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X—LA NUEVA HESPERIA

Aniquílale, como árbol que en la umbría se derrumba, y levanta encima de él la torre de Hércules, en donde un faro releva de noche el astro diurno, velando aquellas tierras y mares como pupila de Dios.


Allí, de amigas olas al arrullo, labráronse un nido, en el que hicieron vida de emparejadas palomas. Galicia, y la más potente de sus antiguas ciudades, con sus campos y rebaños ha heredado sus nombres.


La mar en que la altiva y hermosa Coruña se refleja, verá nacer á Elcano, que temerario llevará á cabo la empresa de seguir al sol en su carrera, y dirále la tierra:—Tú el primero has sido en circundarme.—


Y Luso ¿á dónde se dirige? Duero y Guadiana le vieron coligarse con hombres de aire marcial y marinesco; no se menciona si halló un trono ó un sepulcro; háblase tan sólo de la recién nacida Lusitania.


Al frente de su menguada falange, faldea el griego, gigantesco como ellas, las sierras de Granada, y, por cuencas y derrumbaderos encaminándose al Oriente, costea los mares á que abrió las puertas de Gibraltar.