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á la contaduria de la corona; Rodrigo Sanchez de Segovia, vehedor; Rodrigo de Escobedo, escribano, y el bachiller Bernardino de Tapia, cronista de la espedicion.

Despues venian en calidad de oficiales de mar Pero Alonso Niño, verdadero lobo marino; Bartolomé Roldan,[1] marinero especulador, mas comerciante que soldado; Fernando Perez Mateos, hombre inquieto y envidioso; Sancho Ruiz, esclavo de la ordenanza; Ruy Fernandez, buen oficial; Juan de la Cosa, apellidado el Vizcaino, diestro en teoria, é hidrógrafo por instinto. Seguian el intérprete, judio convertido, bautizado con el nombre de Luis de Torres, y que conocia el latin, el griego, el hebreo, el árabe, el copto y el armenio, y despues el metalúrjico oficial Castillo, platero de Sevilla.

El servicio de sanidad se componia de un tal señor Alonso, médico de no gran fama, y del señor Juan, [2] buen cirujano, que trataba con mucho agrado á los enfermos. Un hombre intrépido y modesto, el honrado Diego Mendez con Francisco Jimenez Roldan y Diego Salcedo, agregados al servicio personal de Colon, en calidad de escuderos, tomaron sitio en compañia de dos de sus amigos, ansiosos de lo desconocido, cerca de la cámara que ocupaba en el castillo de popa el comandante.

Ademas de Jácomo, maestre, y del contramaestre, que eran jenoveses, iban á bordo un carpintero, un calafate, un armero, un tonelero, y marineros, y mozos de cámara en número de cuarenta, entre los cuales habia un ingles (Tallarte de Lajes), un irlandes (William Ires), dos portugueses y el mallorquin Sebastian, á los que añadiendo un criado y los cocineros, dá un total de

  1. Despues de haber dejado el servicio se hizo en pocos años el mas rico propietario de Santo Domingo, construyendo casas para venderlas. Herrera. Historia jeneral, etc., decada I. lib. V. cap. IV.
  2. Oviedo lo llama: ”Hombre honrado y buen cirujano.” Traduccion de Juan Pouleur, ayuda de cámara de Francisco I.º, lib. II. cap. XII.