Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/327

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lon no vaciló en mostrarle su diploma, y no bien el co- mandante don Alvaro de Acunha hubo recibido la rela- ción del oficial, vino con grande aparato, al son de trom- petas y timbales á visitar al virey y ponerse á sus ór- denes. La nueva de la descubierta del nuevo mundo por un bajel, á la sazón anclado en el Tajo, corrió con la rapidez de una cKispa eléctrica de un estremo á otro de Lisboa. No obstante el mal tiempo, una multitud de lan- chas rodeaba á la Niña. No era menor la sorpresa que la curiosidad, y todos daban gracias al señor por un su- ceso, que su corazón les decia ser de incalculables con- secuencias. La voz del pueblo era una en proclamar, que tamaña gloria recala sobre Castilla en recompensa del celo de sus monarcas por la relijion.^ Después del pueblo tocó su vez á los grandes. Al dia siguiente, personajes de cuenta, y hasta del mismo go- bierno, vinieron á la Niña para ver y oir las maravillas de aquel otro mundo, que reputaran fabuloso. Los unos deploraban que el ref no hubiese acojido las ofertas de Colon, y los otros, bendiciendo á Dios, decian, que así premiaba la perseverancia de los piadosos soberanos de Castilla en propagar la doctrina de Jesu-Cristo.^ II. El Viernes 8 de Marzo, vino á sancionar un mensaje del rey de Portugal los testimonios que se habian tributa- ^ 1. "Dando gracias á Nuestro Señor, y diciendo que por la gran fé que los reyes de Castilla tenian, y deseo de servir á Dios, que su alta majestad les daba todo esto." Miércoles 6 de Marzo. . "Porque SS. AA. se trabajaban y ejercitaban en el acrecen- tamiento de la relijion de Cristo." Jueves 7 de Marzo.