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Siempre propicia la brisa los impelia sobre una superficie tan tranquila y serena, que Cristóbal no pudo menos de escribir en su Diario: "La mar llana y buena siempre, á Dios muchas gracias sean dadas."[1]

Proseguia su rumbo la flotilla, y los barruntos de tierra se multiplicaban: los pilotos deseaban bordear, é ir en busca de las islas, que parecia deber estar muy próximas, pero el comandante, persuadido de su existencia, se negó terminantemente á desviarse de su camino, porque queria ir en derechura á las Indias. "Perder el tiempo en tal cosa, hubiera sido, dice él, no tener prudencia ni razon." Entónces las murmuraciones se tornaron en aborrecimiento.


VI.


Engañados tantas veces por señales, que parecian prometerles pronto la tierra, los marineros no daban ahora crédito á las falsas apariencias, é iban cayendo en el mayor desconsuelo y abatimiento. Se reunieron primero en el sollao de proa en grupos de tres ó cuatro, sin noticia de los oficiales, con el fin de aliviar sus temores comunicándoselos; pero no hicieron sino acrecentarlos. Cada dia se hacian estas reuniones mas frecuentes y numerosas; el descontento era jeneral, y

  1. Mártes 2 de Octubre.