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Ferrer después de la descubierta fueron las tres inteli- jencias, á las cuales fué dado comprender de la manera mejor el jenio, la virtud y el mandato celestial que re- cibió Cristóbal Colon.

 De las anteriores circunstancias y de los sentimien- tos de Ferrer, manifestados tan á las claras, se deduce, no obstante el silencio de los historiadores, que durante su permanencia forzada en Burgos sostuviera el virey de las Indias sinceras relaciones con el joyero que, sin saberlo, se veia hecho amigo suyo antes de manifestar- se públicamente su admirador.


III.


 A principios del otoño tornó á Burgos el. rey don Fernando. No habia á la sazón en las arcas del tesoro ni una blanca, ni en los puertos bajeles ni tripulantes para ejecutar la espedicion convenida; pero Isabel, sin embargo, dispuso se destinaran seis millones de mara- vedís con el objeto de proveer á ella.

 El 20 de Octubre entró en la bahia de Cádiz el pi- loto Pero Alonso Niño conduciendo tres carabelas pro- cedentes de la isla Española, y en lugar de trasladar- se en el acto á la corte, se partió primero para Huel- va para visitar su famiha, y se contentó con dar parte de que traia un cargamento de oro. Gozoso de Ja nue- va, don Fernando distrajo en seguida la cantidad con- cedida al almirante para invertirla en fortificar al Rose- Uon, amenazado por los franceses, y mandó tomar una