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AZULEJOS DEL ALCÁZAR

una estrecha faja, también de estrellas, muy sencillas, verdes y blancas,[1] y rematan los zócalos otras dos más estrechas, la inferior de dobles cintas meladas y verdes enlazadas unas con otras, y la superior de almenas dentelladas. Las irisaciones que han adquirido estos ornatos durante el transcurso de los siglos, aumenta singularmente su belleza, pues, en muchas partes, al ser heridos por la luz, semejan placas de nácares y oro.

Una extensión de 161,20 metros comprende todo el riquísimo zócalo del Patio, y no puede menos de sorprender, además del esplendor de la obra, la pericia de los azulejeros que se emplearon en el corte de los millones de piezas que constituyen la riquísima labor del mencionado Patio, en cuya obra alardearon aquellos maestros en muchos sitios, de su habilidad, como se observa en los centros de algunas estrellas, que están compuestas por 33 piezas, siendo su tamaño total el de 6 centímetros. En otras partes las referidas estrellas son de una pieza de esmalte dorado ó cobrizo de otros 0´6, piezas estas últimas que tenemos



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pleó en otras construcciones del mismo recinto, parece que hubo de hacer referencia á ellos el poeta, al emplear la voz sachach, como acontece eu el llamado Mirador de Lindaraja, donde se lee el siguiente verso que traduce el malogrado académico D. Emilio Lafuente y Alcántara en sus Inscripciones de Granada.

Este (es) el palacio de cristal: El que le mire..... le tendrá por un Océano pavoroso y le causará terror.

Entendiendo que el poeta aludía en este verso al palacio de cristal de Salomón, de que habla la Sura XXVII del Korán y que la reina de Sabà creyó era un Océano (Aleya 44). Nosotros sin enbargo, juzgamos que en este pasaje se hace referencia á los aliceres llamados sachach por la vitrificación ó esmalte que los constituye, según se desprenda de las palabras de Aben-Said ó Aben-Zaide. Por lo demas hallamos empleada la palabra salich.... para designar los alicatados, en las inscripciones núms. 8 y 10 de la Torre de la Cautiva (verso 3.º) donde se lee respectivamente.

(hay) labores de azulejos en sus paredes y pavimentos que parecen labores de brocado en el estuco y en los azulejos (hay preciosas obras, etc.

Como se desprende del testimonio nada interesado que nos ofrecen estas inscrípciones, aludiendo como va indicado á los alicatados que revestían el zócalo de sus muros, fué para los árabes la voz salich suficiente á designar, cual en el texto afirmamos, los dos procedimientos aludidos de la industria cerámica.» Amador de los Ríos. Mosáicos Aliceres y Azulejos. Mus. esp. de antgs. Tomo VI, fóls. 198-99,

  1. El mal estado en que se encontraba este plinto obligó á hacerlo nuevo casi todo, en el año de 1901.