Página:Grierson Primeros Auxilios.djvu/129

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queda generalmente en su sitio sin tocarle, de ocho á diez días (según la extensión y la clase de la herida); cuando éste se levanta, se encuentra muy á menudo toda la herida cerrada por primera intención; durante todo este tiempo, el operado no ha experimentado ordinariamente ningún dolor, no ha tenido fiebre traumática ni infecciosa; los líquidos que ha exhalado no han traspasado la curación; no ha perdido pus y se ha librado de todos los peligros que entraña la supuración.

Los malos olores que en otras ocasiones infectaban las salas de enfermos y los hospitales, y que dependían de un pus de mala naturaleza, no se encuentran en la actualidad, sinó excepcionalmente y sólo en los casos en que desde el principio no han sido tratados los enfermos por el método antiséptico ó aséptico.

He demostrado con qué cuidados y con qué precauciones, nuestros médicos buscan el prevenir la intervención de toda substancia dañosa é infecciosa en una herida, y los legos en medicina deben tratar de imitar en lo posible estos procedimientos desde el primer momento y luego tratar de hacer una primera cura, tan aséptica como lo hace el médico.

El primer objeto que persigue el cirujano, es sobre todo y siempre: tratar de obtener la reunión por primera intención (sin supuración):

1º Para esto, toda hemorragia debe ser cuidadosamente detenida y lo obtiene generalmente por la compresión momentánea del extremo del vaso herido; por compresión, sutura ó por medio de pinzas ó por la ligadura de los grandes vasos sanguíneos lesionados; la circulación queda interrumpida pero, se hace por los vasos colaterales. Esta ligadura la hace por medio de hilos de seda esterilizados; emplea también, hilos hechos de intestinos (catgut), hechos asépticos, los cuales se disuelven en las heridas.

2º Sobre todo, el punto más importante en el tratamiento de las heridas, es la observación de las precauciones asépticas (sin gérmenes) y antisépticas (contra los gérmenes) que actualmente se emplea en presencia de la más pequeña herida; porque sólo ellas permiten prevenir la supuración