Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/13

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IX

desfigurado y despojado de los atributos de su espíritu majestuoso; no como un jigante, sino como un pigmeo; no como un predestinado, sino como un aventurero feliz; no como un ser en continua comunicacion con el todopoderoso, sino cuando mas como un matemático, cuyos cálculos atrevidos dieron por resultado el descubrimiento del nuevo continente.

Era pues de absoluta necesidad, que un católico narrara una historia nueva, íntegra y completa de la revelacion del nuevo mundo; porque como dice Mr. de Lorgues,[1] tanto se opone al sentido comun que los incrédulos espliquen la fé, como el que un prodijio del injénio católico se enseñe por la escuela protestante. Este es el motivo que lo indujo á emprender tan vasto trabajo, logrando su objeto con tal acierto que, no ha dejado un hecho, una palabra, un pensamiento su héroe, que no lo haya inundado de luz y que en su consecuencia no se perciba con la majestad de los hechos, de las palabras y de los pensamientos de los bienaventurados. "El aliento con que empañó la filosofía cristal tan limpio; esa ciencia que no quiere ni hombres muy grandes, ni muy puros, lo ha lavado él con piadoso celo, y á eso se debe el conocimiento del segundo matrimonio de Colon;"[2] matrimonio que niega con maliciosa sonrisa Mr. de Humboldt, aconteciendo lo propio desgraciadamente con la mayor parte de sus cronistas, en especial el abate Sanginetti

  1. Introduccion.
  2. Mr. J. Barbey d'Aurevilly. Le Pays del 12 de Noviembre de 1856.