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toman las precauciones necesarias de aseo (asepsia y antisepsia), como sucede en las ambulancias durante la guerra.

A estos accidentes traumáticos pertenecen las inflamaciones y supuraciones lentas y agotantes: la fiebre y erisipela traumática, la podedumbre de hospital, la fiebre supurativa (piohemia), la infección puerperal, la infección pútrida, el tétano, la rabia, etc.; producido por gérmenes que penetran por las heridas, y llevados por la circulación de la sangre á todas las partes del cuerpo.

La cirugía moderna ha hecho progresos inmensos en el tratamiento de las heridas, porque ha llegado á un conocimiento verdadero sobre las causas de las infecciones que son producidas por unos organismos vegetales pequeñísimos lllamados microbios. También sabe cómo se evita que penetren por las heridas á nuestra sangre y cómo se destruyen en la misma herida. Estos conocimientos debe saberlo el pueblo para salvarse y evitar esas complicaciones. El aseo riguroso y pasando todo al fuego es el gran preservativo. Así mostraremos cómo se contrarrestra el peligro más grave y urgente de las heridas; es decir, 1º la hemorragia, y 2º evitar el peligro mediato ó tardío de la infección, haciendo bien la primera cura y las consecutivas.


Hemorragias

Toda herida sangra, porque en toda herida hay lesión de los vasos sanguíneos. La naturaleza y el peligro de la hemorragia, difieren según la clase y el volumen de los vasos lesionados. Se distingue si la hemorragia es de los capilares, de una vena ó de una arteria:

1º Si la sangre mana moderadamente de la herida, como babeando, los vasos capilares han sido heridos, y casi nunca hay peligro; basta una suave copresión sobre la herida misma para que cese (lámina 21).

Las hemorragias moderadas provenientes de