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La cultura estética es un poderoso educador del sentimiento; los puros y desinteresados deleites que la contemplación de la belleza artística proporciona, son otros tantos incentivos del sentimiento, que lo depuran y dignifican.
24. La voluntad perfeccionada, predominando sobre las pasiones y los cálculos, se denomina carác- ter ó fuerza. Esta cualidad es la que eleva al hombre; la más meritoria, puesto que es la más personal, no proviniendo, vomo la belleza ó el talento, de la natu- raleza.
El carácter se consigue por una disciplina inflexi- ble en la práctica del bien. Los más gloriosos triun- fos son los que alcanza el hombre sobre sí mismo en la lucha que sostiene contra las sugestiones ¡legitimas.
Conservar integra la libertad, eximiéndola no solo de servidumbres exteriores, sino de la tirania de errores y pasiones; fortalecer la voluntad contra todos los obstáculos, mantenerla constante y firme en la senda del bien, esto constituye la fuerza ó el carácter.
25. Dignidad personal.—De la fortaleza ó carácter nace la dignidad personal, que es el aprecio que hacemos de nosotros mismos como agentes raciona- les y libres.
El hombre jamás ha de rebajarse, y ha de respe- tar en si mismo y hacer respetar en él, por los demás
