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lla era la isla mas hermosa que jamas vieron los mortales"[1]

El tiempo y la esperiencia han sancionado este asombro del contemplador de la naturaleza, y hoy, despues de la completa esploracion de los espacios del Océano, Cuba no tiene rival, y es la isla mas hermosa que han visto los hombres. Cuba, la perla de los mares, merece en justicia el título que lleva de reyna de las Antillas; por la constancia y dulzura de su temperamento, por la falta de huracanes frecuentes, y de la violencia de las corrientes submarinas, la salubridad de sus costas, la comodidad de sus puertos, la pureza de sus aguas, la frescura de sus montañas, que se destacan sobre un cielo limpio y despejado, la riqueza fabulosa de sus productos y la variedad de sus perpectivas és incomparable. Cuba, objeto perenne de la admiracion del pensador, del artista, del poeta y del botánico, escita la tenaz codicia de un pueblo vecino, temerario é insaciable, no obstante poseer la mitad del nuevo mundo.

En medio de este infinito de cosas admirables se esforzaba Colon en apoderarse de los rasgos sublimes del pensamiento creador; queria saber por qué nuevas maravillas se dignaba manifestarse al entendimiento la ciencia de Dios, y sorprender los indicios de alguna gran ley del globo. Porque yá en aquella época tenia en sí el jérmen de la observación filosófica y de la tendencia á la jeneralizacion de los hechos, que desplegó después.

La poesia, la admiracion, las grandes miras, no le hicieron olvidar nunca el lado práctico, útil y comercial de las cosas. Luego de haber examinado multitud de palmíferos y de yerbas, tan altas entónces como en el mes de Mayo en Andalucia, reconoció la péplide y el berro venenoso; y al ver que casi á la misma orilla

  1. Diario de Colon. Domingo 28 de Octubre de 1492.