batallón de Penco[2] al que se adhería casi la totalidad de sus oficiales oriundos de Chile” [3].

La complicada enfermedad, y que parecía incurable, sufrida por José Antonio Prieto, les servía de pretexto para reunirse periódicamente en su casa, aparentemente sin despertar sospechas.

También comenzaron a participar asiduamente otros jóvenes de la ciudad y de los alrededores, considerados de confianza, como Luis de la Cruz, alcalde de Concepción, cuñado de Prieto; Fernando Urízar, hacendado de Rere; José Urrutia, de Parral; Antonio Mendiburu, de Concepción; Pedro Ramón Arriagada, dueño de una hacienda colindante con Las Canteras [4]; Ramón Freire Serrano, de Talcahuano; Miguel Zañartu Santa María y Diego José Benavente, ambos de Concepción, y tantos otros que fueron bautizados por el pueblo de la ciudad como “los duendes”.

En un extraño manuscrito existente en la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile, que lleva por título: “Razón de lo que he presenciado y mucha parte que no e bisto me an contado personas honrradas de una y otra parte, desde el año dies y para que lo sepan lo pongo en este cuaderno” (sic)[5], un señor llamado Manuel Gregorio García Ferrer le escribe, desde Loncomilla, el 5 de abril de 1877 al ex Presidente de la República don Manuel Montt, bajo el subtítulo: “Razón de todos los sucesos que hubieron en la ciudad de Concepción antes de levantarse en contra del Rey, siendo Gobernador don Juan Rozas, de Concepción, y don José María Benavente y de Talcahuano el señor Sota” [6]. Después de describir algunas acciones de los “duendes” en contra del prior de Santo Domingo, Padre Díaz, mandado por el rey —que predicaba bajo el lema: “Dios primero, morir por él, y segundo, morir por el Rey”—, entrega los siguientes apellidos de aquéllos:“de Concepción: Sota, Benavente, Manzano, Rozas, Ibietas, Martínez, Binimelis, Castellones, Riberas, Cruces, Bar nacheas y muchos más que no recuerdo. De Talcahuano: Ser ranos, Freires y Garrigoses. De los pueblos: Alcázar, Merinos, Anguitas, O’Higgins y Riquelme y muchos más” [7]

Es posible que en la constitución del “club revolucionario” de Concepción y en su participación en él, Bernardo estuviera siguiendo los consejos que Francisco de Miranda le dio al salir de Londres,

  1. Carlos Spano había hecho su carrera en el Estado Mayor del Ejército español. Adhirió a la causa patriota. Murió heroicamente en la ciudad de Talca, que estaba a su cargo, en 1814.
  2. La ciudad de Concepción era denominada así por su anterior ubicación geográfica.
  3. Vicuña Mackenna, “Ostracismo del Jeneral...”, op. cit. p. 99.
  4. Pedro Ramón Arriagada había nacido en San Bartolomé de Chillán en 1783. Compartió los estudios primarios con Bernardo O’Higgins en el Colegio de Naturales de Chillán y mantuvo con él una fiel amistad. Heredó la propiedad de Membrillar, de 700 cuadras, vecina a Las Canteras.
  5. García Ferrer, Manuel Gregorio. “Razón de lo que he presenciado”. En Revista Chilena de Historia y Geografía. Año XIV, Tomo XLIX, 1° y 2° trimestre de 1924 N° 53, pp.
  6. Ibíd. p. 45.
  7. Ibíd.p.48