Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/256

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de felicidad, saltó el primero con ardor juvenil. La dicha reanimaba sus fuerzas, y apenas hubo pisado la nueva tierra, plantó en ella significativamente el estandarte de la cruz. No pudiendo contener su reconocimiento al supremo autor de la descubierta, se prosternó, é inclinó tres veces consecutivas su frente al suelo, y besó,[1] regándola con sus lágrimas, la playa desconocida á que lo condujo la bondad divina. Conmovidos como él, todos los que lo acompañaban se arrodillaron á su ejemplo, y levantaron en el aire un crucifijo,[2] mientras Cristóbal, en la efusion de su gratitud, alzando las manos al cielo, halló en lo mas íntimo de su corazon una plegaria admirable, cuyas primeras palabras ha recojido la historia y son estas:
Dios eterno y todopoderoso! Bendito y alabado sea tu nombre en todas partes y exaltada tu majestad que se ha dignado permitir, que por mí, tu humilde siervo, se conozca é invoque tu sagrado nombre en esta parte del mundo...[3]

Su agradecimiento y su piedad se desahogaron en espresiones sublimes, y levantándose despues con majestad y desplegando el estandarte de la cruz, ofreció á Jesu-Cristo las primicias de su descubrimiento, poniendo á la isla el nombre de san Salvador.[4] Sacó luego la espada, imitándolo sus oficiales, declaró tomar posesion de aquella tierra en nombre de nuestro señor, para la corona de Castilla, y mandó al escribano mayor de la flota,

  1. "Inginocchiati baciorono la terra tre volte piangendo di allegrezza." Ramusio. Delle navigationi é viaggi racotte, tomo III., foglio I.
  2. Robertson. Historia de América, tomo I. lib. II. páj. 120.
  3. P. Claudio Clemente. Tablas chronológicas de los descubrimientos, decada primera. Esta plegaria de Colon se repitió luego por órden de los reyes de Castilla en los posteriores descubrimientos. Hernán Cortés, Vasco Nuñez de Balboa, Pizarro &c., debieron emplearla oficialmente.
  4. "La llamó á gloria de Dios que se la habia mostrado, librándolo de muchos peligros, San Salvador." Fernando Colon. Hsitoria del almirante, cap. XXV.