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PERÍODO MUSULMÁN

dos siglos después de la invasión; esto prueba que se necesitó tiempo para que el genio de aquel pueblo, fecundado por la savia de otros, entre ellos por el hispano-cristiano, alcanzase su florecimiento: y al decir monumentos árabes notables, omitimos la gran mezquita de Córdoba, por su filiación bizantina, empezando acontar desde el período almohade, que debe ser considerado como el de verdadera originalidad. No es posible detenernos en el examen crítico de todas los teorías sustentadas por doctos arqueólogos, desde los que niegan el concepto de que los bizantinos enseñaron á los árabes, hasta los que suponen que éstos se asimilaron todos los estilos, gustos y maneras de los monumentos que hallaron en Persia, en Siria, en Cartago, en Sicilia, en la Italia meridional y en España; y no falta tampoco quien afirme, que su sistema arquitectónico, en cuanto no sea original, tenía sus antecedentes en el Oriente, y sus procedimientos decorativos eran ante todo y sobre todo orientales. Inspiráronse ellos en las fuentes mismas donde beberían sirios, griegos y romanos; no fueron los bizantinos sus maestros, sino sus copartícipes en esta enseñanza y adestramiento; si se. quiere diremos que entre la exornación árabe y la bizantina hay relación de parentesco; pero éste no es ascendente ó descendente, sino colateral.* Dejando pues, aparte estas cuestiones, que ellas sólo ocuparían un volumen, volvamos á nuestro propósito, y tratemos de esclarecer el hecho fundamental de si el estilo arquitectónico de los almohades nació en Andalucía ó nos fué importado por ellos desde el África. Creemos que con mayor fundamento puede aceptarse la opinión de los que aseguran que en España no hablan desaparecido las cultas tradiciones de latinos y visigóticos; convengamos también en que no debe desdeñarse por insignificante la opinión de Ben-Said ya citada, y convengamos, también, por ultimo, en el hecho harto significativo, que viene á corroborar lo manifestado por aquel escritor granadino, y es precisamente, que las grandes fábricas marroquíes, como las torres de Hasan, Marrakésh, Shellah, Agadir, las llamadas de Mansouriah, de Sidi Halui y de Sidi-J.-Hasan de Tlemcen, con otros muchísimos monumentos más, son poco posteriores, ó acaso contemporáneas, con las que produjo la dominación almohade en