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LA CERÁMICA VIDRIADA EN SEVILLA

Etiopía, la Siria y el Egipto, país al que los geógrafos antiguos dividieron en Arabia Desierta, Pétrea y Feliz, y en el cual, hallábase establecido un pueblo de salvaje virilidad, en extremo apasionado, y por consiguiente, tan vehemente en sus rencores, como bizarro y generoso. En el siglo VII, un hombre excepcional, nacido en la Meca, propúsose concluir con la idolátrica división que en él imperaba, y predicando la unidad religiosa y recitando en las plazas públicas las suras del Koran, prometía á los buenos eterna recompensa en celestiales mansiones, rodeados de deleites inefables, cuyas promesas arrastraron tras de él numerosos sectarios, con los cuales en pocos años logró señalados triunfos contra sus enemigos los Coraixitas, conquistando la Meca, y siendo al cabo proclamado sobre la colina de Al-Safah, primer jefe y pontífice del Islamismo. Muerto Mahoma sucedióle su discípulo Abubekr, continuador de la obra de conquistas comenzada por el Profeta, para cuya realización uniéronsele innumerables fanáticos partidarios, arrastrados por los maravillosos relatos que les hacía, los cuales obedeciendo sus órdenes penetraron en la Siria, la Mesopotámia y la Persia, regiones que sucumbieron á su formidable empuje; pero no satisfechos aún, enarbolaron sus estandartes en los muros de Alejandría, extendiendo nuevamente su imperio sobre el África, hasta Ceuta y Tánger con la región Mauritana. Estos hechos, acaecieron durante todo el siglo VII, al finalizar el cual, había sido encargado Muza-ben-Nosayr, futuro conquistador de España, de la pacificación del Magreb, cuyo gobierno obtuvo del califa Al-Walid, consiguiendo que los vencidos abrazasen el islamismo. El ejército, pues, con que Muza, se enseñoreó de Andalucía es fácil comprender de qué elementos estaba formado; así no es de extrañar que egipcios, sirios y bereberes con otros más procedentes de las partes sojuzgadas de Asia y África constituyesen el ejército invasor de la Península ibérica. Hay que advertir que en este tiempo, la actividad de los conquistadores de las comarcas orientales se concentró en las obras de la civilización, y que el reinado de los primeros Abasidas fué la época de mayor esplendor para los árabes del Asia. Las artes, las ciencias, las industrias y las relaciones comerciales alcanzaron no-