ciedad el único estado en que puede el hombre ejerci- tar ampliamente sus facultades y elevar su dignidad moral.
Las relaciones sociales no tienen su origen en la brutal usurpación de la fuerza, ni son una obra artifi- cial, producto de la pura convención de los contra- tantes.
Nadie duda que el hombre es un sér inteligente, li- bre y sensible, y que, por lo tanto, sus necesidades morales y fisicas exigen para su satisfacción el estado social. Si por <a naturaleza no hubiese de vivir en sociedad, inútiles serian las facultades del alma, y sobre todo el lenguaje, por el cual se comunica con sus semejantes.
La teoria del pacto social es históricamente falsa, porque este hecho no se consigna en ninguna parte, y las utopias que se apoyan sobre pretendidos hechos, se desvanecen si estos no se comprueban.
La teoría del contrato social supone el hecho que pretende explicar, porque el contrato implica la re- lación de los hombres. Los pactos no obligan sino á los contrayentes: ¿cómo se explicarian entónces por esta doctrina las sociedades actuales?
La teoria del contrato degenera el carácter y origen de la ley, haciéndola depender del capricho de los hombres, cuando deriva de la naturaleza y se funda en la razón y en la moral.
