Página:Encuesta feminista argentina.djvu/13

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Repito: no comprobada bien aún en los fenómenos anorma- les particulares, el resultado de causas generales; es decir, an- tes que ver el motivo de una teoría social, que apela a la obra del tiempo y a la acción colectiva para producir sus efectos, sentía em esos fenómenos particulares apenas la necesidad de hacer la caridad sentimental al menudeo.

Cor arreglo, pues, a la lógica científica, la que no varía, como la de los poetas, ¿qué importa, me digo hoy, que hayan inujeres todavía conservadas, capaces de aquel milagro heroico, a poco que se las ayude socialmente, desde que serían tam po- cas que no alcanzarían a formar estadística? ¿Qué importa que la injusticia secular de los hombres tenga todavía hoy privadas a las mujeres de la posesión de todos sus legítimos derechos, si la nueva humanidad, “intelectualizando” su sensibilidad, está conviniendo, en la acción social y legal, en ir reconociendo, con ayuda del tiempo, esos derechos femeninos?

Para que se produjera aquella evolución progresista en mis ideas particulares, hubieron de pasar algunos años. Durante su transcurso, “hice”, más que “prediqué” periodisticamente, por donde quiera que senté mis reales, en horas que no eran de tra- bajo oficial, obras sociales de diverso carácter. Unas veces — muchas veces — fueron Ligas de Fomento, que contribuían a los progresos comunales; otras veces organicé centros comercia- les e industriales, que luego reunía en Federación, centunlican- do su fuerza social; innové atrevidamente sistemas administra- tivos arcaicos; fundé algunos periódicos destinados a sostener instituciones particulares de cultura a que yo mismo daba vida; estudié, provoqué la palabra de los maestros del pensamiento y de la acción, y así aprendí poco a poco — a lu vez que muchas otras cosas — a constatar cada vez más claramente la presen- cia de fenómenos seculares en el fenómeno particular, desenti- mentalizando, vale decir, intelectualizando progresivamente mi sensibilidad, hasta conservar tranguila la conciencia cuando nie- go ahora, yo también, en los casos no extremos, la limosna al detalle, y hasta aprender a ver en las mujeres sin ventura amo- rosa y sin las demás venturas sociales y legales a que tienen de- recho por naturaleza, los motivos propiciatorios de futuros pro- gresos sociales, que (en estos tiempos de adelantos democráticos que vienen dando al mundo médicos modernos para las enfer- medades del alma humana), las iguala, en el orden científico, a los seres que sirven a los galenos para campo de experimen- tación de remedios que alivian después los males de la huma- nidad.

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