Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/9

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aceptemos sin más todos los juicios de Veyne, muchos de los cuales nos resultan caprichosos o equivocados. Significa que una forma tradicionalmente tratada como poesía "menor", se constituye en un destacado centro de interés para la comprensión de la historia de la cultura occidental. Más recientemente y enotro modo hermenéutico, reaparecenuestro tema en Die römische Liebeselegie de Holzberg, materia de estudio sobre la que no resulta reiterativo volver. Muy probablemente esto expresa una simpatía básica entre la sensibilidad estética contemporánea y la que se percibe en los elegistas', no porque se los admire o se obtenga innegable placer de la lectura de a menudo malas traducciones, sino porque pareciera muy sencillo saber de qué hablan. Los siglos preceden- tes, e incluso una buena parte del siglo XX, han reconocido en la elegía al poeta confesional, pero es posible que lo que en ocasiones la crítica contemporánea ha calificado de ingenuidad hermenéutica, quizá simplemente haya sido un acuerdo tácito de convenciones según el cual el moderno no ha interrogado al antiguo en cuestiones acerca de las que él mismo no consideraba interesante hablar. Esta práctica de lectura sigue siendo habitual en nuestros días, pese a los reclamos de la crítica que propone restituir el mérito de los elegistas al ámbito que reconocen legítimo, destacando el ingemium poético y un virtuosismo retórico capaz de construir un imaginario erótico estructural para las culturas del occidente. De alguna manera, y por el lado que sea, ellos son reconocidos como posibles antepasados, o correlatos, de la sensibilidad moderna (evitare- mos, en general, referirnos al status cultural actual en términos de "posmoder- nidad" para no detenernos en discusiones en las que sería inevitable entrar de apelar a este término) en sus ambivalencias y contradicciones, en la retórica de las pasiones, el contraste de los estados emotivos, en el escepticismo hacia lo político y lo militar, en la proclama de la guerra amatoria como única milicia genuina (militant omnis amant), en fin, en las fatigas de un amor que se enuncia como programa existencial, asociado con "vida" y poesía. Los elegistas son, por otra parte, individuos que, afincados en su diferen- 'Hemos optado por emplear el término «elegista» para referirnos al poeta elegiaco, so riesgo de producir clerta alarma en el purismo académico; nos resulta particularmente incómoda la sustantiva- ción a que obliga el empleo de «elegiaco» - en especial en singular - y, por otra parte, estimamos por completo correcta la derivación «elegista» de relegia»(a la manera de prosa/prosista, o de arte/artista) como posibilidad del castellano.