Página:Los ultimos romanticos.djvu/57

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Tanawan; en Tanawan cogieron una calesa. Salvos, en medio de la Laguna de Bombon, sin más testigos que el par de forzudos banqueros, que, creyéndolos esposos, maldito si apreciaban sus cariños, harto golpeados de fatiga en el constante bogar. Adelante, adelante, marchaban á la vida, á la gloria, al amor.

Cuando llegaron á la Isla, las primeras estrellas se encendían en el aire. Y en la isla toda, un alboroto con la llegada de los románticos y con temor á aquel coloso, que vomitaba fuego como nunca.

Mientras la vieja, acompañada de las mujeres del populacho, admiraba y halagaba á la señorita de su hijo, tan blanca, tan suave, tan dulce, que la compararon á la flor de los naranjos, el viejo hablaba á Andong sériamente: