Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (1884).djvu/49

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deshizo lo que había hecho en una semana: y no dejó de parecerle nial la facilidad con que la habia hecho pedazos, y por assegurarse deste peligro, la tornó á hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro, de tal manera, que él quedó satisfecho de su fortaleza: y sin querer hacer nueva experiencia clella, la diputó y tuvo por celada finíssima de encaje. Fué luego á ver su rocin, y aunque tenia mas cuartos que un real, y mas tachas que el caballo de Gonela, que tantum pel/is, & ossa fiiit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro, ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro dias se le passaron en imaginar qué nombre le pondria, porque (según se decía él á sí mismo) no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviesse sin nombre conocido, y assí procuraba acomodársele de manera que declarasse quien habia sido antes que fuesse de caballero andante, y lo que era entonces: pues estaba muy puesto en razón, que mudando su señor estado, mudasse él también el nombre, y le cobrasse famoso y de estruendo, como con venia á la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba: y assí después de muchos nombres que formó, borró y quitó, aña.dió deshizo y tornó á. hacer en su memoria é imagina.cion, al fin le vino á llamar Rocinante, nombre á su parecer alto, sonoro y significativo de lo que habia sido cuando fué rocin antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo. Puesto nombre, y tan á su gusto á su caballo, quiso ponérsele á sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho dias, y al cabo se vino á llamar don Quijote, de donde (como queda dicho) tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia, que sin duda se debia de llamar Quijada, y no Ouesada, como otros cjuisieron decir: pero acordándose que el 'aleroso Amadis, no solo se habia con-