He hecho varios esfuerzos en México, adquirir un retrato del General Santa Anna con el propósito de presentarlo ante ustedes; pero he no podido encontrar ningún grabado o litografía, y las imágenes al oleo están malhechas, sin hacer justicia a su muy característica cara. En esta época de autógrafos, sin embargo, cuando todas las personas los coleccionan, y unos pocos incluso abajo, tratan de leer la mente de un hombre en su firma; he pensado que los del Presidente y del finado emperador Iturbide, podrían ser interesantes, y por lo tanto, les adjunto. La de Santa Anna es firme, clara y distinta; mientras la de Iturbide, aunque fuerte y suficientemente decidida en sus líneas, aun tiene una manera maltrecha, que indica quizás demasiado la debilidad de muchas partes del carácter de ese héroe.