Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/360

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
—280—

dad, que la calumnia y el espíritu de partido han exajerado mucho sus faltas, sobre todo, confundiendo la vida privada del militar con la oficial y regular que observó despues de su erección al pontificado; y que tal como fué, con sus buenas cualidades y sus defectos, comunes entónces á la mayoria de los grandes señores, mientras obró como heredero del primado de Pedro, ni cometió errores ni tuvo debilidades; pues ninguno de sus actos es defectuoso, sino por el contrario, como ha dicho Maistre, su bularlo es intachable. Y para que el legado del poder espiritual, contra quien no prevaldrán las artes del infierno, aparezca siempre garantido por la providencia de las faltas inherentes á la flaqueza humana, fué este mismo pontífice, á causa de sus debilidades y flaquezas, quien puso mas de reheve la infalibilidad de la santa sede.

Siguiendo el consejo de Cristóbal Colon, impetraron los reyes católicos del papa una bula, que les concediera las tierras que hablan descubierto á poniente, y las que todavía esperaban descubrir.

Cualesquiera que pudiesen ser las disposiciones personales de Alejandro VI hácia la corte española, no era dable acceder inmediatamente á la demanda, pues el caso requeria prudencia y parsimónia, por haber Portugal obtenido un privilejio para sus descubrimientos hácia oriente, y ser preciso evitar que, un favor hecho ahora á España, diese marjen á conflictos entre ambas naciones, en los reinados ó siglos sucesivos, y que la obra del apostolado acarreara sangrientas rivalidades entre dos pueblos cristianos. Se hacia menester una señal, una línea divisoria, y esa era la dificultad.

¿Dónde remataba el oriente? ¿en qué punto del espacio ilimitado de los mares principiaba el occidente? Tal era el problema que se tenia que resolver.

Nunca se sometió al pontificado una cuestión mas espinosa de jeografia y de política.

Segun las tradiciones de prudencia de la santa