Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/212

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las predicaciones de este, que la mayor parte de los marinos comenzaron á tranquilizarse.

Los Pinzones gozaban de gran crédito en Palos. El señor Martin Alonso comerciaba en aparejos y provisiones para los buques; era el primer abastecedor de la marina que habia en el puerto; y su riqueza, sus conocimientos y la antigüedad de su familia le ponian á la cabeza de los notables de la villa.

Desde aquel momento, sin que Juan de Peñasola tuviera que enconarse con nadie, Palos ofreció como segunda carabela una especie de carraca, envejecida en el mar, y llamada la Gallega, grande comparativamente, gorda y pesada; pero en estremo sólida. Aunque impropia al servicio á que se la iba á destinar, ni Colon ni el P. Marchena, su consejero, se atrevieron á rechazarla, por miedo de demorar mas todavía la partida, y de consiguiente la admitieron, disponiéndose acto contínuo á prepararla. Colon la escojió para capitana, y la cambió el nombre con el de Santa Maria, colocándola al bautizarla bajo la proteccion especial de la santísima vírjen.

En medio de los preparativos del armamento, proseguia Cristóbal observando la vida de un verdadero discípulo de la Orden Seráfica; no salia del convento sino por necesidad, se ocupaba del cuidado de su alma, y perseverando en el camino de la perfección cristiana, fué sin duda entonces cuando se unió como miembro á la regla y al instituto de san Francisco. Pasaba los dias en la oracion y contemplacion de los misterios, se esforzaba en hacerse mas y mas digno de la bondad de Dios, que lo habia elejido para ejecutar una obra sin igual entre los hombres, y ni las dilaciones, ni el pavor, ni la malquerencia de las jentes del pueblo lo afectaban; á pesar de que eran tan graves obstáculos para su marcha, que la sola autoridad de los monarcas no bastaba para dominarlos.

La historia ha consignado el jeneroso impulso del