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El salon en 1810.

talento i una instruccion notables para una mujer de su época, i un valor, una abnegacion i constancia dignas de un conquistador. Todos estos dones de la naturaleza, suficientes para hacer de esa mujer una gran figura, fueron despues realzados por el martirio, por la sombra del patíbulo de los Carreras, que ha dado a ese apellido un tinte de melancólica grandeza.

Así, dominando en los salones mujeres tan brillantes, se comprende cómo los hombres de aquella época les concedieron influencias políticas en la marcha de los acontecimientos i como el espíritu de aquella jeneracion se elevó tan alto. Se habria querido ser un héroe solo para atraerse la admiracion i el aplauso de semejantes mujeres.

A la edad apénas de veinte i cinco años ya era doña Javiera Carrera uno de los consejos i uno de los brazos de la conspiracion libertadora. Su salon fué el verdadero hogar de la revolucion. Allí se concentraron, buscando un confortable abrigo, todos los hombres i todas las ideas de la época; allí fermentaban las cabezas i tomaba cuerpo i brios la revolucion.