Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/301

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A eso de las once de la noche, como se sintiera Colon fatigado, porque durante dos dias consecutivos y toda la noche anterior la afluencia de los indíjenas, los regalos hechos y recibidos, los cambios á que tuvo que atender, las preguntas á los intérpretes, sus respuestas, verdaderos enigmas, los mensajeros que era preciso escuchar, los que necesitaba espedir, la clasificación y conservación de los diferentes productos del pais, que quería llevar á Castilla, sus ejercicios relijiosos, sus observaciones sobre el terreno y el clima, y los múltiples cuidados del mando no le dejaron un minuto de reposo, cediendo á la necesidad, bajó á su camarote, y se acostó vestido en su litera. Para hacer esto debia estar muy tranquilo acerca de la situación del buque, como lo estaba en efecto, pues la mar se mantenia sosegada, navegaba por los parajes que las chalupas tenian sondados de dias atrás, y un oficial vijilaba el timón.

Mas, á pesar de la prohibición reiterada durante el viaje de no abandonar la caña á los novicios, no bien se hubo recojido el almirante, el oficial de guardia hizo otro tanto, una hora mas tarde, el timonel cedió su puesto á un mozo, yéndose á su hamaca, y la guardia entera se entregó al sueño. A su vez se quedó dormido el mozo, y la Santa Maña se fué insensiblemente inclinando, impeUda por la corriente, hacia un banco de arena. A una legua de distancia se oian las rompientes; pero tan profundo era el sueño de la tripulación, que no se despertó sino á la voz del almirante, que á los primeros gritos del mozo, alarmado del ruido, saltó de su litera, y subió á cubierta para remediar el siniestro, antes que ninguno pensara que hubiesen varado. En un abrir y cerrar de ojos acudieron los pilotos con el contramaestre que le tocaba estar de guardia aquella noche.

Mandó Colon echar al agua la canoa que pendia de los pescantes de popa de la Santa María, cargarla con un ancla, é ir á echarla á cierta distancia por la popa. El contramaestre y los marineros saltaron en se-